Llegamos a la comisaría. El oficial que me llevaba me quitó las esposas, y me acercó hasta donde estaba el sargento. Este levantó la cabeza y me miró fijo.
-Bautista, ¿Qué has hecho esta vez? -me preguntó.
-Lo encontramos golpeando a otro muchacho - le contó el oficial.
-Muchacho, muchacho, muchacho... creo que sabías que estabas condicionado, ¿verdad?
-Si sargento, pero le juro que valió la pena - dije y sonreí.
-Tienes derecho a una llamada.
Me alcanzó el teléfono y lo tomé. No me iba a quedar otro remedio que llamarlo a él. A mi padre. Marqué. Sonó una... sonó otra.
-Hola -dijo al atender.
-Carlos -le dije.
- ¿Qué pasó? -me preguntó él, como si ya supiera de ante mano que era algo malo.
-Tuve un pequeño problema. Estoy arrestado -le conté.
-¡Diablos, Mario! -Rugió enojado - ¡Estoy cansado de tus problemas! ¡Ya no daré la cara por ti! ¡Fíjate como sales o púdrete ahí si quieres!
-Está bien, gracias -dije y colgué. El sargento me miró, espero a que le dijera algo -Creo que vamos a ser muy buenos amigos sargento -le dije y sonreí.
Él negó divertido con la cabeza.
-Llévenselo a una celda individual, está demasiado joven como para meterlo con los grandes.
-Gracias sargento, es usted muy considerado.
-No me subestimes jovencito -me aclaró - Ahora llévenselo.
Me empujaron un poco hasta tirarme dentro de una celda que contenía una cama, y a un costado un baño. Miré a mi alrededor y maldije por lo bajo. Otra vez caí en este agujero, y esta vez necesitaba de un milagro para poder salir de aquí. Me senté en la cama y trate de calmarme, poniéndome como loco no voy a lograr nada.
Las horas comenzaron a pasar, y se me hacían interminables. Me puse a pensar cuantos años era lo que podía llegar a pasar en un lugar como este, y juro que llegué a desesperarme.
-Bautista, tienes vistas -me dijeron. Levanté la cabeza y vi como mis dos amigos se acercaban.
- ¿Qué hiciste Mario? -preguntó Mauricio.
-Tenía que hacerlo -le dije.
-Pero ¿Acaso no te pusiste a pensar en las consecuencias? -dijo Sebastián. Los miré.
- ¡No, maldita sea! -rugí, y me puse de pie - ¡Ese maldito infeliz me buscó, y me encontró!
-Ese no es el problema ahora Mario-me dijo Mauricio-El problema ahora es que tendrás un juicio y una sentencia. Quijas,puede hundirte.
-Pues que lo haga, no me interesa...
-Ambos sabemos que si te importa Mario-dijo Mauricio.
-Sí, tienes razón -dije soltando un suspiro.
-Nosotros haremos todo lo que podamos, no estás solo en esto. Debo decirte que tú prima esta como loca buscando un buen abogado. La condenada de verdad te quiere -me contó Sebastián.
-Mi primita, y yo que quería devolverla por donde vino -dije nostálgico.
-Y otra que está que trepa las paredes es... ________.
-¿_______? -pregunté.
-Sí -asintió Sebastián-Le dijeron que habías golpeado a Quijas, que él estaba en el hospital y tú que estabas preso, y lo primero que hizo fue preguntar por ti.
ESTÁS LEYENDO
Peligrosa Obsesión 'Mario Bautista y Tú'
FanficCreo que lo que más me representan son las palabra SEXO, ALCOHOL & MUJERES. Creo que jamás pensaría a lo que me podrían llevar esas simples palabras, como sea no las quiero aburrir descúbranlo ustedes mismas en el Camino. - Mario Bautista