Capítulo 6

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<<Qué acabo de hacer>> me pregunto mientras conduzco.

Una semana después de la humillación que le hice a Annie, estoy en la estación de Florida. Mi foto y la de Annie aparecieron en todos los tabloides de Chicago y toda América. Al día siguiente de huir de la iglesia, tuve la osadía de ir a la casa de los Britton para disculparme con sus padres y contarle la verdad a Annie, obviamente sus padres no me recibieron, pero Annie sí lo hizo, ella quería respuestas por muy dolorosas que estas fueran.

—Yo sabía que había alguien más, algo en mí lo sabía y no quería verlo. Pero jamás me pasó por la cabeza que se trataba de Eliza. ¿Cómo pudiste Archie? ¡Eres un cobarde!, por qué esperaste a que llegara el día para arrepentirte. ¡Largo, vete de mi casa!

Ni siquiera pude sostenerle la mirada a Annie, solo la escuchaba llorar y descargar su dolor en ira. Un cobarde, sí, esa era la descripción perfecta para mí. Annie enfureció, me echo de su casa, nunca antes vi esa mirada de desprecio en ella, por nadie, pero qué más podía esperar después de lo que le hice; Annie me hizo darme cuenta de que actúe con egocentrismo.

—Annie, por favor perdóname... —le dije antes de salir de la sala de estar. Ella no me miró, se mantuvo de espaldas con las manos empuñadas.

He viajado a Florida, me hospedo en uno de los hoteles de los Leagan, y luego voy a la residencia de mis parientes.

—Pronto nos estaremos viendo por allá, no lo he olvidado, solo que tengo mucho trabajo. Ja, ja, ja, soy un hombre responsable, querido amigo, aunque no lo creas. Bueno viejo, te dejo, gente distinguida me espera.

Neil me guiña un ojo, es increíble que me hiciera esperar tanto tiempo, recibió una llamada y la tomó sin importarle que yo estaba ahí.

—Discúlpame, Archie, los negocios van viento en popa. Leí que cancelaste la boda... el mismo día, en la iglesia —Neil se mofaba de mí, sentado cómodamente en una silla rococó— pero dime, qué te trae por acá, querido primo.

—Creo que sabes perfectamente que me trae por acá.

Encendió un cigarro y le dio una calada, soltando el humo en mi cara.

—¿Y por qué hasta ahora? Despreciaste a mi hermana cuando ella te buscó, crees que Eliza te aceptará. Parece que no la conoces.

—No vine por Eliza, vine por la niña.

—Tu hija —recalcó con molestia— esa niña tiene un nombre, pero quizás ni siquiera te has molestado en averiguar cuál es.

—Charlotte —susurré— Basta de plática Neil, necesito hablar con Eliza.

—No sé si ella desee hablar contigo —levantó la bocina del teléfono y alzó la palma de su mano y me pidió que guardara silencio— Hola hermanita, te llamó porque nuestro querido primo Archie está de visita, quiere saber si será bien recibido en casa... entiendo...

—¿Qué está diciendo? —interferí— Déjame hablar con ella.

—Como quieras, adiós hermana. Te recibirá en su casa, esta es su dirección.

Eliza vivía en Saint Petersburg, Neil fue muy amable al poner a mi disposición un chofer que condujo desde Tallahasse hasta Saint Petersburg.

Mientras esperaba en la sala, contemplé a detalle la residencia de Eliza, tiene una espléndida vista al mar, puedo imaginarla caminando con mi hija entre la espesa y cálida arena.

—Así que no te casaste con la llorona —Eliza entró con un vestido verde recto, que le llegaba hasta las rodillas, con un escote discreto que mostraba su nívea piel hasta el nacimiento de sus senos, mangas hasta los codos, y unas zapatillas negras, se veía radiante.

LA LLAMA DE TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora