Capitulo 5. Apuestas.

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-Imagino que tienes una buena razón para despertarme tan temprano -dije adormilado y rabioso por el sueño robado por mi amigo.

-¡Si que la tengo! ¡Es martes y tienes que llegar a todas las clases! -respondió Mauricio recordándome mis deberes.

-¡Ya estaba despierto! -mentí.

-Si, lo que tú digas Mario-dijo Mauricio. Lo escuché subirse a su auto -Recuerda que tenemos clase con la Sra. D, así que saca tu culo de la cama y muévete. Tienes exactamente 20 min. Pasaré por tu casa, más vale que te vea sobre tu moto con unas enormes gafas negras para que tapes la resaca que debes tener y dirigiéndote hacia la institución a la que tú, con tanto cariño, llamas el purgatorio en la tierra.

-Prácticamente ya estoy en la moto -respondí huraño.

-Por lo menos péinate y arréglate un poco -me dijo como si fuera un niño. Sonreí por lo bajo.

-Me urge acostumbrarme a estas horas de entrada -respondí mientras sacaba ropa del armario y entraba al baño -Por cierto Mau...

-¿Si? -dijo él.

-Gracias -dije.

-No es nada hermano -respondió.

Corte el teléfono y terminé de vestirme. Salí del baño y entré en la cocina para tomarme rápidamente un café. Reí por lo bajo al pensar que ahora Mauricio debía estar intentando despertar a Sebastián.

Terminé el café y tomé mis cosas. Salí de la casa y me acerqué a mi linda moto. La única mujer que nunca me reprochaba nada. A lo lejos vi el auto de Mauricio y sin seguir dando vueltas prendí mi moto y seguí su auto hacia la institución. Pronto llegamos.

-Mauricio ¿Acaso nunca te cansas de ser tan responsable? -preguntó Sebastián recargándose en el coche de Mauricio en el lugar habitual donde nos reuníamos antes de entrar a clases, con una nota de admiración hacia su amigo.

De alguna forma había logrado que se levantara de la cama para llegar temprano y además había llegado a una cafetería y había traído cafés para los tres.
El aludido solo se encogió de hombros.

-Solamente trato de asegurarme de que mis futuros socios no sean unos completos y verdaderos inútiles -dijo quitándole importancia y mirando distraídamente hacia otro lado para evitar las miradas de gratitud de nosotros.

-De todos modos un día de estos te lo retribuiremos -dije mientras sorbía un poco de café y miraba hacia otro lugar al igual que Mauricio en un intento por que la situación no se volviese más sentimental de lo que ya estaba.

-¡Eso es un hecho! -afirmó Sebastián mientras le daba un golpecito afectuoso a Mauricio. Ciertamente Sebastián era el más afectuoso de los tres, Mauricio el responsable... y eso me deja a mí el lugar de.... Soy el patán del grupo. Esa conclusión me hizo sonreír -¿Ves? ¡Hasta Mario esta sonriendo! Somos tan afortunados al tenerte Mauricio-dijo y le dio otro golpecito esta vez uno más fuerte provocando que Mauricio derramara un poco de su café.

-¡Genial! ¡Esta hirviendo Sebastián! -dijo cambiando la taza de mano y secándose la otra en la ropa de Sebastián.

-Lo siento -dijo resignado a que valía más dejar que se secara en él.

-Mira quien viene ahí -dijo Mauricio mientras prendía un cigarrillo y hacia que Sebastián sostuviera su café -¿No fumas hoy? -me preguntó sorprendido.

-Esta mañana me es más urgente tomarme este café para despabilarme un poco -dije.

En ese momento el auto al que había llamado mi atención y la de Mauricio se estacionó al lado de mi moto, justo enfrente de donde estábamos nosotros reunidos. De ahí se bajo primero Quijas, el cual fue al otro lado del auto y le abrió la puerta a... ______. Esta bajó con cuidado y tomando su bolso, le entregó una amable sonrisa a su compañero y se dispuso a caminar dentro de la Universidad.

Peligrosa Obsesión 'Mario Bautista y Tú'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora