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El corazón de Jimin latía con fuerza al ver al vampiro tendido en el suelo.


¿Estaba realmente muerto?


La imagen de SeokJin blandiendo la daga y apuñalando una y otra vez al pelinegro se proyectaba vívidamente en su mente. Sin titubear, soltó la mochila y se acercó al inmóvil cuerpo entre las altas hierbas.

Con manos temblorosas, lo giró y levantó su sudadera, dejando al descubierto el abdomen y el torso pálido de Jungkook. La luz plateada de la luna se derramaba sobre ellos, iluminando la escena en una tétrica serenidad. Cuando finalmente logró enfocar su vista, un gemido ahogado escapó de sus labios, atónito. Las náuseas lo invadieron y unos fuertes mareos sacudieron su cuerpo de pies a cabeza, amenazando con abrumarlo por completo.

Podía percibir más allá de la piel del vampiro, incluso vislumbrar el inquieto corazón saltando en su pecho. La imagen era espeluznante sus ojos. JungKook respiraba con dificultad y su corazón se ralentizaba con cada segundo que pasaba, podía sentirlo.


Quizás el momento del vampiro ya había llegado.


¿Y si pudiera sobrevivir a esto?

No, era un monstruo, un fenómeno que arrebataba vidas y causaba daño solo para alimentarse.

Pero era un ser sintiente, poseía sentimientos, emociones, recuerdos; era una persona.

Le había causado daño, lo había golpeado, maltratado, y llevaba dos días sin probar bocado, además de haber bebido su sangre.

No obstante, también lo había salvado de los enloquecidos que lo perseguían y había sanado sus heridas.


¡Maldición!


Su cabeza dolía de tanto pensar. Él no era un asesino, no iba a dejar al vampiro, por muy mal que se haya comportado, solo y a la deriva con heridas de tal magnitud.


¡No podía hacerlo!


—Tu vida a cambio de la mía, demonio. —suspiró, citando las palabras que el más alto mencionó una vez.


Jimin, con pesar, colocó la mochila sobre su pecho y calculó cómo cargaría a Jeon. Necesitaba abandonar aquel bosque antes de que los cazavampiros se dispersaran y comenzaran a buscarlos.


—Bien, hijo de puta, espero que me pagues bien caro por la mierda que estoy haciendo para salvarte.



Jimin ubicó con pesar ambos brazos de Jeon en su cuello y levantó ambas piernas, cargándolo a caballito. La cara de JungKook quedó justo al lado de la suya, pudiendo medir mejor su respiración.


Viéndolo más de cerca, el rubio pudo observar los lunares que decoraban el pálido rostro del vampiro, su piel a pesar de la suciedad y los golpes era bastante tersa y suave, la mandíbula marcada acentuaba cada facción de su cara.


Examinando con detenimiento, el rubio pudo apreciar los lunares que adornaban el pálido rostro del vampiro; eran como pequeñas constelaciones. Su piel, a pesar de la temperatura, era sorprendentemente tersa y suave al tacto. La mandíbula marcada resaltaba cada facción de su rostro.

Ambrosia    |JJK&PJM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora