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Desde el viaje a Madrid, lo cierto es que Spreen se había mostrado más cercano y abierto que nunca. Sin embargo, tras aquella noche en la Bresh, su actitud dio un giro de 180 grados.

Había pasado casi un mes desde Halloween y todas sus respuestas a la hora de salir de joda o simplemente juntarse a ranchar con los pibes eran siempre negativas.

Para Carre era inevitable pensar que podía ser culpa suya. Quizás su amigo por fin se había dado cuenta de que lo que estaba pasando entre los dos no tenía ningún sentido.

En parte, le sorprendía este cambio tan repentino, pues fue Iván quién se lanzó la última noche... Pero, ¿había alguna posibilidad de que hubiera otra razón por la que Spreen se negara a mantener el contacto con sus amigos?

Los pibes eran bastante intensos con las joditas, capaz que su amigo prefería aislarse y no salir de casa antes que sentirse incómodo en las juntadas...

De todas formas, fuera ese el motivo o no, Rodrigo notaba a su amigo más decaído que de costumbre. En los directos disimulaba bastante bien, tenía experiencia streameando, podía entretener a la gente aunque no estuviera en su mejor momento anímicamente. Pero Carre le conocía, la sonrisa que mostraba ante la cámara apenas le llegaba a los ojos, que no tenían su brillo característico al contar cualquier boludez que le había pasado ese día.

Las ojeras que solían caracterizar el rostro de Rodrigo, ahora también adornaban la linda cara de Iván, y eso era algo que le preocupaba. En primer lugar, porque le entristecería que su amigo estuviera pasando por un mal momento y, en caso de que así fuera, porque Spreen no había sentido la confianza suficiente para contárselo.

Eso último era lo que más le dolía: sentir que, por culpa de las sensaciones fugaces y extrañas que ambos experimentaron al unir sus labios un par de veces, se perdiera la confianza acumulada de años atrás.

Saber que su relación de amistad con Iván se tambaleaba era algo que no podía permitir. Últimamente, no tenía claro lo que sentía respecto a su amigo, y eso era una mala señal.

Debía hablar con Spreen cuanto antes para saber si él también tenía esas dudas o, por el contrario, debía impedir que su lastimado corazón se hiciera ilusiones que no tenían ningún fundamento antes de que fuera demasiado tarde.

En la teoría era muy sencillo pero, en la práctica, Iván se lo ponía cada vez más difícil. Carrera no quería aclarar las cosas por chat o por discord pero, si su amigo se negaba a salir de su casa, era imposible hablar las cosas como es debido.

Por más que intentaba sacarse el dichoso tema de la cabeza, Rodrigo era incapaz de no pensar en ello. Y más aún en momentos como este, en los que más notaba su ausencia...

Esa tarde de domingo, los pibes se encontraban en casa de Goncho para comer asado. Tras ponerse al día con las anécdotas de cada uno, la mayoría estaban pelotudeando con los guantes de boxeo de Rober Galati.

La pelea actual era Zainita contra el Demen, y todos los presentes festejaban las trompadas que atinaba Martín.

-¿Ahora qué, bocón? Te sirvió mucho el gym, ¿eh?-gritaba cebado el de lentes.

-¡Basta, Martín! Dejalo al pibe, ya aprendió la lección, me parece...-dijo Duende mientras le agarraba por los hombros para separarlos.

El Duko y Lit se preparaban para la siguiente pelea, todos alentaban para aumentar la expectación. Sin embargo, Rodrigo seguía sentado ante la mesa que hace algunas horas había estado repleta de comida. Su mente estaba en otro lugar, muy lejos de allí.

Goncho se dio cuenta y se acercó a su amigo.

-¿Qué onda, Carre? ¿Todo bien?

-Sí, amigo. Me quedé re tildado mirando a la nada, qué pelotudo.

'°• ꜱᴄᴀʀᴇᴅ •°' ~ {Rodrivan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora