𝐶𝐴𝑃𝐼𝑇𝑈𝐿𝑂 𝑋: 𝑇ℎ𝑖𝑠 𝑛𝑒𝑣𝑒𝑟 𝑚𝑒𝑎𝑛𝑡 𝑛𝑜𝑡ℎ𝑖𝑛𝑔 𝑡𝑜 𝑦𝑜𝑢.

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"𝗦𝗼𝗺𝗼𝘀 𝗳𝗮́𝗰𝗶𝗹𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗲𝗻𝗴𝗮𝗻̃𝗮𝗱𝗼𝘀 𝗽𝗼𝗿 𝗮𝗾𝘂𝗲𝗹𝗹𝗼𝘀 𝗮 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗻𝗲𝘀 𝗮𝗺𝗮𝗺𝗼𝘀."
–𝗠𝗼𝗹𝗶𝗲̀𝗿𝗲.

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La suerte es maliciosa, traicionera y cuanto más profundo es el anhelo de verla sonreír, peor es el abismo de desesperanza que nos consume al perderlo todo.

Nadie puede detener una ruleta que ya está girando, tan sólo queda cruzar los dedos, cerrar los ojos y aguantar la respiración sin miedo a morir antes.

Después del operativo que dejó a las tres facciones policiales en ridículo, Volkov encontró la manera de volver a la madriguera oculta del director, aquel departamento repleto de sombras, pistas y recuerdos.

Apenas llegó se tomó el tiempo de hacer la limpieza, dejando en tal tarea como mínimo dos horas de su tiempo, y ahora que todo estaba en orden sus piernas cruzadas descansaban sobre la cama, tenía la espalda recta sin ningún apoyo además del aire y un par de gafas resbalaban por el puente liso de su nariz perfilada.

Las notas e informes de Horacio esparcidos a su alrededor parecían un vórtice a punto de devorar al comisario, quien era el único capaz de entender el orden dentro de ese desorden. Normal que le tomara una eternidad el encontrar su móvil perdido bajo aquel millar de papeles, aunque quien llamaba tan insistentemente fue paciente y no desistió hasta obtener una respuesta.

—Volkov.

Era Greco. El cómo consiguió su número es un misterio y claramente estaba de más preguntar, a lo que el ruso simplemente contestó.

—Adelante.

—¿Está Conway contigo?

—No.

—Escucha, no puedo hablar por mucho tiempo, pero descubrí algo.

Un par de movimientos apresurados y algo de estática escapan al otro lado de la línea, indicios de que Rodríguez esta buscando un escondite en el que su conversación no pueda ser escuchada ni siquiera por los fantasmas tras su espalda.

—Hay algo que tengo claro y es que no fueron las mafias. Gustabo es imprudente pero no les haría frente sólo, sin ningún respaldo.

Aunque no lo conoce demasiado, la lógica de Rodríguez va bien encaminada hacia la verdad.

Un mensaje de texto hace vibrar el móvil en su oreja, a lo que el comisario enciende el altavoz con tal de abrir la conversación y mantener la llamada al mismo tiempo.

Lo que Greco acaba de enviarle es una fotografía sin enfoque, fuera de cuadro y carente de nitidez, sin embargo aunque la calidad ni siquiera cumple el estándar, es lo suficientemente clara como para tambalear su indiferencia.

Una camioneta negra se distingue al otro lado de la calle en que se capturó la imagen, mas son los sujetos armados escoltando a García en la calle contigua al hospital los que se llevan el protagónico.

Gustabo García. Un sujeto que, aún con un arma en la frente, intentaría desatar la correa en su cuello, sin mencionar, por supuesto, sus constantes huidas y el largo historial de traiciones tras su espalda. Él es alguien o muy rebelde o muy tonto, tal vez incluso ambas; y es justo por tal motivo que su ausencia no se tomó con apremio, al menos no durante las primeras horas.

A sus ojos, ese era un asunto federal claramente fuera de su jurisdicción, por lo tanto Volkov había hecho de la vista gorda con el tema. Ciertamente, no pensó que esto se tratara más de un secuestro que de una desaparición repentina.

𝐷𝐼𝑆𝐸𝑁𝐶𝐻𝐴𝑁𝑇𝐸𝐷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora