Cara de modelo⁴

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¡No era un maldito poste!

— ¡Lo que me faltaba! — gruñí tirada en el suelo.

Ese simio — alias el poste — ni siquiera me tendió una mano para ayudarme a incorporarme. No, él se quedó allí todo estoico como el narcisista que era.

Con dolor — ésta vez también en el trasero — me levanté y limpié el polvo de mis jeans, todo bajo su atenta mirada, estaba dispuesta a seguir con mi camino.

— Hola y adiós.

Pasé por su lado pero me detuvo. Paré en seco cuando me tomó del codo.

— Eh, eh. ¿A dónde vas?

Ja. ¿Qué se creía? ¿Desde cuándo debía darle explicaciones?

— Llego tarde...

— ¿Dormiste en el hospital? — su pregunta me hizo fruncir el ceño, me echó una ojeada de arriba abajo — Llevas puesta la misma ropa de ayer — señaló.

— Es la única ropa que tengo — suspiré cansada de todo su parloteo, debía irme ya si no quería un suspenso.

— ¡Oh! Vamos, hay una tienda aquí cerca — me tomó la mano jalándome.

No podía ser cierto.

¿En serio era tan corto para no darse cuenta que era puro sarcasmo lo que salía de mi boca?

— ¡Qué puedo comprarme mi jodida ropa! ¿Vale? — exploté, se me fue la olla, los transeúntes nos veían raro y nos esquivaban como si fuésemos unos locos, volví a suspirar — Mira no necesito ropa, pero tengo que irme.

— Te llevo...

— ¡Qué no, Jungkook! Puedo irme solita, deja de fastidiarme, ya tendrás tiempo para hacerlo hoy en el entrenamiento — espeté, mi paciencia pendiendo de un hilo.

— ¿Jungkook? ¿Entrenamiento? — fue él quien frunció el entrecejo ésta vez.

¿Qué quería, que le dijera Jeon acaso? Pff, presumido.

— ¿Si?

— Oh.

Si, Oh.

Estaba al asegurar que Jeon Jungkook se había fumado algo ésta mañana, estaba demasiado raro. Y no es que él no fuera de por sí raro en ocasiones, pero había algo diferente. La forma en que me estaba mirando, era inquietante, incluso había un brillo en sus ojos que juro no ví ayer y esa sonrisa jocosa suya ya no estaba por ningún lugar.

Como si hubiese cambiado de personalidad de un día para otro.

— Me voy.

Salí corriendo antes de que me detuviera otra vez, tenía que irme quisiera él o no. No era mi jefe ni nada por el estilo para detenerme allí. Ni papá y mamá podían mantenerme quieta por tanto tiempo.

[...]

Arreglándome el cabello que se me metía en los ojos, llegué al patio de la universidad, como lo había predicho, ya no quedaba nadie fuera. Todos estaban en sus clases. No hice ni el intento por entrar a la materia que me correspondía, ya era en vano. Había llegado súper tarde.

Olgazaneé todo el tiempo restante, casi me comí todos los bocadillos de la máquina expendedora del bloque de arte. Me quedé dormida sobre el césped un buen rato y me leí el libro más aburrido del planeta, eso me dió más sueño aún.

¡Qué entretenido era ser Park HyeMin, yey! Insertar tono emocionado.

Para cuando por fin todos salieron de los salones, pude ver a Jiu a lo lejos. Iba charlando con una chica rubia de tatuajes. Me acerqué a ambas, mi cuñada mi miró con lástima. ¿Esta también se había fumado algo?

— ¡Hye, te esperé todo el día! — dijo ella.

— Sí, lo siento me quedé anoche con Jimin y no desperté a tiempo.

— Sí, me habló hace un momento y me contó — sonrió ésta vez.

Lo bueno de todo era que Jiu aparte de ser mi cuñada también era mi mejor amiga y teníamos la misma edad, también estudiábamos la misma carrera y asistíamos a la misma Universidad, obviamente.

— Hye, ella es Eunha — nos presentó.

— Hola — saludé con un asentimiento de cabeza.

— Hola, compartimos materias, haremos un equipo entre las tres — me explicó la rubia tatuada.

— ¿Me pasan los apuntes? Necesito ponerme al día — dije cansada.

¿Por qué había comenzado éste tormento de estudio? Lo menos que me gustaba hacer era estudiar, pero aquí estaba yo, siendo una nerd.

— Claro — mi amiga entrelazó su brazo al mío, aproveché para quitarle el café que tenía en la mano y me llevé la pajita a la boca disfrutando del sabor fuerte de éste.

Jiu era toda una vieja bebiendo café americano. ¡Qué amargo, joder!

— Chicas, luego nos vemos, ya vinieron por mi — sonrió Eunha, pero tal acción no iba dirigida hacia nosotras.

Como las chismosas que éramos, ambas volteamos para ver en la misma dirección que veía nuestra nueva compañera.

Me atraganté. ¿Qué tanta mala suerte podía tener para encontrarme a ese poste, digo, chico, en todos lados?

Me dió un ataque de tos, juro que casi escupo los intestinos y los ojos por poco se me salen al verlo aparcar una moto deportiva.

El pelinegro venía con esa aura de "apártate, soy el mejor del mundo", caminando en nuestra dirección. Quería salir corriendo otra vez, pero la tos no se me quitaba.

Jiu me dió palmadas en la espalda, casi termino sin pulmones también.

Cuando pude recuperar un poco la compostura Eunha se dignó a preguntar:

— ¿Estás bien?

¿Esta era hipócrita o qué?

— Amargo — fue lo único que pude decir mostrándole el envase con café, ella asintió sin ninguna emoción.

— ¡Amor! — chilló toda enamorada tirándose encima de mi entrenador.

¡Iugh!

¿Tenía que quedarme hasta que concibieran? Porque se estaban comiendo la boca frente a nosotras y era de mal gusto hacer de mal tercio.

Miré hacia todas direcciones decidiendo llevarme a Jiu casi a rastras.

— ¡Wow! ¡Ese chico, wow! — habló mi cuñada toda emocionada, hice una mueca.

Vale, que Jungkook era guapísimo y estaba buenísimo también, pero en el concurso de los más idiotas, se llevaba el primer puesto, con mención especial y toda la cosa.

Simplemente lo detestaba, por Dios. Nada podía hacerme cambiar de opinión.

— Tiene cara de modelo.

Solté una carcajada imaginándome un póster con su cara que dijera "Mister Idiot South Korea".

MERCY +18 // JEON JUNGKOOK; BTS  (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora