Secreto de las Runas

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"¿Dónde estoy?" Sophia miró a su alrededor. Estaba ligeramente nublado y el aire parecía fresco. Sophia tenía la vista algo borrosa y no podía distinguir lo que la rodeaba. Finalmente, su vista mejoró y vio que la rodeaban piedras. El aspecto de las piedras era distinto al que estaba acostumbrada. Casi parecían lápidas deformes. Caminó lentamente junto a ellas y las observó.

Muchas de las piedras tenían diferentes formas y runas grabadas. Sophia se detuvo un momento, se arrodilló y miró una de las runas. Sus ojos se abrieron de par en par. "Aquí está mi nombre. Espera, ¿puedo leer esto?" Se sentía confusa, ya que nunca había sabido leer runas o sabía muy poco sobre ellas.

De repente, se oyeron pasos detrás de ella. Inmediatamente se puso de pie y tuvo miedo de ver qué había detrás de ella. La joven se armó de valor e inmediatamente se giró. "¡No puede ser! ¿Tú eres yo?" Detrás de ella había una réplica de sí misma. La réplica de sí misma vestía ropas que casi parecían medievales con muchas joyas y cinturones hechos a mano. La apariencia de la réplica tenía algunas diferencias. En lugar de su tono de piel oliva cálido, la réplica tenía piel de porcelana. La réplica tenía ojos color avellana claro en lugar de castaño claro y el pelo largo y castaño oscuro con las puntas rojas en lugar de negro. El ser sonrió mientras señalaba a Sophia y luego a una de las piedras.

"¡AHH!" Sophia se incorporó de la cama, respirando agitadamente, mirando a su alrededor y dándose cuenta de que estaba en su habitación alquilada. "Estos sueños se me están yendo de las manos. Parecen tan reales". Miró su teléfono y vio que eran las siete de la mañana. "Será mejor empezar el día con tiempo".

La joven se levantó de la cama, se dio una ducha caliente, se vistió y se puso ropa de abrigo. Miró su teléfono, que debía estar a 58F; tenía todo lo que necesitaba. "¡Bueno, vámonos!" Decidió ir al Cementerio de la Runa, que no estaba lejos del hotel. Los héroes históricos yacían en el Cementerio de las Runas, una popular atracción turística, y Sophia quería ir temprano para evitar colas.

Un taxi llegó por orden del propietario; el conductor era un hombre mayor de unos cincuenta años. "Buenos días, jovencita. ¿Adónde va?"

"Al Cementerio de las Runas, por favor".

El taxista asintió al entrar Sophia; se dirigió al destino. "Veo que no es usted de aquí, señorita".

"No, soy de Estados Unidos. Vengo en busca de aventuras".

"¡Oh, jo! ¡Bien por usted! El Cementerio de las Runas es una extraña manera de empezar". Giró a la izquierda, y se estaban acercando a su destino. "Sabes, las runas también tienen otros secretos".

Sophia miró al conductor, intrigada. "¿De verdad?"

"Pues sí. El cementerio es el lugar de descanso de los héroes y el hogar de historias y canciones". A continuación, detuvo el taxi. "Hemos llegado a su destino".

Sophia miró por la ventanilla y vio piedras a lo lejos. "Gracias por traerme, señor". Sacó algo de dinero.

El hombre lo cogió. "Gracias, señorita. Cuando termine, hay un pueblecito cerca de las runas y puede llamar a un taxi para que la lleve de vuelta. Disfrute de su aventura".

Sophia se bajó y el conductor se marchó. Una hermosa valla blanca rodeaba el cementerio; hierba y flores lo rodeaban, dándole una sensación de serenidad. Entonces cogió sus auriculares y encendió la música de su teléfono que reproducía la canción de Therion, Secret of the Runes. La joven se dirigió hacia la entrada, donde tuvo que pagar un billete. Una vez pagado, se le permitió entrar.

Una vez dentro del cementerio, había muchas piedras; algunas estaban en hileras, mientras que otras estaban esparcidas. "Qué raro, me resultan familiares". Sophia se fijó en un par de turistas, pero estaban en la parte más alejada de la zona. Miró hacia abajo y sacó fotos de las piedras y las runas. Cuanto más caminaba, más empezaba a abrirse paso un dolor de cabeza. "Debería haber tomado medicinas". Sophia se quitó los auriculares y los guardó en la mochila. Mientras seguía caminando y sacando fotos, hubo una runa en particular que captó su interés.

Mientras miraba la runa detenidamente, sus ojos se abrieron de par en par. Se dio cuenta de que la piedra tenía más espacio en la parte superior, y algunas runas estaban talladas en ella, pero se desvanecieron con el tiempo. "Dice mi nombre". Los latidos de su corazón se aceleraron y le dolía la cabeza. "Es igual que mi sueño. ¿Qué demonios está pasando aquí? ¡Puedo leer esto!" De repente, Sophia empezó a sentirse mareada e intentó ponerse en pie, pero todo su cuerpo se debilitó tanto que cayó al suelo junto a la runa. Sucesos e imágenes de personas que nunca antes había visto fluyeron en su mente, lo que la confundió y asustó. Todo se estaba volviendo demasiado para ella y perdió el conocimiento.

Posesión De Los VikingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora