Capítulo 3

81 14 0
                                    


La cena consistió en un estofado de carne con verduras que Tom comió sin rechistar a pesar de que las odiaba.

—Hay más si tienen hambre—dijo Maureen tras serviles una generosa cantidad.

—Gracias—contestaron Tom y Andreas a la vez.

Se sentían algo cortados, al parecer les trataban como sus invitados y mientras que ellos comían en el salón disfrutando de la chimenea, Bill y su familia lo hacían en la cocina.

—Son un poco raros, ¿no crees?—preguntó Andreas en voz baja una vez a solas.

Tom no le pudo contestar, Bill entró en el salón llevando una jarra de agua y les sirvió bajo la atenta mirada de Tom.

—Si necesitan algo más, estoy en la cocina—dijo Bill retirándose.

—Espera, quédate con nosotros—invitó Andreas—Así hablamos un poco.

—Mi madre me necesita en la cocina—dijo Bill negándose.

—Vamos, solo un momento—insistió Andreas.

Bill asintió y se quedó en pie al lado de una silla sin llegar a sentarse en ella.

— ¿De verdad que Georg es tu hermano?—preguntó Andreas yendo directo al grano—Porque no os parecéis en nada.

— ¡Andreas!—susurró Tom dándole un codazo.

—Solo estoy siendo educado—se justificó Andreas—Y Bill no está obligado a contestar si no quiere.

—No pasa nada—intervino Bill—No, no es mi hermano. Soy adoptado, mis padres murieron siendo yo un niño.

—Entonces viniste a vivir aquí con los padres de Georg y él, ¿verdad?—preguntó Andreas, viéndole asentir con la cabeza— ¿Y a ti te gusta vivir aquí? ¿No te sientes algo solo?

—Yo...no, no conozco otra clase de vida—murmuró Bill sonrojándose.

— ¿Y qué hacéis aquí para divertiros? —preguntó Andreas sonriendo con picardía— ¿Retozar en el heno?

Bill se le quedó mirando sin entenderle bien, la verdad era que empezaba a encontrar sus preguntas un poco incómodas.

—Tú y Georg—aclaró Andreas— ¿Dejáis a un lado el no ser familia y os divertís de alguna manera?

— ¿Puedo irme ya, por favor? —suplicó Bill.

—Claro—se apresuró a decir Tom—Seguro que tu madre se estará preguntando donde te has metido.

Bill asintió con la cabeza y les dejó terminando de comer.

—Es intrigante—dijo Andreas cruzándose de brazos.

— ¿A qué ha venido todo este interrogatorio—preguntó Tom encarándose con su amigo.

—Lo he hecho por ti, para saber algo más de él—contestó Andreas.

— ¿Y qué es eso de insinuar que se lo monta con su propio hermano? —preguntó Tom procurando no gritar.

—Oh, era solo...curiosidad—dijo Andreas sonriendo—Y ya ha dejado claro que son hermanastros, entre ellos no hay ningún lazo familiar y estando aquí ellos solos pues...quién sabe, alguna vez se habrán divertido más de la cuenta. Por cierto, ¿has visto lo guapo que se pone cuando se sonroja?

Tom suspiró y se dedicó a mirar por la ventana, desde ella podía observar a Bill dando de comer a las gallinas que se arremolinaban a sus pies. Hasta sus oídos llegó su dulce voz, estaba cantando mientras daba de comer a sus animales, quienes parecían estar muy cómodos con él.

Un verano inolvidableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora