Sus ojos volvieron a adquirir ese. brillo de hace unos instantes, sus mejillas se enrojecieron levemente y eso terminó con lo que quedaba de mí.
- ¿Usas ese calificativo con otras... personas? - me preguntó con recelo. Sonreí.
- ¿Celosa? - le pregunté arqueando una ceja.
- Estás matando el momento, Mario - dijo frunciendo levemente el ceño. Reí por lo bajo.
- Y tú solo me estás tentando cada vez más - dije divertido.
- Solo quiero saber si alguien más fue llamada así...
- No - le dije mirándola fijamente - Nadie más, amor.
Ella levantó su mano y acarició mi mejilla, para luego subir hasta mi cabello y acomodarlo levemente hacia atrás. Me incliné hacia ella y la besé dulcemente acariciando sus labios con cuidado. Gimió levemente, mandando a través de mí una oleada de placer. El beso dulce y tierno se volvió apasionado e intranquilo. Necesitaba sentirla, desesperadamente. Bajé mis manos al borde de su blusa.
- No, no y no, Bautista -dijo agitada soltando mis labios- Dije que no...
- Maldita, eso eres una pequeña y peligrosa ninfa que ha venido hasta mi habitación y me ha despertado y me ha seducido y ahora no quiere dejarme cobrar lo que debo.
- Por Dios, Mario, no han pasado si quiera 24 horas desde la última vez que lo hicimos... no puedes estar desesperado. Definitivamente eres un ninfómano.
- Y tú te comportas como una monja - la besé cortamente.
- Pero te encanta esta monja - dijo coqueta.
- Está bien, tú ganas. Solo porque no tengo como contradecir aquello, es absolutamente cierto.
Me miró de manera tierna y acarició de nuevo mi mejilla.
- Ahora, ¿me puedes dejar salir? Quiero comer algo - me dijo.
- Delante de ti ya tienes algo para comer, ¿para qué quieres otra cosa? - le pregunté.
Ella rió por lo bajo.
- No se puede vivir de hacer el amor Mario - dijo mientras sin intención alguna clavaba su mirada en mi boca.
- Mmmm, esa mirada... quieres besarme ¿cierto? - le dije y me agaché para morder sus labios.
- Tienes razón... ganas en todo. Sí quiero besarte, y todo lo que se te pueda pasar por la mente. Pero ahora tengo hambre... de comida.
- Bueno, vamos a comer - dije rendido mientras me alejaba de ella y me ponía de pie. Tomé su mano y la levanté de la cama - Pero luego quiero el postre.
Le gruñí y la tomé de la cintura para un arrebato beso y luego la solté. Ella rió divertida.
- Traje helado - dijo con una inocente sonrisa.
- Y te atreves a decir que soy yo quien mata los momentos. No tienes vergüenza, amor.
- Decidí ignorar tu doble sentido - me aclaró.
- Pero si lo divertido de eso es que te escandalices - dije mientras ambos salíamos de la habitación.
- Oh, bebé, ya no me escandalizan tus dobles sentidos - me dijo divertida.
Arqueé una ceja y antes de que se alejara demasiado, la detuve y la acerqué a mí. Su espalda chocó levemente contra mi pecho y el aroma de su cuerpo, me excitó un poco más de lo que ya estaba. Sentí como su respiración se volvía un poco más densa.
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Peligrosa Obsesión 'Mario Bautista y Tú'
Fiksi PenggemarCreo que lo que más me representan son las palabra SEXO, ALCOHOL & MUJERES. Creo que jamás pensaría a lo que me podrían llevar esas simples palabras, como sea no las quiero aburrir descúbranlo ustedes mismas en el Camino. - Mario Bautista