❀ Capítulo 2 ❀

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-De primeras quiero preguntarte, por qué  crees que tienes esta fobia.-Dijo el castaño recalcando la palabra destacada-. No las razones que te da tu familia, ni amigos o conocidos. Lo que tú pienses.

Iván se quedó en silencio durante unos segundos, pensando bien en qué responder. Su pierna derecha rebotaba contra el suelo constantemente, delatando lo nervioso que se puso en cuánto Rodrigo hizo esa pregunta. No le gustaba indagar en su pasado.

-Yo...-Suspiró mientras que le temblaba la voz-. Con 16 años, abusaron de mí.

El de ojos verdes no estaba sorprendido, en el informe que le habían dado ya constaba esa información.

-Pero no creo que sea solo por eso.-Continuó Iván a la vez que su mano se movía hacia su boca, empezando a mordisquearse las uñas-.

-Vale, entonces cuéntame todo lo que tenga que saber.

El más alto dirigió su mirada hacia el reloj que estaba en la pared. Quedaban 30 minutos de sesión, por lo que tenía mucho tiempo que aprovechar.

Inspiró lentamente por su nariz mientras cerraba sus ojos y cinco segundos después los volvía a abrir, para empezar a hablar.

-Muy pocas veces he recibido cariño por parte de mis padres. Desde que se separaron no volvieron a ser los mismos. Mi madre consiguió mi custodia, pero a este punto hubiera preferido vivir en la calle que con ella.

Siempre me dejó muy en claro lo que ella pensaba sobre mi.

"Fuiste un error", esa era la frase que siempre repetía. Después agregaba un "aun así te quiero" creyendo solucionar todo, pero en realidad solo lo empeoraba.

Mi padre no era mucho mejor. Cuando podía ir a visitarlo había dos opciones: Encontrarlo totalmente borracho o que al llegar a su casa, ni siquiera estuviera en ella. Casi prefería la segunda opción, ya que con la primera corría el riesgo de que me hiciera algo. Aunque nunca llegó a hacer nada físico, sus comentarios estando ebrio, eran más brutales de lo normal.

Cosas como: "Me da igual si desapareces, puedo tener más hijos sí quiero" o "solo eres una carga" terminaban doliendo bastante.

Los únicos que estuvieron ahí para salvarme de ese infierno fueron mis abuelos. Ellos consiguieron que me quedase a vivir en su casa. Pero meses después, mi abuela murió y mi abuelo la siguió por tristeza. Al ver que mis padres no estaban capacitados para mi educación y salud me instalaron en un internado.

No era nada malo, incluso parecía decente. El primer año que estuve allí me lo pasé bastante bien. Había hecho amigos y sentía que de vez en cuando podía permitirme sonreír y disfrutar de esa vida sin estar escuchando la voz de mi madre o padre criticándome por mi forma de ser o por simplemente existir.

Pero... todo lo bueno acabó, ya que al cumplir 16, uno de los cuidadores del internado...-Su voz se pausó al ver cómo se quebraba poco a poco-. Abusó de mi. 

Y aunque aquel señor fue arrestado y encarcelado por hacer lo que hizo, el recuerdo de aquel día sigue vívido en mi cabeza. Es asqueroso, desagradable y triste sentir que perfectamente puedes olvidarte de donde dejaste las llaves del coche y no poder olvidarte de...-Una característica sensación de nudo se formó rápidamente en la garganta del pelinegro a la vez que sus ojos empezaban a humedecerse lentamente-. Eso...

Lágrimas empezaron a recorrer las pálidas mejillas del paciente, que intentaba ocultar poniendo su mano delante de sus ojos y mirando constantemente a otro lado. Odiaba que lo vieran tan vulnerable, llorando por su pasado que supuestamente había "superado". Aunque ese acto demostraba todo lo contrario.

𝙷𝚊𝚏𝚎𝚏𝚘𝚋𝚒𝚊 - 𝚁𝚘𝚍𝚛𝚒𝚟𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora