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Ya habían pasado un par de semanas desde el comienzo de clases. El otoño había llegado, y con él, los preparativos para el baile de halloween se convirtieron en un tema recurrente en el instituto. Además de eso, la liga de fútbol americano había comenzado y el equipo del American Western South College, los Tigers, se preparaba para su primer partido contra los Alligators del Norte.

Mitsu esperaba impaciente el fin de su horario lectivo de aquel día, ansioso por ir al entrenamiento. Miró el reloj y suspiró, moviendo uno de sus pies ansiosamente. Tendría que conformarse con escuchar la clase de historia del Señor Davis durante diez minutos más. Los diez minutos más eternos de su vida.

Tan pronto como sonó la campana, guardó con prisa todos sus materiales y se colgó la mochila.

—Fletcher, nos vemos ahora, voy a buscar a Erik.

—Hasta luego, Mitsu.

Casi corrió por los pasillos para ir al aula de su amigo, esquivando a los alumnos que salían de clase, algunos para marcharse a casa y otros para completar sus actividades extraescolares del día. Todos iban tranquilos a diferencia del pelinegro, quien había empezado a acelerar su paso hasta el punto de correr. Eso provocó que, al entrar en el aula sin prestar suficiente atención, chocara de golpe con otra persona, tirando al suelo todo lo que llevaba en las manos.

—¡Hey!

—¡Oh! Lo siento.

Se apresuró a decir, quedando paralizado al ver con quién había chocado. Su corazón aceleró su ritmo y sus mejillas comenzaron a calentarse, siendo adornadas por un fuerte rubor.

Era él... Toki Evans.

—Está bien, solo mira por dónde caminas.

El chico le respondió con calma, agachándose para recoger sus cosas. Mitsu le observó durante varios segundos, tratando de procesar lo sucedido. Pensó en que seguro que parecía tonto en ese momento, solo parpadeando en una nube de incredulidad...

Y reaccionó.

—¡Déjame ayudarte!

Dijo con apuro, agachándose para recoger el resto de libros y hojas esparcidos por el suelo.

—Perdóname.—volvió a disculparse, avergonzado.

—No te preocupes, Mitsu, puedo hacerlo yo solo.—trató de tranquilizarlo el mayor.

—Se han caído por mi culpa, déjame ayudarte...

Entonces frenó por un segundo sus acciones, observando al contrario con desconcierto.

—¿Cómo sabes mi nombre?—preguntó, como si no fuera obvio.

Ambos se levantaron a la vez, y Mitsu aprovechó para entregarle a Toki sus cosas.

—Bueno... Todo el mundo sabe quién eres.—le respondió, agarrando sus cosas.

—Oh...

Tenía sentido.

—¿Por qué corrías tanto?

—Venía a buscar a Erik.

—¿Erik Johnson?

—Sí.

—Se fue a la enfermería hace unos cuarenta minutos.

—Ah, vale...

Entonces iría... Espera, ¿qué?

—¿Cómo que a la enfermería?

—Estaba muy mareado... O no sé. La verdad, no lo escuché bien.

the journey🏈🇺🇸🦅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora