Capítulo 9.

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“—Así es como se observa la conmoción frente a la imponente Casa Blanca, Jonh, déjame decirte que miles de personas se encuentran reclamando por sus derechos, exigiendo la igualdad en la sociedad y que le sean devueltos sus empleos, aseguran que el ser homosexual no es una enfermedad y solicitan que la iglesia no influya en esta apelación.“

No podía creerlo, observando las noticias con pereza, Taehyung frunció su ceño algo molesto debido a lo que oía, contemplando con horror las imágenes de aquellos sus iguales secretamente, siendo reprendidos injustamente por el abusivo escuadrón anti disturbios de la policía.

Golpes, insultos, gritos y dolor, la exigencia de sumisión a través de la violencia innecesaria consumiéndolo todo.

El poder de la política, aquellos que se creen superiores, esos son los verdaderos monstruos que no hacen más que minimizar la necesidad de la gente, ignoran sus pedidos de auxilio, violentando todo a su paso, destruyendo e infundiendo el miedo, malditos gobiernos que acallan las voces de aquel inocente con tal de presumir de su falso poder.

—Es increíble, no importa cuántos años evolucione el mundo, la humanidad siempre será primitivamente cruel con aquello considerado diferente.—Murmuró para si mismo una vez dejó caer el lápiz sobre sus anotaciones, suspirando frustrado y estirando los brazos en un exagerado bostezo, contemplando el enorme reloj de pared en la sala, levantándose del suelo dónde yacía rodeado de libros y cuadernos.— Faltan diez minutos para la cena, si no ordeno todo esto pronto, madre me dará un sermón insoportable.

Musitando palabras difíciles de comprender tras ponerse de pie, se dispuso así concentrado a ordenar todo el desastre llamado tarea, sumiéndose en aquel labor ignorando incluso la forma en que el timbre de la puerta principal fue tocado, sin prestar atención a lo elegante de su madre esa noche y mucho menos, de quién se trataba la visita de esa velada.

Él se encontraba ordenando y hablando con su yo interno, lo demás claramente no importaba, no por ahora.

Taehyung tenía la manía extraña de hablar solo, no era nada nuevo para él, incluso parecía sostener conversaciones bastante profundas consigo mismo, mismas que traían recuerdos preciados, imágenes mentales dónde cierto pelinegro de orbes azules le miraba atentamente, aquellas cuencas siniestras y repletas de secretos indescifrables.

Jungkook y su estúpida sonrisa petulante.

Jungkook y su risa sonora e infantil.

Jungkook y su manía de repasarse la mejilla interna con la lengua estando molesto.

Jungkook y sus ojos azules cuál mar en calma.

Jungkook tomándolo en la iglesia.

Jungkook besándolo en la montaña.

Jungkook acariciándolo en la estación de trenes.

Jungkook en su sala.

Espera ¡¿qué?!

—¿Padre Jeon?—Estupendo, buen momento para fingir ser alguien correcto y sin pecados, pensó.—¿qué está haciendo aquí?

—¡Taehyung! ¿qué son esos modales?—Bien, lo que faltaba, un regaño de su madre.—el padre Jeon ha venido por dos razones, —Ese bastardo, viéndose ahí ¿quién se creía? lo miraba con diversión debido a la segura expresión de sorpresa y nerviosismo que traía Kim, con su sotana larga hasta los pies, aquel crucifijo de plata imponiéndose sobre el pecho, con las manos entrelazadas a la espalda y su cabello, esa azabache melena interponiéndose cuál maleza en lo salvaje escondiendo al depredador que resultaba su mirada zafiro estudiándolo con posesión e incontrolable anhelo. Le encantaba, joder, es que Jeon Jungkook era lo más perfecto nunca antes visto.—¿me estás escuchando hijo?

𝐒𝐀𝐂𝐑𝐈𝐋𝐄𝐆𝐎 © → KookV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora