❀ 𝙿𝚛ó𝚕𝚘𝚐𝚘 ❀

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Pasos acelerados resonaban con un eco distintivo solo por la forma de correr de aquella persona. Entrecortados y sobre todo torpes. Cualquiera diría que se trataba de un niño, pero estamos hablando de Rodrigo, un adulto de 22 años que estaba llegando tarde a entregar su informe semanal.

Ojos esmeralda y pelo castaño, cejas marcadas y labios cargados. Alguien que podría considerarse bonito. Enfermero y psicólogo desde hace solo un mes en uno de los hospitales más atareados y ocupados de su país. Estudió psicología y grado de enfermería desde hace ya cuatro años que para él pasaron muy despacio.

Pero había valido la pena, porque tenía el trabajo que tanto había deseado, aparte de que el sueldo no estaba nada mal.

Y no quería tirar todo eso por la borda por no entregar un informe. La verdad es que siempre fue alguien bastante despistado y descuidado con sus tareas-aunque algunas veces consigo mismo-y es que eso era lo que menos le gustaba sobre su personalidad.

-¿Otra vez tarde para el informe?-Habló de pronto la recepcionista del ya casi vacío hospital-.

-¡No volverá a pasar!-Dijo mientras seguía corriendo con los papeles chocando entre sí-.

La señora se limitó a negar para ella misma a la vez que veía desaparecer al joven de estatura baja de su vista. Verlo correr de un lado al otro se había hecho un hábito.


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El corazón de Rodrigo latía muy rápido debido al esfuerzo de haber subido dos pisos por las escaleras, ya que desgraciadamente habían deshabilitado el ascensor y la oficina de su jefe estaba en la tercera planta.

Desde luego un trabajo duro para el no entrenado castaño, que llegó casi sin aliento a su destino.

Luego de respirar hondo, tocó tres veces la puerta de su superior para que poco después se oyera una voz masculina desde dentro dándole permiso para pasar. Despacio fue abriendo la puerta hasta que pudo ver la figura de su jefe, el cual estaba sentado en su escritorio recogiendo sus cosas, a punto de irse.

-Hola Rodrigo, no sabía que vendrías ¿Qué te trae por aquí?

-Amm, si, perdón. Vine a entregar el informe.-Extendió su mano acercando los papeles al contrario-. Un poco tarde pero bueno...

El señor se limitó a quedarse callado mientras veía los resultados que le acababa de pasar el de estatura baja. El informe contenía la información y evolución de todos los pacientes que Rodrigo había atendido en una semana entera.

Como siempre, todos habían mejorado notablemente y algunos llegaron incluso a recuperarse. No era algo que sorprendiese al doctor, ya que a ese punto sabía que todos los pacientes que fueran atendidos por el castaño mejorarían mucho más rápido por la carisma y personalidad que este tenía. A parte de claramente su talento y atención que lo hacía destacar entre los demás muy fácilmente.

Se acomodó las gafas que empezaban a resbalar por la punta de su nariz para después empezar a hablar.

-¿Te importaría...sentarte un momento? Solo serán cinco minutos.

-Vale...-Dijo casi en un susurro tembloroso, creyendo que le iban a echar la bronca por entregar el trabajo tarde. Su jefe siempre lo intimidaba-.

El de ojos verdes se sentó automáticamente en la silla, quedando enfrente del contrario. Acomodó sus brazos y echó su cuerpo sutilmente hacia adelante, para que unos segundos después empezara con la mala costumbre de mover continuamente su pierna derecha en un rebote vicioso. Ese detalle era lo único que delataba su nerviosismo, ya que por lo demás  aparentaba estar tranquilo.

-Hace poco nos llamaron pidiendo una cita. Siendo más concretos, pidiendo un tratamiento para un caso grave de Hafefobia.-Comentó en un tono serio mientras que abría un cajón-. Supongo que sabrás lo que es, ¿no?

-Claro que sí.-Asintió-. Se trata del temor a ser tocado físicamente por otras personas, generando ansiedad como respuesta. Según la definición que da el diccionario-Decir eso lo hizo sentir ridículamente listo-.

-Exacto.-Musitó a la vez que le entregaba en mano lo que parecía ser la información personal de un paciente-.

Los ojos de Rodrigo no tardaron en mirar el expediente de forma curiosa y atenta.


<<Iván Buhajeruk, 22 años>>


El castaño empezó a leer en su mente todos los aspectos que le decían más sobre aquel chico, haciendo un pequeño esquema mental para hacerse una idea de quien y como era.

<<Abusos sexuales a la temprana edad de 16 años. Situación familiar muy complicada. Signos de posible depresión post-traumática. Insomnio. Poco contacto con el exterior. Antiguos psicólogos fueron un total fracaso. Desconfianza>>

Sin duda podía imaginarse la causa de su enfermedad muy fácilmente y leyendo lo que habían escrito sobre él, se hacía una idea de lo duro que lo había pasado. Le parecía injusto el que algunas personas lo tuvieran tan difícil.

-Quiero que tú atiendas a ese chico.-La voz de su jefe interrumpió sus pensamientos-.

-¿Perdone?-Su cuerpo se había puesto rígido de un momento a otro-.

-Como lo oyes. 








Holaaaaaaaaa, nueva historia. 

Para el desarrollo de esta tengo la intención de hacerlo intermedio. No quiero que sea muy larga ni muy corta. Me pasé investigando sobre esta enfermedad un montón, así que hay motivación para escribir. 

Los capítulos serán más largos, esto solo es el prólogo. 

Y como siempre, votad/comentad si os va gustando. Porfa decidme si tengo faltas ortográficas. Las críticas constructivas también las quiero oír. Os amooooo <3


839 palabras.

22/11/23    





𝙷𝚊𝚏𝚎𝚏𝚘𝚋𝚒𝚊 - 𝚁𝚘𝚍𝚛𝚒𝚟𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora