❀ 𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟼 ❀

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-Va a ser algo tranquilo, no te preocupes.- Rodrigo habló, un tono amigable pero a la vez sumido en lo que era su trabajo-.

Iván se lo estaba pensando. Sabía que en un momento tendría que someterse a al menos un poco de contacto físico, pero la idea de ello le provocaba una inmensa inseguridad. Sus ojos se levantaron del suelo para mirar a su psicólogo y seguidamente al reloj en la pared. Solo quedaban diez minutos de sesión...

-Si no quieres solo tienes que decírmelo...-Volvió a intervenir el castaño, viendo la indecisión en los actos de su paciente-.

El pelinegro tragó suavemente mientras que su mano intentaba calmar sus nervios, agarrando el borde de su sudadera un poco más fuerte de lo normal. 

-No...no es eso.- Susurró casi con una voz temblorosa, todavía pensándolo. De todas formas, se dijo a si mismo que para mejorar al menos un poco, debía hacer caso al contrario.- Está bien. Puedo hacerlo.

Rodrigo sonrió suavemente ante esto, viendo como Iván se estaba esforzando en seguir la sesión de manera correcta.

-Excelente.- Con esto, cogió con su mano la silla de madera, para arrastrarla solo un poco más hacia adelante, acercándose poco a poco pero de manera continua-. 

El más alto se acomodó en su propio sitio, rigiendo su espalda mientras que sus manos ahora jugaban nerviosamente entre sí. Miró detalladamente como el más pequeño recortaba la distancia en pocos segundos, hasta que sus rodillas casi se tocaban, algo que hizo que tuviera que coger aire y echarlo seguidamente.

-Bien...¿Con que te gustaría empezar?- Preguntó en voz baja, inclinando su cuerpo lentamente-. 

-Uh?

-Dijiste que tus amigos te daban la mano, o simplemente te daban un toque en el hombro. ¿Cual de las dos te apetece probar antes?- Aclaró rápidamente el ojiverde, intentando no sonar muy insistente para no asustar-.

-Uhm, bueno...dar la mano no parece una mala idea...

-Genial, entonces haremos eso primero. 

Rodrigo empezó a extender su mano cuidadosamente hacia delante, fijándose en no ser muy brusco para no causar alguna inseguridad más dentro de su paciente. Iván observó esto, y dejó de mover sus manos para tranquilizarse al menos un poco y no verse tan vulnerable solo por el simple gesto de darse la mano.

En cuanto paró el movimiento de su extremidad, el pelinegro suspiró y movió su mano para intentar encontrarla con la otra. Sus dedos saltaron hacia atrás un poco en cuanto la punta de estos hicieron el primer contacto con los del contrario, casi como si se tratara de un autoreflejo instalado dentro de él.

-No te preocupes, no muerdo.- Bromeó levemente, intentando hacer que la tensión que había dentro de la sala bajara un poco-.

El de ojos marrones dirigió su mirada hacia la del ojiverde al oír esto, sus palabras tranquilizándole solo un poco a la vez que seguía avanzando de manera tortuosamente lenta, para, al final ambas manos encontrarse estando palma con palma contra la otra. Iván cerró los ojos, dándose cuenta de que había exagerado tal vez un poco al ponerse nervioso, al fin y al cabo, no era para tanto. Incluso, la piel del castaño se sentía...extrañamente suave, como si se tratara de una manta que te abraza en el frío de la noche. Estaba...bien.

𝙷𝚊𝚏𝚎𝚏𝚘𝚋𝚒𝚊 - 𝚁𝚘𝚍𝚛𝚒𝚟𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora