Boruto Y Deamon

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Boruto y Deamon caminaban por el país del fuego rumbo a las ruinas de Uzu, donde buscarían los pergaminos sagrados que ocultaban tecnicas celestiales, es decir Shinjutsus. El rubio no permitiría que esas peligrosas tecnicas caigan en malas manos.

Durante el conflicto con los Ootsutsukis pudo descubrir aquello. Sabía que no sería nada fácil llegar al sitio donde esos pergaminos se encuentran ocultos, pero tampoco era imposible.

A Deamon le parecía interesante adentrarse en semejante aventura ya que podría utilizar su poder al maximo nivel sin preocupación.

Decidieron ir caminando para pasar desapercibidos, ya que a Boruto no le apetecía para nada ser descubierto por los habitantes de Konoha, ni por las personas en general ya que no deseaba ser adulado por nadie.

Haber salvado al mundo fue mi deber como ninja, además de desear que toda esa pesadilla acabe.

Meditaba el rubio, mientras caminaba por el bosque sintiendo el aire fresco acariciar su rostro. Para Boruto no tenía sentido que ahora todos quieran tratarlo como un heroe, cuando hasta hacía pocos días atrás todos, sin excepción, lo concideraban el asesino del gran heroe Naruto Uzumaki, quien salvó al mundo.

Deamon, por el contrario, actuaba como un niño común, risueño y feliz. Corría alrededor de Boruto riendo y hablando sin parar. Aquello divertía al rubio quien miraba al pequeño recordando, con nostalgia, a su hermana Hima que tenía su misma edad. Sabía que ella haría lo mismo que Deamon de poder estar ahí con él.

Ese pensamiento lo llenó de nostalgia ya que en el fondo de su ser, la extrañaba. De hecho los extrañaba bastante a toda su familia, a sus amigos y a Mitsuki. En especial a Mitsuki. Pero su dolor siempre se hacía notar colocandose por encima de sus deseos y sentimientos obligándolo a alejarse de todos ellos.

Deamon, como ninja sensorial que era, supo percatarse de los sentimientos de Boruto plantandose frente suyo.

- Oye Boruto ¿qué sucede? Sabes que si así lo deseas podemos volver a Konoha ¿cierto?

El rubio lo miró asombrado ya que aún no se acostumbraba a esa habilidad de su amigo. Suspiró profundo antes de contestar.
- Descuida Deamon, no me apetece volver allá. Sigamos andando.

El peliazúl frunció el ceño mientras caminaba a su lado en silencio, en esta ocasión recordando las palabras de Sasuke.

- Boruto está muy herido pero es una herida del alma. Eso lo volverá muy vulnerable y hasta peligroso en verdad.
- ¿Qué quieres que haga entonces Sasuke?

- Cuidalo por favor, solo tú puedes cicatrizar esa herida que lleva en su alma.
- Descuida Sasuke, lo haré ya que Boruto es muy importante para mí.

Ahora, volviendo al presente, confirmaba que su amigo estaba peor de lo que imaginaba.
- Boruto anímate, ya que pareces estar viviendo un infierno.

El rubio se esforzó en dejar su nostalgia de lado, para centrarse en lo que tenía que hacer en esos momentos.
- Cierto, disculpame Deamon por preocuparte.

Deamon sonrió y comenzó a correr nuevamente mientras reía, despertando en Boruto su verdadera personalidad al volver a ser aquel que una vez fue. Ese chico alegre y feliz del pasado afloraba ahora que estaba solo con Deamon.

-¡Vamos Boruto! ¡A que no me atrapas!

Las risas del peliazúl envolvían el lugar, parecía un verdadero niño inocente e ingenuo al cual debía proteger por lo frágil que aparentaba ser. Pero solo era eso. Apariencia.

La mente de Boruto fue invadida por la naturaleza y los colores de ese lugar, más la imagen de Deamon corriendo al tiempo que reía felíz. No se había dado cuenta de lo mucho que necesitaba nutrirse por la luz y la alegría junto a las buenas vibras.

Así llegaron a un pueblo y Boruto sintió el intenso deseo de compartir con Deamon unas ricas hamburguesas. Ambos entraron al pueblo como dos niños pequeños y felices en busca de un local que venda riquisimas hamburguesas.

Lo encontraron fácilmente. Al entrar las miradas se centraron en ellos, ya que reconocieron a Boruto al instante.

Ambos vieron la gran felicidad de todos ellos junto al intenso arrepentimiento que todos sentían al haber sido tan injustos. Deamon aprovechó aquello para incentivar al rubio a aceptar los elogios y perdonarlos.

Boruto se sintió renovado al perdonarlos a todos los allí presente, en verdad pudo reír felíz mientras disfrutaba de esas deliciosas hamburguesas junto a Deamon, quien era la primera vez que las probaba.

Como todo niño, se le iluminó el rostro al comer aquella hamburguesa. Por unos momentos, todo quedó atrás y solo importó ellos dos y ese instante.

Boruto empezó a contarle algunos momentos felices de su pasado que compartió junto a sus amigos y a su novio relacionados con las hamburguesas.

Incluso Deamon anheló volver a Konoha y poder disfrutar de esos momentos junto a los amigos de Boruto.

Incluso Deamon anheló volver a Konoha y poder disfrutar de esos momentos junto a los amigos de Boruto

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Descorazonado ~MitsuBoru~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora