A medida que iban llegando al apartamento de Jimin, que se encontraba a cinco minutos de la Sede, se dio cuenta de que algo horrible había sucedido.
No había signos externos que alentaran problemas. Pero había algo, la noche era demasiado tranquila. La oscuridad parecía casi ominosa. Varios de los apartamentos tenían luces que brillaban a través de sus ventanas, pero el apartamento de Jimin parecía estar cubierto de oscuridad. Un escalofrío recorrió a Yoongi. Una de las cosas que había aprendido durante el tiempo que había visto al cambiaformas más joven, era que la oscuridad lo aterrorizaba.
El pánico dio paso al terror. En el mismo momento otro coche se detuvo junto a ellos. Por alguna razón, no le sorprendió ver que era Victoria. Jimin y ella eran casi tan cercanos como hermano y hermana, y se vigilaban uno al otro.
Victoria saltó fuera del coche sin ni siquiera tomarse la molestia de apagar el motor. Su rostro pálido estaba teñido por la preocupación, y las lágrimas agrupadas en sus ojos negros. Ni siquiera reconoció a Yoongi, en cambio, fue a la puerta. Golpeando, gritó: —Jimin, abre ahora mismo. ¡Por favor!
La noche se hizo más opresiva mientras los segundos pasaban y Jimin no respondía. Un sonido suave de angustia llenó el aire. Le tomó un momento a Yoongi darse cuenta que el ruido procedía de él.
Victoria siguió golpeando la puerta, su voz cada vez más fuerte y más desesperada. Por último, se dio la vuelta y le dio a Yoongi una mirada suplicante. —Tenemos que entrar ahí. Sólo sé que Jimin tiene problemas y no tenemos mucho tiempo. Morirá si no lo ayudamos.
Yoongi no necesitaba más preguntas. Corrió y comenzó a patear la puerta. No sería un soldado, pero aún se mantenía en forma, además de que tenía una fuerza mayor debido a su lado cambiaformas. Sólo le tomó unas cuantas patadas antes de que la cerradura cediera y la puerta se abriera de golpe.
Guiándose con la luz de su móvil, corrió hacia el interior. Podía oír a Sana y Victoria siguiéndolo. Yoongi examinó la pequeña sala de estar y la cocina antes de correr por el pasillo hasta el dormitorio.
Se detuvo en la puerta. Jimin estaba en la cama, tenía los ojos ligeramente abiertos y vidriosos.
—No —protestó Yoongi corriendo hacia él.
Una vez que se acercó, pudo ver la gran mancha de sangre que marcaba las mantas. Yoongi tomó una bocanada de aire agitado antes de ordenar: —Que alguien encienda las malditas luces.
Victoria golpeó el interruptor y Yoongi dejó escapar gemido cuando consiguió un buen vistazo de los daños. Había mucha más sangre de lo que originalmente había pensado, el líquido de color rojo brillante empapaba la ropa de cama y el colchón. Una mirada a las muñecas de Jimin y Yoongi supo de dónde venía. Los cortes profundos y verticales estropeaban la piel pálida de Jimin, las heridas en el brazo izquierdo eran tan profundas que Yoongi podía ver los músculos subyacentes.
—Llama a la Sede y que envíen aquí lo antes posible el transporte médico —Sana le ordenó a Victoria.
Mientras Victoria sacaba su móvil, Sana corrió hacia el otro lado de la cama y puso tres dedos en el cuello de Jimin. — Mierda, no tiene pulso.
Esas palabras hicieron que una ola de desesperación abatiera a Yoongi, pero al mismo tiempo, eran la patada en el culo que necesitaba. Agarrando dos camisetas de la cómoda, las presionó directamente sobres las heridas de Jimin. —Inicia las compresiones torácicas. Todavía está caliente como para que podamos traerlo de vuelta.
Sana lo miró a los ojos por un breve momento antes de decir: —Bueno, tenemos que trasladarlo al suelo.
Victoria terminó la llamada y fue capaz de ayudar a Sana a mover a Jimin, lo que le permitió a Yoongi mantener la tela en las muñecas del tigre. Una vez que lo asentaron en el suelo, Sana comenzó con las compresiones.
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Serie de los CP 19 - Las Complicaciones de Yoongi
FanfictionSerie de los Cambiaformas Perdidos 19 - Las Complicaciones de Yoongi RESUMEN Algunas veces la realidad es más peligrosa que la ficción. Desde que el cambiaformas Yoongi se unió a la coalición para trabajar como psiquiatra de la misma, ha tenido dos...