Capítulo 7. Admiradora

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La cosa más estúpida que Yeria había hecho en toda su vida fue huir de su casa. Tuvo suerte de no terminar muerta tres días después. Gracias a Rufus, en realidad. Por eso se había unido a su banda de ladrones. Por eso y porque de verdad creía en su causa. No le había costado mucho convencerla de unírsele. Para ser honestos, Yeria no tenía muchas opciones en ese momento

Sus robos siempre eran a personas muy adineradas. En el Reino de Switch había bastantes. Por eso Yeria no se sentía tan culpable. Esas personas nadaban en oro y varias ni siquiera se percataban de que les habían robado hasta meses después. Porque además eran ladrones muy... discretos. Y, a pesar de lo que Elian había escrito sobre ella, Yeria había logrado engañar a más de una persona con su brillante actuación. Elian no tenía ni idea.

Estaba en la Compañía del Reino de Switch gracias a que Rufus había "negociado" con el director. No con dinero, claro, sino con información comprometedora. El director no había tenido más opción que integrar a Yeria a la Compañía de un día para otro. Pero el plan no llegaba hasta ahí. Era sólo el principio. Ese plan se estaba extendiendo bastante, pero avanzaba bien.

La Virreina Corinan era su objetivo. La Virreina Corinan era inmensamente rica y dos veces al año hacía bailes muy exclusivos a los que sólo invitaba a artistas importantes. Solía invitar a todos los actores de la Compañía del Reino de Switch.

Yeria observó la costosa invitación, fascinada por el delicado decorado y las pretenciosas letras plateadas, que casi ni se podían leer, pero que eran su pase a la gran fiesta. La señora Emma le colocó polvo perfumado con brillos por el cuello, la espalda y el pecho, el toque final. Estaba radiante en su vestido azul turquesa con negro. Se había recogido el cabello, para que su delgado cuello luciera, rodeado con un collar de brillantes ópalos negros. Su maquillaje estaba muy recargado, pero le gustaba cómo se veía. Parecía el personaje malvado de una obra.

Eso le recordó a Yeria la segunda cosa más estúpida que había hecho en toda su vida: hacerse fan de La familia Crymur.

-Señora Emma, soy una tonta.

-No digas eso, niña, sabes bien que eres muy inteligente, además de muy hermosa. Mírate. Serás la más bella de la fiesta. Pero... ten cuidado.

Yeria le dio un beso en la mejilla a su querida ama de llaves y le dejó sin querer una enorme marca de carmín.

-Sé que Rufus es meticuloso, pero no te pongas en peligro, ¿vale?

-Nunca he fallado, señora Emma, no se preocupe, estoy más entrenada de lo que cree... ¡uy! ¡se hace tarde!

Ya en el carruaje, camino a la mansión de la Virreina, Yeria volvió a abstraerse en sus pensamientos. Últimamente le sucedía mucho. Pasaron frente al edificio de El Switcher. No se había vuelto a acercar a él desde que saliera corriendo aquel día en que descubrió que Fénix, el misterioso autor de La familia Crymur, era nada más y nada menos que Elian Switcher. La vida, sin duda, le jugó una buena broma.

Lo peor fue que, a pesar de lo sucedido, Yeria no pudo evitar comprar el periódico para leer el siguiente capítulo. Pero cual fue su sorpresa al encontrar, en lugar del capítulo de la semana, una nota que decía que el autor se tomaría un descanso y retomaría la historia hasta dentro de dos publicaciones. Aquello había sido como un golpe en el estómago. "¿Acaso fue por lo que pasó?", pensó Yeria.

Yeria había decidió no revelar la identidad de Fénix. No ganaba nada con eso.

Eso sí, se arrepentía mucho de haber abandonado su libro de edición especial en manos de Elian Switcher. Pero a la vez pensaba que habría sido muy extraño conservarlo sabiendo quién había escrito la dedicatoria.

Sacudió la cabeza paraevitar seguir pensando en eso. El carruaje ya estaba formado detrás de otroscarruajes y se aproximaban a la entrada de la mansión.

Rojo y NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora