Los ojos como una ventana al corazón. Parte 2

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A partir de entonces, la consideré como mi hermana, una persona confiable, alguien a quien podía contarle todo sin ningún problema.

Pasaron los meses y ya no me importaba mucho la presencia de mi prometido. 

Para mí, era más una formalidad saludarlo e invitarlo a jugar. Si quería venir, jugaba un rato con él, pero si no, simplemente traía a Luna a jugar conmigo, sin importarme la etiqueta de "tiempo en pareja".

También me volví buena para ver la actitud que tenían las personas solo viendo sus ojos y, irónicamente, desde que dejé de darle mucha atención, pude ver que Frederick cambió un poco su actitud fría y aburrida hacia mí. 

Solo un poco.

Pasó el tiempo y llegó mi afamado cumpleaños número 10. Era un día muy especial, ya que después de este día, empezaría oficialmente mi entrenamiento formal como caballero y más adelante como mago.

Sin embargo, lo más importante de ese día era elegir a aquellas personas que me acompañarían en este entrenamiento, es decir, los "amigos sociales" que acompañarían a los miembros de la realeza en su primer paso al mundo del poder.

En cuanto a los candidatos, Luna ya estaba confirmada, así que no hay necesidad de decir más. Frederick era obligatorio, aunque no quisiera ver su estúpida cara aburrida todos los días, no tenía más elección. 

En cuanto a los demás, supongo que los conocería en la fiesta.

Ese día, Luna y mi prometido llegaron temprano. Luna no estaba en el castillo, ya que el duque Lestia la había solicitado, supongo que para informarle sobre sus deberes como "amiga social". En cuanto llegó, inmediatamente la llevé a mi habitación.

En cuanto a Frederick, simplemente lo saludé y me fui con Luna. Ya en mi habitación, lo primero que hice fue quejarme de Frederick, algo rutinario.

"Pensar que tengo que casarme con ese tipo frío, haaa", le dije a Luna con pesar.

Ella solo me miró, pero no dijo nada, como siempre, aunque sus ojos... eran un poco diferentes.

"Tu sí que lo tienes fácil, Luna. Después de todo, puedes elegir a tu futuro esposo", volví a hablar, esta vez con cierta envidia.

Así es, Luna no tenía prometido. Ella era completamente libre de elegir su futura pareja.

¿La razón de esto? Su madre, la tía Leia, era una mujer que odiaba particularmente los matrimonios políticos y aquellos compromisos que no incluían la opinión de las partes. 

El duque Lestia amaba mucho a su esposa y como su ducado no tenía problemas que requirieran una alianza con otra casa noble, decidió respetar la memoria de su esposa fallecida dándole libre albedrío a Luna en lo que respecta a su matrimonio.

Honestamente, esas palabras que salían de mi boca solo eran una forma de desahogarme. No buscaba particularmente una respuesta de Luna, como era habitual.

Pero esta vez, ella respondió, y con una respuesta que no se me olvidaría nunca.

"Si tan aburrida estás de él, solo búscate un amante", lo dijo en su tono normal, pero... noté algo más.

Lamentablemente, su respuesta me conmocionó lo suficiente como para no poder responder ni siquiera pensar en lo que se refería.

"Lu-Luna, no bromees. Sabes que no podemos hacer eso, está mal", dije muy nerviosa.

No soy ajena a ese tipo de cosas, ya sabes, las relaciones extramatrimoniales. Desde que aprendí la etiqueta básica, me han dicho hasta el cansancio que una mujer virtuosa siempre respetará los votos del matrimonio, etc., etc.

Aerial Chronicles: ¡Soy el maldito villano!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora