𝓣𝓮 𝓠𝓾𝓲𝓮𝓻𝓸 𝓪 𝓣𝓲 𝓪 𝓝𝓪𝓭𝓲𝓮 𝓜𝓪́𝓼 (ʙʀᴀʜᴍs ʜᴇᴇʟsʜɪʀᴇ x ᴛɴ {ᴇʟʟɪᴇ})

Chapter 8

Ellie's Pov

— ¿Porqué llegaste, mm? Me vuelves malditamente loco. Detesto verte todos los putos días, mas sin embargo, amo cuando sonríes, cuando coges un maldito libro y comienzas a leer, el solo verte sentada tranquilamente hace que mi estómago se revolotee — habló en voz baja. Me quedé callada,  no sabía que responderle... jamás pensé que diría algo así.

Lo miré incrédula, un hombre como él diciendo esto, era algo raro y confuso. Ambos nos quedamos mirándonos fijamente a los ojos, los suyos escaneaban los míos. De pronto se alejó, dejándome aturdida aún. Se pasó las manos por su cabello negro ondulado, se veía frustrado.

De un momento a otro, me agarró por el cuello, apretando con bastante fuerza, llevé mis manos por instinto a su brazo, luché por respirar, pero... fue demasiado tarde, todo se fue en negro.

1 hora después

Desperté con mucho dolor en el cuello, me quejé un poco al tocar la área afectada.

Miré a mi alrededor, buscando algún signo de Brahms de que estuviera cerca pero no fue así, ni siquiera se escuchaba. Intenté levantarme de la cama, pero no pude ponerme completamente de pie, me sentí mareada al instante, por eso caí de vuelta sentada en la cama.

En eso Brahms entra a la habitación con un vaso de agua... ¿Por qué? pensé, él hizo esto ¿por qué ahora se comportaba amable?

Lo miré un poco confusa y aún mareada. — Ten, bebe — habló con esa típica voz de niño bueno. Agarré el vaso y di un par de sorbos, tenía la garganta seca. Él solo me miraba, parado frente a mi, al parecer esperando a que yo dijera algo. — Gracias... — No podía hacerlo enojar... ¿cierto? Capaz sería de actuar de forma agresiva otra vez. 

Tenía miedo de este hombre, no sabía sus arranques de personalidad... cierto... Brahms podía padecer de ese trastorno de la personalidad o algo así.

Estaba sumida en mis propios pensamientos que...

Un golpe en la puerta principal nos asustó a ambos, yo no invité a nadie y mi hermano no vendría en un buen tiempo. Ví como el sujeto se fue, metiéndose por el pasadizo que hay en la habitación. Yo como pude, caminé por el pasillo, bajé las escaleras y me acerqué a la puerta.

Estiré mi mano a la manija, le di vuelta y abrí, tardé unos segundos en acostumbrarme a la claridad. Cuando al fin pude enfocar mi visión, había una chica... ¿Cómo entró? 

— ¿Si? ¿Qué se te ofrece, señorita? — pregunté con amabilidad, fingiendo que el cuello no me dolía. 

— Hola señorita, soy Diana Marshall, lamento venir de imprevisto, vengo a... saludar, ¿puedo pasar? — respondió... esto se me hacía extraño, finalmente accedí y la dejé pasar, indicándole en donde estaba la sala de estar.

 Ambas conversamos... pero aun tenía mis dudas de cómo esta chica entró a la propiedad... digo, sí, el portón debe estar abierto, pero desde la lejanía se podía ver que había alguien viviendo aquí, en este caso soy yo. Si fuese yo no me atrevería a entrar a propiedad "privada". 

Ella tiene 24 años, según dijo, tiene una hermana menor, su nombre es Elizabeth y ambas viven en un apartamento. Es un poco más alta que yo, pelo rubio, un poco... musculosa, al parecer va al gimnasio, sus ojos son de color azul claro, es algo pálida, hasta pecas tiene.

Al final no pude aguantar más y tuve que preguntarle. — Si no te molesta Diana, ¿por qué haz venido aquí? — le pregunté, tratando de sonar lo más amable posible, pese a tener mis sospechas. 

— Oh... mmm, escuché en el pueblo de que la mansión Heelshire había sido rentada o comprada por una chica, así que, quise venir a ver si era cierto. — me respondió con una sonrisa, aún se me hacía sospechoso pero lo dejé pasar, no iba a formar algo tipo de revuelo o algo así.

Asentí lentamente, aún en silencio... no tenía nada más que decirle a ella. 

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Estaba en la puerta, despidiéndome de la chica, me despedí con una sonrisa, aunque todavía tenía mis sospechas, ella apareció de la nada.

La vi irse, caminaba lentamente, hasta que la vi cruzar el umbral de la entrada de la casa, cerré la puerta, pero me quedé pensativa... con mi mano aún en la manija y mi mirada perdida en el suelo. 

Y si... ¿ella sabía que Brahms estaba vivo?

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➜Bueno hasta aquí el capítulo, espero que les guste. Veré si se me ocurre algo mejor 😊.