Visita³

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Cuando llegué al hospital ya era tarde. Jimin estaba dormitando y me sentí un poco mal por ello. Le había dicho que estaría aquí con él. Pero tampoco fue mi culpa que "mi entrenador" se pasara de chistoso ésta noche y me hiciera perder el tiempo.

Me acerqué a la camilla, besé su frente y peiné el cabello oscuro de mi hermano con mis dedos. Y así con sus ojitos cerrados murmuré mi disculpa.

— ¿Por qué me estás haciendo asmr en la cabeza? — se removió un poco abriendo pesadamente los ojos, sonreí en grande apretándole una mejilla.

— ¡Hola mi pequeño cabeza de huevo!

Mi hermano me miró mal haciéndome reír.

— Mira quién se digna a aparecer, Madam Moño Prieto — fue mi turno de verle mal — ¿Qué? Te dije que las medicinas me dan sueño — suspiré.

— Sí, lo siento, no pude venir antes.

— ¿Por qué? ¿Qué estabas haciendo, Hye?

Aunque quería contarle no podía. Jimin nunca estaría de acuerdo en mi plan de venganzas. Siempre me había protegido de todo y todos, pero yo no hice nada por él. ¿Cómo se tomaría el hecho de que siempre halla sabido la identidad de uno de sus atacantes?

Aveces solo deseaba que recuperara la memoria y fuera él quien me contase lo sucedido aquella noche.

¿Por qué tendrían problemas con mi hermano?

Jimin nunca se metía en peleas y era una persona modelo, no le veía ni ton ni son a aquella algarabía.

— ¿Hye? — me tocó el brazo, sacudí la cabeza despejando esos pensamientos que solo me hacían molestar.

— ¿Cómo estuvo tu día? — él frunció el ceño cuando cambié la conversación, pero no le tomó tanta importancia.

— Bien, aún es un poco incómodo que no pueda sentir nada de la cintura hasta mis pies — aparté la vista de su rostro, maldije internamente, no quería llorar frente a Jimin — Hoy vinieron a visitarme Jiu y...

Al no escucharlo seguir hablando volví a mirarle a la cara, tenía una sonrisa pícara y levantaba las cejas una y otra vez como queriendo decirme algo, de lo que ni siquiera me había enterado.

— ¿Y?

— ¡Chan, Chan, Chan! — me reí por su entusiasmo — Mingyu — dicha risa se me esfumó al escucharlo decir ese nombre.

Jimin sabía que ese chico me gustaba y él y su novia siempre se encargaban de molestarme con ello. Pero él no podía imaginar el odio que le tenía desde la noche del accidente.

— ¿Por qué vino? ¿Te hizo algo? — pregunté alterada.

— ¿Por qué me haría algo? Es mi amigo.

Ja, su amigo.

¿Qué clase de amigo le hacía eso a otro?

— Pensándolo bien.. — lo observé expectante — Estaba un poco raro.

— ¿Raro en qué sentido?

Mi hermano levantó una ceja haciéndome una seña para que me acercara más y me sentara en el borde de la cama de hospital. Tomó mis manos teniendo una expresión dubitativa en su rostro.

— Hye. ¿Me vas a contar lo que está pasando? Siento que me estás escondiendo algo — suspiré, las lágrimas acumulándose de golpe en mis ojos — Dime, por favor.

— Yo... — me quebré, no pude seguir aguantando el llanto — Yo, lo siento Jimin-ah.

— ¿Por qué?

— Aquel día debí apresurarme como dijiste, tal vez ahora...

— No lo digas, Hye — interrumpió — No eres culpable de nada. Mírame — acunó mi rostro — ¿Lo entiendes? — asentí, los labios me temblaban culpa del llanto — Ven aquí — abrió sus brazos para mí, apoyé mi cabeza en su pecho. El sonido de los latidos de su corazón me calmaron — Mi princesita.

Sonreí con tristeza. Recordé a Jungkook llamarme así hacía un rato.

— Hoy alguien me llamó de ese mismo modo — le dije.

Me entretuve jugando con el cuello de su pijama, él me acariciaba el cabello metiendo sus dedos en él para rozar mi cuero cabelludo, sabía que eso me tranquilizaba.

— ¿Sí? ¿Quién?

— Un idiota — la vibración de su pecho me hizo sonreír, el muy tonto se reía de mí.

— Auch, pobre. ¿Qué espina habrá recibido de éste cardo, luego? — comentó en tono burlón.

— ¡Oye, no soy tan mala!

— ¿A quién saliste tan gruñona?

— ¿No tenías sueño? — él rió fuerte.

—Sí — suspiró — Quédate así hasta que me duerma.

— Te amo, Minmin.

— Te amo, Yeye.

Me quedé con Jimin hasta que se quedó dormido, el problema fue que yo también lo hice y cuando volví a abrir los ojos, la luz del sol se filtraba por los costados de las cortinas en las ventanas de cristal.

Había amanecido y yo prácticamente no podía mover ni un dedo. Me dolía hasta las uñas. La posición en la que había dormido no fue cómoda y ahora mi cervical me estaba regañando por el dolor que sentía. Tal parece que el cansancio que llevaba no permitió que me despertara en toda la noche y ahora mi cuerpo sufría amargamente.

Mi hermano seguía como un tronco, de seguro la medicación lo dejaba de esa forma.

Cuando vi la hora en mi teléfono casi me da algo, ya llegaba tarde a la universidad y debía entregar un proyecto. Menos mal que mi cuñada era mi compañera y me había mandado un mensaje diciéndome que se había encargado completamente de ese asunto, le debía una grande.

Salí corriendo del hospital. Casi atropello a una anciana y a unos niños que venían gritando por la acera, traté de esquivarlos — en serio lo hice — pero terminé golpeándome de lleno contra un poste.

— ¿HyeMin?

Bueno, creo que no era un poste.

MERCY +18 // JEON JUNGKOOK; BTS  (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora