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Los grillos eran el único sonido que le avisaba a Jimin que ya era de noche. Se encontraba en el mismo sofá en el que se había despertado por primera vez, la única diferencia era la cadena que apresaba su pie desnudo.

Había pasado alrededor de un día, según sus cálculos, desde que había despertado allí. Luego de aquel desastroso baño, el demonio por lo menos había tenido la decencia de prestarle algo de ropa.

Completamente inútil.

Estaba que se moría de frío, la sudadera negra que tenía puesta no lograba calmar sus temblores. Aún no concebía que estas temperaturas tan bajas se dieran en pleno verano y el short tampoco ayudaba mucho, demasiado incómodo, y en vista a que el vampiro casi nunca parecía estar en casa, prefirió quitárselos, ni siquiera se notaba debido a sus enormes boxers que no le entallaban.

Se encontraba débil, como si fuese a enfermar pronto. Su barriga ya no la aguantaba de los fuertes dolores que lo dejaban sin aire, ya ratos su cuerpo desfallecía.

No había probado bocado en los dos días que llevaba allí, solamente agua y eso era cuando el vampiro se acordaba. En ese corto lapso de tiempo, aquel ser no había bebido más su sangre, es más, casi no estaba en casa.

Por lo que pudo notar Park, en las mañanas, el demonio desaparecía dentro de la gran casa y en la noche, siempre salía con una caja de cigarrillos y no regresaba en un buen rato. La llave de su cadena la tenía siempre guardada en su bolsillo izquierdo, y sabía esto porque siempre se burlaba de él mostrándosela. La puerta la dejaba sin seguro cada vez que salía en la noche, la única vez que la aseguraba era después de regresar de "fumar".

Jimin se encontró con la boca totalmente seca esa noche y su estómago parecía no quererlo dejar tranquilo. Los dolores fuertes iban en aumento, dificultando incluso su respiración.

Tenía hambre.

Quería comer.

Quería escapar.

Necesitaba irse.


— ¿Divirtiéndote, Park? —Y si las miradas quemaran, JungKook ahora mismo estaría hecho cenizas.

Haciendo caso omiso de la fija mirada del rubio, JungKook fue hasta la cocina y trajo consigo un vaso de plástico con agua, entregándoselo a Jimin, quien lo tomó con recelo.

Moría por tomarla, su boca picaba por beberse de un tirón aquella vasija, pero no iba a lucir desesperado frente al vampiro. No le daría el placer de verlo vulnerable.

— ¿No vas a tomarla? —Una sonrisa se dibujó en el rostro de JungKook, y al ver cómo Jimin seguía sin moverse con una mano sujetando el vaso, se acercó para arrebatárselo y sin esperarlo, se topó con el firme agarre del rubio.

Jimin, preso del cólera que sentía al ver cómo la burlona sonrisa del demonio aumentaba cada vez más, agarró con fuerza el agua y se la lanzó toda en la cara al vampiro.


El cabello, el rostro, toda la ropa de JungKook se encontraba empapada en agua.


¡La llave, Jimin, la llave!

Necesitaba sacar la llave de sus pantalones ahora que lo tenía tan cerca.

¡¿Pero cómo?!

El rostro de JungKook, completamente enfurecido, se acercó al de Jimin, respirando con pesadez. Sus ojos estaban más oscuros que de costumbre y su pálida cara parecía estar roja a la vista de Park.

Jimin se quedó estático cuando sintió el fuerte golpe en su mejilla, no se lo vio venir aunque se lo imaginaba. Esta vez no había roto su labio ni su ceja, pero saldría sí o sí un moretón en su cara.

Ambrosia    |JJK&PJM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora