CAPITULO 10

166 28 19
                                    

—¡Maldición! —Enojado, Seokjin arrojó el teléfono al otro lado de la habitación. Suspiró agradecido, un segundo después cuando Oso lo atrapó hábilmente, antes de que se estrellara contra la pared. El teléfono prepago era el único medio de contacto con Taehyung, en este momento. No podía dejar que nada le pasara.

—¿Problemas? —Preguntó Oso, mientras le devolvía el estúpido dispositivo plateado.

—Taecyeon apareció en el bar, haciendo preguntas sobre Taehyung.

—Entonces, ¿qué diablos estás haciendo aquí, parado? —El rostro de Oso estaba fruncido de indignación.

—Tenemos que reunirnos dentro de una hora, Oso. Lo sabes. —Quería gritar, ante el sentimiento de culpa que lo inundaba, por poner la seguridad de Taehyung en las manos de otra persona, pero cuanto antes terminara esto, antes podría volver a casa para siempre.

—Eres un idiota—, dijo Oso, mientras empezaba a juntar sus cosas.

Frunció el ceño, cuando el hombre agarró su chaqueta y casco, dirigiéndose hacia la puerta. —¿Qué estás haciendo?

—Lo que deberías estar haciendo—, Oso respondió. —Voy a asegurarme de que Taehyung está bien.

—Está a salvo, Oso. —Sintió una aplastante necesidad de golpear a Oso, pero la mayor parte de eso, provenía de la culpa que lo carcomía por dentro. —Rowoon lo tiene en el apartamento y voy enviar a algunos amigos para que mantengan un ojo en él, hasta que pueda ir.

La mirada de Oso era intensa, dura. —Está bien, lo que sea.

—¡Oso, espera! —Gritó, cuando el hombre abrió la puerta con un fuerte tirón. —¡Maldición, Oso!

Se pasó la mano por el rostro, para no rugir. Iba a golpear al fornido hombre. Oso podía ser tan increíblemente frustrante a veces. Tomó su chaqueta y se la puso, mientras salía al estacionamiento. Si no detenía el maldito tonto, desaparecería en cuestión de segundos. Alcanzó al hombre justo cuando subía la pierna para montar sobre su motocicleta. Puso la mano sobre el acelerador, evitando que Oso arrancase la moto.

—¿Crees que no quiero correr al lado de Taehyung tan rápido como pueda? —Apretó la mandíbula tensamente, su ira enfrentada con su culpa. —Me mata quedarme aquí, pero eso es exactamente lo que tengo que hacer.

Las fosas nasales de Oso se hincharon, una señal segura de que el hombre estaba enojado. —¿Por qué?

—Porque Taecyeon no debería haber encontrado a Taehyung. Puedo entender que el hombre apareciera en el Rusty Nail buscándome a mí, pero no a él. Fuimos muy cuidadosos, Oso. Lo llevamos en medio de la noche. Se registró bajo un nombre falso. Infiernos, ni siquiera lo visitamos, a menos que nos escapemos por la puerta de atrás.

—Sabías que terminarían encontrándolo—, insistió Oso.

—Sí, con el tiempo—, contestó. —No en dos semanas. Taecyeon no es tan bueno.

Observó cómo los ojos de Oso se ampliaron, cuando el hombre juntó las piezas del rompecabezas y luego se estrecharon. —Tenemos una fuga. —Lo dijo en un tono, que quienquiera que fuese la fuga, iba a desear haber mantenido la boca cerrada.

—Tenemos una fuga. —Asintió. —Y no creo que se trate de la misma que tenemos en el club. No sé quién es, pero tiene que ser alguien cercano a nosotros. Muy pocas personas sabían de Taehyung, mucho menos que fue trasladado a Windy Spring.

—Maldición, Seokjin. —Oso se frotó una mano sobre su boca. —¿Sabes lo que estás diciendo?

—Lo peor que puedo hacer ahora mismo, es ir donde esté Taehyung. Eso es lo que quieren. De alguna manera, alguien descubrió quién es Taehyung y lo que significa para mí. Y estoy asumiendo que no pueden encontrarme, así que fueron por él, buscando que corriera a su rescate.

WINDY SPRING VIIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora