PRÓLOGO

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Nunca fue religioso, si por él fuese siquiera asistiría a la iglesia los días festivos, pero al provenir de una familia tan apegada a las creencias divinas, Taehyung no tenía otra alternativa que ceder.

En esos años, apenas entrando en la década de los ochenta, la mayoría de las personas se encontraban sumidas en sus creencias y su familia no era la excepción. Claro que desconocían los secretos que tanto aquel adolescente de dieciocho cómo su primo un año mayor, escondían, pues de saberse que ambos muchachos resultaban homosexuales, seguramente serían enviados a un colegio militar o recibirían un exorcismo, no culpaban a sus padres de la falta de comprensión, una sociedad cerrada condena a los diferentes a perecer en el ser señalados a través del tiempo discriminatorio.

Siendo sincero y ahora que pensaba con más tranquilidad sentado en aquella extensa banca de madera a un lado de Hoseok, su primo, obligados a asistir a la misa del domingo, Taehyung creía fielmente que las cosas jamás cambiarían, que su vida se encontraba tan estancada y sin emociones que sería incapaz de ser feliz, de mostrarse tal cuál era, no creía que existiera algo o alguien capaz de hacerle sentir vivo, completo, respirando, lamentablemente viéndose obligado a callar su naturaleza y quién sabe, quizá hasta teniendo que formar una familia "normal" con un empleo corriente, una rutina, una existencia tan patética como la de todo aquel que le rodeaba.

-¿Tienes idea de por qué hay tanta gente reunida el día de hoy, hyung?-El rubio miró en todas direcciones sintiéndose incómodo ante la multitud, considerando su gran fobia social y falta de simpatía, estar en aquel lugar rodeado de casi todo el pueblo lograba ponerlo bastante inquieto.

-Es una congregación para recibir al nuevo párroco, según dijeron los viejos fue enviado del mismísimo Vaticano.-Hoseok se encogió de hombros tras terminar de hablar, su vista se paseó de reojo casi por un efímero momento contemplando la figura de su secretamente novio, Yoongi, monaguillo del lugar e inmediatamente sonrió. -Cada día más bonito, auch.-Su quejido casi resonó en el silencio sepulcral de la iglesia captando la atención de los presentes y Taehyung quiso reírse después de haberle dado semejante pisotón.- ¿Eso por qué fue, agresivo?

-Para que dejes de babearte en la casa de Dios, van a regañarnos, hyung y más aún si se enteran, así que quédate quieto.-Jhope, como así le llamaba su primo y amigos, bufó entornando los orbes, de brazos cruzados al pecho contempló la manera en que su novio daba las primeras oraciones del día anunciando la llegada del nuevo párroco e inmediatamente sus orbes se abrieron casi atónitos como los de la mayoría de los presentes.

-Pero ¿qué...-Murmuró a tono bajo frunciendo el ceño cuando cruzó miradas con su menor a un lado.- coño? y que Dios me perdone si me escucha.

Taehyung presionó sus belfos silencioso, podría jurar que si no fueran tan falsamente recatadas las mujeres allí presentes, más de una suspiró en respuesta a la presencia del cura y es que cómo no iban a lucir encantadas con él si el tipo era simplemente...perfecto.

De cabello azabache algo rizado, las ondas del mismo caían en una longitud un poco acreciente casi a la altura de su mandíbula, la cuál, demonios, era jodidamente masculina y marcada, tanto como su cuerpo, pues aquel hombre lucía tonificado cómo si hiciera ejercicio diario, alto, imponente, su piel acaramelada, ese tono negruzco que se hallaba bajo sus ojos cómo si de un delineado natural se tratara y sus ojos, Taehyung nunca había visto un par de orbes tan azules, oscuros, juraría en su memoria que esos zafiros tormentosos desprendían maldad pura e infernal que emanaba del alma, un escalofrío casi involuntario recorrió su anatomía tras pensarlo y aquella incomodidad aumentó mas aún cuándo el recientemente llegado posó la mirada en él.

El bastardo sonreía casi tan perfecto como lo era todo en él, si V no fuera un poco ateo, creería que el tipo no era más que un anticristo, el Diablo mismo hecho hombre para condenar a quién le mirase y es que la forma animal en que esas cuentas no se apartaban de él lograba paralizarlo, no estaba seguro de qué pretendía el nuevo párroco observándole de aquel modo tan atento, siniestro, pecaminoso, porque Taehyung estaba casi seguro de ser comido con los ojos en esos cortos segundos que le parecieron una jodida eternidad removiéndose inquieto en su asiento.

-Es un honor para mí ser recibido por tan hermosa comunidad, mi nombre es Jeon Jungkook, padre Jeon, enviado desde Roma por primera vez a Corea, mi país natal,- Su voz, carajo, es que hasta el tono calmado que utilizaba lograba alterar las pocas neuronas que Taehyung poseía alertas a las ocho de la mañana de un domingo, quería golpearse por ser tan puberto e inexperto hormonal, pecador infame quién se estaba calentando solo por ver a un cura, pero no cualquier cura porqué ese desgraciado estaba jodidamente bueno y la carne es débil ante los guerreros de Dios o eso quiso pensar el menor bajando la vista a sus manos jugueteando con las mismas sin poder mantener el contacto visual. -espero poder cumplir con sus expectativas y que mi estadía aquí les sea de ayuda para lo que necesiten.

-Un exorcismo necesito.-Susurró Taehyung en ese preciso momento y coño, maldijo mentalmente al presionar los orbes fuertemente cerrados, el puto eco de aquel sitio que le hizo resonar en el silencio sus palabras a tal grado que la mayoría de los presentes se voltearon a verle e incluso sus padres.

-¿Un hombre devoto a Dios recurriendo a un exorcismo?-Si ese hombre no fuera un cura Taehyung juraría que se le estaba burlando escondido en la neutralidad.- usted, joven...

-Taehyung,-Respondió en un impulso de efímero valor al ponerse de pie encarando al contrario.- Kim Taehyung y déjeme decirle que aún cuando soy poco creyente, podría decirle que incluso hasta el hombre más cercano a Dios es pecador...padre Jeon.-Aquellas desafiantes palabras fueron expulsadas por sus belfos en el ladear de una sonrisa burlona qué raramente, el párroco correspondió de manera tan efímera que únicamente él consiguió contemplar.- Todos estamos tan cerca de Dios como del Diablo, por eso vivimos en pecado y personas como usted nos aminoran esa carga ¿no es así?

-En efecto, hijo -Cabrón hijo de puta y que Dios lo perdone por insultar mentalmente en su casa, pensó Taehyung.-, yo soy el encargado de encaminar a las ovejas descarriadas del rebaño de Dios y por lo visto tú eres una de ellas.

-¿Yo, padre?-Quiso burlarse, en sus planes estaba hacerlo y sin embargo no pudo hacer más que ser preso de un escalofrío casi inhumano recorriéndole la espina dorsal cuando el mayor asintió quedo.

-Si, joven Kim, usted lo es pero no se preocupe, será un placer para mí enseñarle el camino correcto a la verdadera fe, me encargaré de que así sea, así como a todos mis creyentes.

















Aquí les dejo el prólogo, mis amores, espero les guste esta historia tanto como a mí me gustó crearla para ustedes, bienvenidos sean y que Dios nos ampare por pecadores, amén.

𝐒𝐀𝐂𝐑𝐈𝐋𝐄𝐆𝐎 © → KookV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora