V - El castillo.

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Oscuro y de enigmática belleza, donde varios secretos e historias le rodeaban, así veía a ese castillo entre más se adentraba, aunque tranquilamente de algún modo esa descripción encajaba con su dueño. Su vista no alcanzaba a englobar lo que le rodeaba ante tanto detalle y espacio a recorrer, cada que caminaba unos pasos atrás de él.
En la mente de Scáthach, se formulaba muchas cosas a raíz de esto, pero también había algo más; la mirada distante y triste que Alucard sostenía naturalmente, sintió que quizás ese castillo guardaba la respuesta en cierta manera.

- Disculpa. - La voz de la mujer irrumpió en el eco del lugar, mientras tomarían las siguientes escaleras que en su base eran amplias, y se iban reduciendo a medida se subía en ellas.

- ¿Sucede algo?- Alucard se frena contra el lateral de la escalera, apoyando su mano un momento a la espera de que fuera a decirle.

- No me has preguntado mí nombre.- Simple soltó ante el despiste del hombre sin mala intención, Alucard desvío con nervios la mirada ante su falta de cortesía por pasar por alto semejante detalle, aquel ardor de sus mejillas cual niño que acababa de ensuciarse y pasaba vergüenza ante sus amigos nuevamente asomó.

- Adrián, mí nombre es Adrián Tepes ¿Cual es tuyo? - Titubeó al principio pero dio el propio para minimizar lo embarazoso de la situación, a esas alturas no comprendía porque era errático incluso parecía estar en las nubes sin darse cuenta del todo. Extrañaba su nivel de atención usual y estado de alerta, que actualmente brillaban por su ausencia.

- Scáthach, es un gusto aceptar pasar a su hogar, Adrián. - Devolvió una sonrisa, que minutos después Adrián tras verle prefirió continuar subiendo las escaleras, pero la bruja aún no le siguió el paso.
Ella apoyó su mejilla contra la baranda de la amplia escalera, cerrando sus ojos un momento.
- Está dormido.-Se levantó del lugar y su mano acaricia la baranda lento retomando su rumbo para no perderme de vista al Dhampir.

- ¿A qué te refieres? - Los pasillos eran largos adornados por ventanales y cortinas rojizas, Alucard mantenía su distancia pero no perdía de vista a la mujer que detrás de encontraba a un par de pasos.

- El castillo, está dormido. - Aquel comentario impresionó por el grado de exactitud con el que ella hablaba al respecto al medio vampiro.
- Admito que desde que llegué aquí he sentido algo, como si la magia estuviera presente o al menos lo estuvo en algún momento.- Era extraña en verdad para él, la forma en que se expresaba, hacía una combinación peculiar con lo jovial que se veía contra poniéndose a su léxico que se acercaba a alguien de avanzada edad que salía del promedio habitué en los humanos.

- Sí, así es. Me sorprende lo sepas siendo es la primera vez que pisas este castillo.- Le dio una indicación para que tomarán el camino a su derecha, el castillo tenía varias bifurcaciones siendo la primera en dirección a su destino.

- Como bruja, puedo percibir la magia, sea en lugares u objetos que han sido envueltos en ella, y aquí es uno de esos sitios donde la magia se puede respirar se incluso en su hibernación. Es bello incluso en las penumbras. - Explicaba con suma emoción e interés en sus ojos rojizos ante un desdén nostálgico del Dhampir que la mujer percibía en su voz.

- ¿He dicho algo que te moleste? - Ahora estaba a su lado, y se inclina al frente para observarle directamente.

- Hm, no. Solo no me lo esperaba ese tipo de comentario, y más de...- Se contuvo de terminar la frase pero ella la termino por su parte sin rodeos.

- Una desconocida, lo entiendo. Alguien que apenas cruzaste palabras, cree sabe la historia y todo de aquí, sería extraño que no te afecte, es tu hogar a final de cuentas.- La voz de la mujer resonaba delicadamente sin perder su energía, pero transmitía su sentido de culpa por ser impertinente al dejarse llevar una vez más.

Un largo viaje.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora