Capítulo 8. Interés

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Elian Switcher leyó la dedicatoria por millonésima vez. A continuación, leyó la carta de Valery por millonésima vez. Luego apretó su cabeza con ambas manos.

-¿Cómo es posible?

¿Cómo era posible que la carta de esa lectora, que tanto lo había conmovido, en realidad hubiera sido escrita por... ella?

Se hecho hacia atrás en el sillón, sin abrir los ojos y se quedó así un buen rato.

-¿Estás meditando?

La Virreina Corinan se sentó en el sillón frente a su sobrino y lo observó con interés. Rara vez la visitaba y nunca en días como esos. Aunque ella siempre lo mantenía bien vigilado, a petición de su hermano.

Se encontraban en una espaciosa y lujosa salita de la mansión Corinan. Ahí estaba todo muy tranquilo, pero en los salones principales y en la cocina todos estaban apurados arreglando los últimos detalles para el baile que se celebraría ese día.

-¿Cómo se encuentra, tía?

-Vamos, ve al grano, sobrino, tengo un magnífico baile que oficiar el día de hoy.

-Ah, sí... el baile.

La Virreina Corinan levantó una de sus delicadas cejas. Elian no la miraba a los ojos y movía una de sus rodillas con nerviosismo.

-Hace poco me reuní con tus padres, así que no creo que tenga que ver con ellos, ¿o sí?, ¿está todo bien?

-Ellos están perfectamente, tía.

-¿Eso qué es?

La Virreina Corinan señaló con un movimiento de cabeza el libro y la carta que Elian había dejado en la mesita frente a ellos.

-Ah, es la razón por la que vine... verá, necesito entregarle este libro a alguien, tía, alguien que sé que estará aquí esta noche. Será algo rápido, no me quedaré mucho tiempo y...

-Elian, sabes que no necesitas de una invitación para asistir a mis fiestas. De hecho, estaría bien que te dignaras a venir de vez en cuando.

-Sabe que no me llevo muy bien con los artistas de este reino, tía...

-¡Tonterías! Los haces más populares.

-Bueno, yo no lo diría así...

-Desafortunadamente las personas recuerdan más lo malo que lo bueno. Y, de todos modos, sueles acertar en muchas cosas.

-¡Cielos, tía!

-Además, sólo haces tu trabajo, que, por cierto, supongo que no piensas hacer toda la vida, tu padre está impaciente porque regreses a...

-Tía, por favor, no hablemos de eso ahora.

-Bien, bien, como sea. ¿Quién es la persona a la que quieres ver esta noche?

-Es una actriz... no importa mucho, sólo debo entregarle esto y ya.

-De acuerdo... pero quédate y disfruta de la fiesta. No sólo invito actores, ¿sabes?, también hay escritores, vendrá esa escriba muy famosa, Madame Rovan o algo así...

-¡¿Madame Rovenic?!

-Sí, ella. Vamos, estoy segura de que muy pocos saben que eres mi sobrino, lo cual es extraño, siempre he pensado que tenemos un gran parecido...

Pero Elian ya no la estaba escuchando. Estaba pensando que, después de todo, quizá no sería una pérdida de tiempo quedarse un rato más en la fiesta. Luego de entregarle el libro a la señorita Valerian, quizá podría charlar un poco con Madam Rovenic, la veterana escritora de la Saga de Switch, una de sus historias favoritas de toda la vida.

Una oportunidad como esa no se le presentaba todos los días.

Rojo y NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora