Cuartel general de los revolucionarios 16:00.
Narra Koala.
Terminé de arreglar la que ahora sería nuestra nueva habitación. Desde que esos malnacidos habían descubierto nuestra localización, habíamos tenido que actuar con rapidez para ocultarnos. La medida era muy inteligente, no podíamos desplegar todas nuestras fuerzas por el mar y arriesgarnos a que nos bombardeasen, y tampoco podíamos dejar Báltigo, pues era el núcleo de nuestro centro de operaciones.
Así que, a Monkey.D.Dragon, nuestro líder, se le había ocurrido una idea magnífica: ya que conocían nuestro refugio en la superficie, para despistarlos, debíamos desbalijar el cuartel general y que se encontrasen un edificio en ruinas sin rastro alguno de insurgentes. Mientras, nosotros tomaríamos la isla por debajo, usando los cientos de túneles subterráneos que había debajo del edificio principal y que conectaban con un búnker secreto para emergencias y las salas de armamento.
Los túneles ya existían cuando los primeros de los nuestros habían llegado aquí. El por qué de su construcción era un enigma sin resolver. Pero, todas estas circunstancias eran muy convenientes para nuestra supervivencia. Desde que había habido filtraciones al exterior sobre nuestro paradero, la seguridad se había reforzado hasta límites que ni yo misma conocía con exactitud. La marina había desembarcado en la isla hacía una semana exacta, de acuerdo con nuestro plan, y se habían ido con las manos vacías.
Desde esa primera vez, barcos diferentes se habían acercado a Báltigo para asegurarse de que nos habíamos ido con lo puesto. Pronto, debido a la importancia de la información suministrada, altos rangos de la marina visitarían estas tierras y eso no sería divertido.Llevábamos varias noches haciendo guardia delante de los monitores ante el más mínimo movimiento sospechoso.
Sabo y Dragon estaban reunidos desde hacía horas, los planes no se paraban bajo ningún concepto, pasase lo que pasase. Esta causalidad había provocado que llevásemos al menos 10 días bajo tierra, organizando este búnker como nuestra nueva guarida y sin ver la luz del sol.
Cuando decía que estaba arreglando nuestra habitación, me refería a que, de todas las personas con las que podía tocarme compartir cuarto, había tenido la mala suerte de que fuese justo con Sabo. Se había predispuesto así por nuestros cargos y nuestros horarios de guardia. En estos días más que nunca, necesitábamos trabajar sincronizados como un reloj.
¿Que por qué decía lo de la mala suerte? Porque cada vez que estaba a su lado, notaba como el corazón me iba a explotar. La piel me ardía con un solo roce accidental de su cuerpo y mi garganta quemaba cada vez que mi nariz percibía su olor.
Porque, le deseaba tanto que me dolía mirarle. Pero, y que quede claro, que me dolía mucho más su absoluta indiferencia y su trato fraternal. Para él era como su hermana pequeña. Me veía como una maldita niña pequeña...¡Aunque si era un año mayor que él!Y ahora, teníamos que compartir habitación...Parecía una broma del destino o una tortura buenísima. Con ese último pensamiento en mente, empecé a quitarme la camisa mojada y la falda con rabia. Tiré las prendas al suelo, y me senté en la cama para quitarme las botas y las medias. Había tenido que salir a una de las salas de máquinas a arreglar una de las válvulas de la caldera y había acabado empapada.
Estaba tan concentrada en quitarme las medias que me calaban hasta los huesos, que no oí el ruido de la puerta ni la exclamación sorda que provenía de ella.
Alcé la vista, despistada, para encontrarme con la cara avergonzada de Damiel.
Damiel el guapo, así lo llamaban por aquí, tenía 25 años y en honor a la verdad, me hubiese parecido de lo más atractivo si no estuviera loca ya por el rubio. Era todo piel dorada y ojos negros, atractivo y sexi, y por si fuese poco, poseía un cuerpo lleno de músculos y un cerebro prodigioso. Por algo era nuestro mejor médico.
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100 Noches de Pasión
ФанфикEn el misterioso mar que los rodea, la pasión que se fraguará bajo el cielo estrellado será incontrolable. En un barco pueden pasar muchas cosas, entre ellas, ser testigos de cómo nace la tentación y se forman relaciones clandestinas. 100 Noches de...