capítulo 26

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— ¿A dónde vas, mami?—Mincheol me preguntó cuando llegamos al parque y le avisé a Eunseok que iría a otro lado.

— Tengo que devolverle algo a un amigo pero regresaré muy rápido, ¿si? Pórtate bien con el tío Eunseok.—dejé un beso en su frente y volteé a ver a mi amigo, dándole la mochila donde llevaba las cosas de mi hijo.— Te lo encargo mucho, cuídalo, por favor.

— Lo cuidaré, no te preocupes. Ve con cuidado.—me dio una sonrisa y me despedí de ellos. 

Tomé un taxi en la esquina de la calle y fui al departamento de Jay, en mis manos tenía una bolsa de papel con la ropa que me prestó recién lavada... Estaba nerviosa, muy nerviosa, sería la primera vez que estaría a solas con Jay en años, sólo estaríamos él y yo en su departamento.

— Soy una imbécil...—murmuré para mí misma, importándome poco si el conductor del taxi podía oírme. Me di cuenta de que a pesar de lo que había pasado entre nosotros nunca dejé de estar enamorada de Jay, ese hombre seguía teniendo un lugar en mi corazón y en mis pensamientos.

— Ya llegamos, señorita.—el taxista me avisó y saqué mi cartera para pagarle. Le agradecí bajando del automóvil y entré al edificio.

— Jangmi.—Jay musitó al abrir la puerta, apreté mis labios y le extendí la bolsa con su ropa.

— Hola... Aquí tienes, muchas gracias por prestármela.

— No me agradezcas.—sonrió tomando la bolsa y la miró por unos segundos sin decir nada, luego volteó a verme.— ¿Ya desayunaste? 

— Uhm... No, no he desayunado.

— Estaba a punto de preparar el desayuno... ¿Te gustaría pasar y desayunar conmigo?—alcé las cejas con sorpresa y mordí mi labio inferior bajando la mirada, ¿sería buena idea desayunar con él?

Eunseok me había dicho que dejara de pensar en el pasado y pensara solamente en el futuro pero... Durante muchos años evité hablar de lo que sucedió en Jeju, no hablé de Jay, Jake o Yura, simplemente seguí mi vida como si no hubiera sucedido nada y tenía curiosidad, quería saber la versión de Jay, ya que en su momento no lo dejé hablar.

— Sí, me gustaría desayunar contigo...—dije tímidamente.— ¿Qué vas a preparar?—pregunté entrando al departamento bajo la mirada perpleja de Jay, seguro esperaba que rechazara su propuesta.

— Oh, bueno, no lo había pensado todavía.—habló cerrando la puerta y se puso a mi lado.— ¿Qué te gustaría desayunar?

— No lo sé... Sorpréndeme.

— Muy bien... Siéntate y ponte cómoda.—me señaló el sillón y tomé asiento.— Haré algo rápido para que no esperes mucho tiempo.

— Está bien.—le sonreí y me removí tomando un cojín para ponerme más cómoda, Jay se me quedó viendo con una sonrisa y luego fue rápidamente a la cocina.

Solté un suspiro pasándome las manos por el rostro, tomé mi bolso y saqué mi celular para mandarle un mensaje a Eunseok, avisándole que iba tardar más de lo planeado. Rodé los ojos cuando me contestó con un emoji de una llama de fuego.

Pasaron un par de minutos y comencé a aburrirme, por lo que me levanté del sillón y me acerqué a la cocina. Al instante el olor a comida llenó mis fosas nasales y mi estómago rugió, no había desayunado porque tenía planeado ir a desayunar con mi hijo y con Eunseok después de que jugaran.

Me asomé por la entrada de la cocina y lo primero que vi fue la espalda ancha de Jay... Sonreí, eso me trajo un par de recuerdos.

— ¿Qué estás preparando?—pregunté aproximándome a él, haciendo que diera un respingo y volteó a verme con expresión de susto, luego se relajó al ver que era yo.

Blind Date | Jay ParkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora