IV - El lago.

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Quizás sus instintos le fallaron, pero no lo creía la intriga seguía presente en él, tan solo quería caminar en la noche para olvidar lo pasado,el mal sabor de haber sido botado como un novato pero era imposible. Tanto su actitud como su apariencia dificultaba que olvidara lo pasado.
Aun en su mente la imagen de la mujer rodeada de hombres en la taberna, sonriendo y tomando control de la situación con su encanto; no culpaba a esos borrachos de querer algo con ella, pero internamente llego a meditar el porqué no intervino, o al menos intento de flirtear. ¿Él? Si, Adrián era medio vampiro, y contaba con la ventaja de aquel hechizo de la naturaleza que conllevaba ser uno, más nunca saco ventaja de ello o al menos no vio necesario, aunque en ocasiones parecía involuntario el como atraía a jovencitas que rechazaba después, sin obviar que sus rasgos faciales aportaban más a la ecuación de su atractivo en si.

"¿Qué demonios contigo Adrián? Es solo una viajera, una completa desconocida. Ni que fueras Trevor que pierde la cabeza por una mujer."

Suspirando con tedio, el Dhampir siguió su rumbo incluso ni recordaba en que momento dejo atrás a Greta en la taberna. Se sentía estúpido, realmente muy estúpido el haber siquiera pensado en coquetearle a una extraña, y no por su inexperiencia, los modales y etiqueta eran su fuerte gracias a su madre pero no eran la razón en esta cuestión, sino el hecho de que algo en él era diferente, demasiado para su gusto y no le agradaba, siendo motor de ello aquella maldita mujer.

En ocasiones se desviaba del camino a casa, para relajarse con la brisa nocturna de la naturaleza, sin importar que le tomara más de lo habitué regresar al castillo, no existían amenazas presentes gracias a la custodia constante de Alucard del terreno, las criaturas de la noche le tenían gran temor y respeto al hijo de Drácula.
No tomó conciencia de cuánto sus pasos recorrieron en los alrededores, que terminó de traspasar una arboleda dónde debió frenarse al oír el sonido de agua proveniente de un lago no muy lejos de donde estaba. Elevó su vista para apreciar el paisaje y sentir una caricia del viento, provocando que cerrará sus párpados un instante mientras dejaba que su largo cabello tibiamente llevar por este, al fin lograba relajarse en paz lejos de todo problema y responsabilidades teniendo ese tiempo a solas, y olvidar todo. Eso creía, eso hubiera deseado realmente pero la fortuna o quizás el capricho del destino volvería a jugarle un imprevisto.

Al volver a abrir sus ojos para continuar despejando su mente, distinguió una silueta entre las penumbras que delimitaba la luz de luna que se reflejaba en el lago, la vista de Alucard a causa de su herencia vampirica le permitía observar claramente en sitios oscuros, incluso en ausencia de luz total. En un principio creyó sería una animal de la zona, pero no lo era tras reconocer sus curvas y aquel largo cabello rojizo que había visto ya antes en pleno baño al aire libre. De espaldas mientras su cabellera cubría muy poco por estar húmeda sus pezones desnudos.

"Tiene que ser una puta broma."

Una risa nerviosa asomó en sus labios, aunque realmente no le causaba ni un poco de gracia la situación ni mucho menos como se sentía. Era esa maldita mujer, había cruzado su camino sin siquiera buscarla y para colmo sin ninguna prenda de vestir a las orillas del lago. Intentando que su vista no la siga demasiado era imposible, incluso estando de lado pudo apreciar hasta lo más recóndito de su cuerpo atlético. Un ligero rubor asomó en la pálida piel del Dhampir, que retrocedió unos pasos mientras su mirada no cesaba en observarle, así quisiera era inútil, la belleza enigmática de aquella extranjera le atraía, odiaba admitirlo incluso hiriendo su orgullo mediante, no podía dejar de ver su cuerpo, la clara piel y delicadeza de sus rasgos sin olvidar el estado físico de ella era pulido y fácil de notar en ese momento, sin pasar por alto la sensación de suavidad que sus senos y muslos daban sin necesidad de ser tocados.
Ni el mismo se reconocía en ese momento, tanto por como se sentía y reaccionaba contra su propia razón, su corazón se agitaba con violencia en su pecho. Era inexplicable en todo sentido lo que pasaba.

Un largo viaje.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora