Capitulo 22. Solo quiero saber una cosa.

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Sentí una pequeña punzada en mi pecho. Un enojo que me estaba carcomiendo las entrañas. Nuestras respiraciones aún eran agitadas.

¿Por qué demonios no cede? ¿Por qué demonios me hace esto? Sus ojos estaban clavados en los míos. Sus ojos eran una extraña mezcla de confusión y algo de miedo.

-Demonios... -dije y me alejé de ella.

Tomé mis llaves, mi teléfono y mi camisa, que estaban encima de la mesa de mármol. Caminé hasta la puerta y salí de allí cerrándola con fuerza. Tenía que salir de allí, antes de que ella acabara conmigo. Cuando salí afuera miré a mí alrededor. ¿A dónde iba a ir ahora? Tomé mi celular y lo miré. Busqué el número de Mauricio y marqué.

-¿Hola? -dijo al atenderme.

-Mau, ¿Puedes atenderme o estas ocupado? -le pregunté.

-No, de hecho estamos con mal de amores y amargados Sebastián y yo en mi departamento. Déjate ver por aquí -me dijo.

-Llevaré algo de beber, lo necesitaremos -dije y colgué.

Me subí a Betty y prendí marcha hacia la casa de Mauricio. Llegué y toqué el timbre y un desanimado Mauricio me abrió la puerta. Entré y de la misma forma estaba Sebastián. ¡Oh, esto es increíble!

- ¿Qué tal? -me pregunto Mauricio.

- ¿Qué tal tú? -le dije y me senté a su lado. Sebastián tomó la botella de Wisky que había traído y fue a abrirla.

- ¿Acaso hace falta que preguntes? -me dijo Mauricio -¡Mírame, jamás había estado así! ¡Nunca!

-Aquí, muchachos -dijo Sebastián luego de darle un largo trago a la botella. Yo la tomé e hice lo mismo. - ¡De tantas mujeres que hay y hay muchas! ¿Por qué nos tenemos que enamorar de las criaturas más perversas, adorables y maquinadoras que hay? -preguntó nervioso.

-No, no, no. Lo siento chicos, pero lo mío no es amor. Se llama obsesión, una peligrosa obsesión -les aclaré y volví a tomar -Yo obtengo la chica que quiero cuando se me da la gana. Solo que con _______ me estoy tardando...

-Ajá, sí lo que digas Mario-habló Sebastián- ¡Yo estoy peor! Me enamoré de la versión femenina de Mario... -dijo nervioso y le dio otro trago a la botella -Solo que muchísimo mejor la versión dama si puedo agregar.

- ¿Y qué hay de mi? -preguntó Mauricio-Me enamoré de la criatura más linda, dulce y tierna que existe. Pero resulta que esa criatura me aborrece...

Le quitó la botella a Sebastián y tomó un largo y limpio trago.

-Se te pasó decir cínica y sarcástica -le dije.

Me miró con desenfado y se encogió de hombros.

-Aún así es hermosa -dijo.

-Pues yo estoy peor que ustedes dos juntos -les dije y tomé la botella -Mezclen a Emma y Danna, ¿Qué obtienen? Exacto a _______... Esa chica me está costando dos semanas sin buenas noches.

- ¡¿Qué?! -preguntaron los dos al unísono.

-No, tú estás jugando con nosotros -dijo Mauricio.

- ¿Ven? Y ahora no filtro lo que digo. Estoy muy mal -dije bajando la cabeza.

- ¿Dónde se está quedando tu prima Mario? -me preguntó Sebastián. Lo miré y tomé la botella para darle un trago extra largo.

-Ese es otro problema -dije al hablar -Está en mi departamento, en mi cuarto, en mi cama. Ha tomado mi casa.

- ¿En serio? -preguntó con sonrisa iluminada en los labios. Lo miré asesinamente.

Peligrosa Obsesión 'Mario Bautista y Tú'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora