Not Afraid anymore – Halsey
Acabábamos de llegar a la suite del hotel donde nos hospedaríamos. Había bromeado con Jack sobre el hecho de tener habitaciones separadas y cuál era el punto, si a final de cuentas pasaríamos en la del otro follando. Aunque por supuesto que él no era de dormir con chicas, pero qué tierno era recordar que un lunes en el que fui a su casa, me ofreció dormir ahí porque era tarde para mí:
—Si quieres puedes quedarte Sav, es tarde —dijo mientras me vestía. Mentiría si dijera que mi corazón no se había acelerado con esa simple frase que para cualquiera podía no ser nada, pero que para mí era bastante. Quería quedarme e incluso decir aquello no le daba suficiente justicia con lo que realmente había sentido. Pero también sabía que viniendo de él, era más un acto de caballerosidad: recordemos que Jack jamás dormía con las mujeres con quién tenía sexo—. Tengo una habitación de invitados que puedes usar. —Era tentador como todo en él, maldita sea. Pero podía ver en sus ojos cuánto le costaba aquello o, al menos, era lo que creía ver. Solté una pequeña risa mientras me ponía de pie, tomando mi teléfono del sofá y negué con la cabeza, caminando hacia la salida. Él me acompañó hasta el auto.
—No es necesario, guapo. Todo está bien, que no me demoro mucho en llegar a casa. —Cuando abrí la puerta y subí en él, pude sentir el peso de su mirada en mí; me puse el cinturón y bajé la ventanilla, mirándolo otra vez. Sus hermosos ojos reflejaban, en cierto modo, tranquilidad porque me negué a su ofrecimiento aunque sabía que era sincero cuando me hablaba. De hecho, siempre lo era. Me di el gusto de mirarlo un poco más y observar aquellos ojos que me encantaban. A los segundos me despedí y lo vi por el retrovisor al avanzar calle arriba. Recuerdo que mientras conducía tuve el impulso de volver para quedarme en su casa. ¿Importaba si era en su cama? Por supuesto que no, pero me sentí un poco mal por haberme negado cuando él, a final de cuentas, era caballero y atento conmigo. ¿Me permití fantasear con que esa invitación era por algo más que solo ser amable? Absolutamente. Soñar no cuesta nada.
Pero ahora estábamos aquí, en Ibiza. En habitaciones separadas, pero juntos, aunque no sabría decir cómo fue que terminamos en este viaje porque yo jamás le dije que me gustaba esperando que me invitara considerando que seguía sin reconocerme y por mi parte, a mi cerebro le gustaba reproducir momentos específicos que hayamos tenido desde que nos volvimos a encontrar: aun recordaba la sensación que tuve ese primer día en la puerta de ese bar, creyendo que ese sentimiento estaba olvidado y enterrado en lo más hondo de mi memoria y después de unos días en los que hablamos, aquello salió de donde estaba para darme una especie de revelación. Debí darme cuenta en ese momento, pero no fue así porque me había dejado en jaque —cómo no— y desde entonces sentía que incluso cada canción que escuchaba llegaba directo a mi corazón y mi alma y contaba un pedacito de nuestra historia. Jack aun sentía algo por Bárbara, pero yo también estaba ahí en algún rincón de su cabeza.
Además, él era un hombre de palabra y estaba cumpliendo con lo que siempre dijo que haría, pero en ocasiones me autosaboteaba a mí misma pensando en que lo hacía porque tenía qué y no porque quisiera. Y cada vez que una nueva inseguridad aparecía, yo intentaba ahogarla.
—¿Estás cansada? —Jack interrumpió mis pensamientos mientras cerraba la puerta de la suite y me giré hacia él, asintiendo al mismo tiempo, riendo. Lo miré de arriba abajo sin disimular siquiera, mordiéndome el labio; si era sincera, por mí me hubiese tirado sobre su cuerpo y hubiésemos follado otra vez, pero había sido un viaje...agotador. El orgasmo del avión me había consumido un poco y en sus ojos podía ver que él también lo estaba.
—Algo, ¿y tú? Tienes cara de haber vaciado tu energía hace como una hora —bromeé al mismo tiempo que él reía conmigo, acercándose. Su cuerpo irradiaba calor y me envolvía a cada centímetro que cerraba un poco más el espacio entre nosotros, mientras que cada átomo de mi ser vibraba hacia él de una forma que ni siquiera sabía poner en palabras. Hicimos contacto visual por unos vertiginosos segundos y luego los suyos bajaron hasta mi escote, agachándose para tomar mi maleta y erguirse otra vez, enfocando su vista en la mía.
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𝘈 𝘵𝘶 𝘭𝘢𝘥𝘰 #1
RomanceParis y el fuckboy del cual todas queremos ser su excepción. Paris y una ingeniera química que cuando lo conoció hace seis años solo fue su amiga, pero en su reencuentro se convirtió en aquello que todas soñados... el cliché que se hace realidad cua...