—Buenos días—una voz grave sacó a Spreen de su sueño.
Abrió los ojos. Estaba en casa de Carre, algunos rayos del sol de mediodía entraban perezosos por la ventana de la habitación.
Giró la cabeza, encontrándose con unos ojos verdes que lo observaban, divertidos. Rodrigo estaba de costado, tenía la cabeza apoyada en su puño y el codo sobre la almohada, haciendo que lo mirara desde arriba.
—¿Qué tal la noche, bello durmiente?
—Bien. Muy bien—respondió Spreen.
Y sonrió, porque era verdad. Por primera vez en mucho tiempo había podido dormir una noche de corrido; sin interrupciones, sueños, visiones ni pesadillas.
—Me alegro—Carre le miró fijamente a los ojos, era evidente que saltaban las chispas, por lo que el mayor desvió la mirada al sentir un cosquilleo en su tripa—. ¿Y el corte?
Spreen movió la pierna entre las sábanas y la levantó, mostrando el gemelo. No quedaba ni rastro de la herida, a pesar de que el día anterior tenía un aspecto terrible.
—Desapareció por arte de magia, ¿qué sentido tiene eso? No puedo creer que el día de ayer ocurriera realmente...
Iván se quedó mirando al techo un largo rato antes de añadir:
—Gracias. De verdad, no sé qué habría hecho sin vos.
—No es nada. Eso es lo que hacen los amigos, supongo.
Carrera se quedó esperando a la mirada inquisitiva que le dedicó el más alto.
—Carre...
—¿Sí?—una traviesa sonrisa quería dibujarse en su rostro.
—Alguien me dijo una vez que los amigos no chapan...
Rodrigo sonrió más ampliamente, recordando la frase que él mismo le había dicho algunas noches atrás, de hecho, la noche que lo rechazó.
—¿Vos decís?
—Y, bueno... Yo creo que tiene razón, ¿no te parece?—Iván se giró sobre el colchón, acercándose más al mayor, su mirada viajó inconscientemente a sus gruesos labios antes de volver a posarse sobre sus verdes ojos.
—Puede ser... ¿Y quién te dijo eso, amigo?—Carre le siguió el juego, acercando un poco su rostro al contrario, sus narices estaban a punto de rozarse—. Parece saber mucho del tema...
—Bue, tampoco es un entendido en la materia, aunque le gusta pensar que sí...
—¿Que decís, idiota? Soy todo un experto—replicó Carre, falsamente ofendido.
—¿Vos? ¿Quién está hablando de vos?—una sonrisa maliciosa apareció en el rostro de Iván, mientras le apuntaba con el dedo en el pecho.
—¡Callate, pajero! Ya te voy a mostrar en qué soy experto...
Rodrigo atacó los labios de Iván con ansia. Después de la tensión de los últimos días, saber que podían estar juntos, los dos solos, sin tener que preocuparse por nada más, era liberador. Se sentía eufórico, feliz y terriblemente enamorado.
Spreen correspondió gustoso, había pasado demasiado tiempo engañándose a sí mismo, fingiendo que no necesitaba a nadie, pero, después de todo lo ocurrido, saber que siempre podría contar con Carre le inundaba el pecho de un sentimiento que había experimentado muy pocas veces... Quizás era pronto para llamarlo amor, o tal vez solo le costaba asumirlo, pero estaba dispuesto a dejar que sucediera y, quién sabe, capaz sus propias emociones le acabarían sorprendiendo.
A pesar de eso, por su mente aparecían dudas inevitables: si realmente llegaban a tener una relación estable, ¿le contarían a la gente? ¿Qué opinarían los viewers? ¿Se lo tomarían bien todos? Y, por otro lado, ¿lo del espíritu tendría efectos secundarios? ¿El rostro de Lautaro sin vida le seguiría persiguiendo en su mente por el resto de sus días? Aunque ya no sintiera nada turbio sobre él, el recuerdo de sus visiones era demasiado potente, no iba a negar que aún se sentía algo abrumado...
Sin embargo, todas esas preguntas se desvanecían al sentir los labios de Rodrigo colisionando una y otra vez sobre los suyos, invitándole a que se dejara llevar.
Aún así, Carre le notó inquieto y, como aún no tenía claro qué eran exactamente, separó sus labios de los contrarios y decidió preguntar. Una pequeña parte de él no podía ocultar el miedo de ser rechazado por segunda vez, pero tampoco tenía una alternativa.
—Entonces, ¿es oficial?—sus orbes verdosos observaban expectantes la oscura mirada contraria—. ¿Querés que sigamos con... esto?
En ese momento, Iván lo supo.
No importaba qué opinara el resto, lo que tenían era únicamente suyo, ya decidirían a quién contarle y de qué manera, tenían tiempo de sobra. Y si su mente decidía jugarle alguna mala pasada siempre podía ir a terapia, al fin y al cabo lo que había vivido era un evento traumático.
Observó por un momento el rostro de Rodrigo ante él. Las ondas castañas despeinadas, su mirada suplicante, llena de amor y esperanza, sus gruesos labios, rosados y brillantes tras aquella sesión de besos que habían improvisado... Quería seguir sientiéndolos sobre los suyos, seguir lamiéndolos y mordiéndolos hasta que encontrara otra cosa mejor que hacer, cosa que en ese momento parecía imposible
¿Acaso aquello no respondía su pregunta?
Las palabras se escurrieron por sus labios con vida propia.
—Boludo, llevo un mes conviviendo con un ente en mi casa y ayer se podría decir que fui poseído por el espíritu de un difunto motorista... ¿Posta pensás que tener algo serio con vos me puede asustar?
Rodrigo negó con la cabeza, riendo, antes de que Iván volviera a unir sus labios. El pecho del mayor estalló en mil emociones cuando, entre beso y beso, al más alto se le escapó en un susurro un "te quiero". Definitivamente, ese pibe pensaba matarle de ternura.
—¿Sabés que es lo peor de esto?—dijo Spreen después de un rato separándose del beso con la respiración entrecortada.
—¿Que los pelotudos de nuestros amigos tenían razón?—respondió el mayor buscando el cuello del contrario con los labios.
—No... Bueno sí, también. Pero es otra cosa.
—¿Qué?—Carre levantó la cabeza del pálido cuello de Iván para mirarle a los ojos.
—Que ya no podemos joder más a Robleis—respondió totalmente serio antes de estallarse él solo en una carcajada.
—Ah, no. Mirá cómo sos de gil, vos, eh...
—Así me querés—replicó Spreen sonriente.
Rodrigo le dedicó una mirada desafiante y una sonrisa sincera antes de juntar sus labios de nuevo en un dulce beso.
Todo esto era nuevo para ellos. No sabían cómo iban a afrontar esta nueva relación ni los obstáculos y dificultades que tendrían por delante.
Pero tenían algo muy claro, si habían superado el mayor episodio paranormal que habían experimentado en sus vidas, podrían con cualquier cosa.
Ya no tenían miedo. Porque si algo se interponía en su camino lo superarían sin problema. Porque lo harían juntos.
🕸️ -°• FIN •°- 🕸️
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'°• ꜱᴄᴀʀᴇᴅ •°' ~ {Rodrivan}
Fanfiction🎃 Especial Halloween!!! •°- 31 de octubre de 2023 -°• • Spreen, tras mucha insistencia de su chat, decide hacer un IRL en una casa abandonada. • El stream transcurre con normalidad hasta que un corte inesperado del directo le deja incomunicado del...