"Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo". –George Santayana.
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Gustabo, con la mirada perdida en algún punto tras la ventana de su habitación, juega distraídamente con las vendas que envuelven su cuerpo, especialmente las de sus manos.
Está presente sin estarlo realmente, porque su memoria vaga entre las escenas borrosas del día anterior, su propia mente lo mantiene cautivo en una línea temporal diferente.
Todo es confuso. Una reminiscencia engañosa de sus deseos más profundos y sus pesadillas entremezcladas entre sí, pues entre esa somnolencia que adormeció su razón está su hermano gritando su nombre aterrado y su padre que besa su frente con lágrimas en los ojos.
Si tuviera que elegir entre ambas, Mathias no podría, porque la primera es tan irreal como la segunda.
—Agente García —por inercia él voltea hacia aquel que le llama tan cortésmente desde la puerta—. Espero que su salud esté bien.
Aunque no se han presentado antes, reconoce a ese hombre. Es el recién nombrado director del buró federal, anterior subdirector de la DEA y una rata de lo peor, por lo que no es extraño mirarlo con los ojos entrecerrados, cuidando su expresión.
—Director Philips —le llama—. ¿Está lo suficientemente libre como para visitar a sus agentes en el hospital? Vaya sorpresa.
—Espero que su recuperación sea rápida —contesta él, no siendo ajeno a su sarcasmo por supuesto—. Pocos elementos en la malla tienen su agudeza mental para desenmarañar investigaciones de alto calibre.
La hipocresía que destila sus palabras es suficiente para embriagar al agente herido, porque no importa cuantos golpes en la cabeza aturdieran su razón, Mathias recuerda bien su voz o, al menos, el eco de esta, interrogándolo con desesperación.
Él estuvo ahí cuando lo golpearon. No, es más que eso. Philips dio la orden.
Y si esa lógica es correcta, entonces no está aquí, de pie junto a su camilla de hospital, preocupado por él como jefe, sino para saber qué tanto recuerda sobre el día anterior.
—No fueron las mafias, tampoco el tirador. Tal vez deberíamos investigar a quién obedecen las mascotas que me secuestraron —contesta.
Si de un juego se trata, Gustabo y el manipulador payaso oculto en su interior son los mejores en esto, es por eso que le sostiene la mirada. Retador y sin parpadeas, está gritándole en silencio que sabe perfectamente quién es él y lo que ha hecho.
—Esa investigación no está en sus competencias. Además, agente García, no querrá que se le vincule en la comisión de ese delito, ¿verdad?
Esa claramente es una amenaza. La irritante sonrisa que le obsequia el director es lo suficientemente fría para suponerlo.
—No pueden culparme por eso. Había un francotirador, yo lo vi —intenta defenderse, a la vez perdiendo un poco la paciencia.
—Y convenientemente usted fue el único en el lugar. Hay protocolos, pero no hay registro de-
—Si tú tiras un QRR y no asiste nadie te jodes, ¿lo sabía? De nada sirve gritar auxilio si nadie va a venir.
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𝐷𝐼𝑆𝐸𝑁𝐶𝐻𝐴𝑁𝑇𝐸𝐷
Ficción General[Volkacio AU] Producto de un ataque directo al cuerpo policial, el agente H del FBI se ve obligado a llevar una investigación desde la sombras. ¿Será que su pasado no dejará de perseguirlo a donde quiera que vaya?