CAPITULO 3

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Tenía que haber alguna ley, en algún lugar, sobre emborrachar a un pobre hombre inocente y luego coser una herida de cuchillo en su brazo. Taehyung debería estar en un hospital bajo los cuidados de un médico, y no que lo cosieran en un antro de mierda a las afueras de la ciudad. El lugar ni siquiera tenía unas medidas mínimas de higiene. Aún así, había que hacerlo y llevarlo a un hospital, significaba que le harían preguntas a Seokjin que no tenía tiempo para responder. Tenía poco más de doce horas para llegar a un bar a cincuenta millas. Se suponía que debía reunirse con su contacto a primera hora de la tarde y organizar como retirar un gran número de armas ilegales. Tenía que ir a esa reunión, lo que significaba que Taehyung tenía que ser cosido a la vieja usanza.

—Eh, piensa en esto de esta manera —, le dijo a Taehyung, mientras limpiaba la herida. —A las mujeres les encienden las cicatrices.

La risa de Taehyung hizo que se detuviera y mirara al hombre. ¿Alguna vez escuchó un sonido más delicioso en su vida? Si hubiera podido elegir poner un sonido a la felicidad, habría sido ese.

—No me servirá de nada —, dijo Taehyung. —No me interesan las mujeres.

Había llegado a esa conclusión, por su cuenta, cuando besó a Taehyung y el hombre se había derretido en sus brazos. No era un beso que olvidaría pronto. Casi se había venido en sus jeans, por los pequeños sonidos necesitados que Taehyung había hecho mientras presionaba sus labios. Una risita adorable, una voz jovial y un gemido que sonaba a puro sexo. Era la combinación perfecta, y la peor. Podría verse involucrado con un hombre como Taehyung, excepto que sería más que probable que los matase a los dos. Necesitaba coserlo y luego dejarlo en algún lugar seguro. Y después necesitaba largarse rápidamente de la ciudad y olvidar que había sostenido al hombre perfecto en sus brazos y lo dejó ir.

Sonrió mientras miraba a Taehyung, escuchando al hombre canturrear alguna canción de la que obviamente no conocía las palabras. El tequila realmente lo había noqueado. Era definitivamente un peso ligero. El hombre estaba fuera de sus cabales. Mientras sostenía la aguja y el hilo que estaba a punto de usar para cerrar la herida de cuchillo en el brazo de Taehyung, decidió que estar fuera de sí, era un muy buen estado en cual se encontrara el hombre. Asintió con la cabeza a Oso.

—Sostenlo. A pesar de lo mucho que ha bebido, esto va a doler como el infierno.

Oso asintió, se arrodilló junto a Taehyung y sostuvo al hombre en el colchón por los hombros. Miró con firmeza al hombre en la cama antes de comenzar. Sólo sus años de formación y la experiencia como un motero fuera de la ley, le permitió meter la aguja en el brazo de Taehyung y atravesar la carne. Este siseó, pero no se movió.

—Creo... creo que voy a necesitar ese licor Oso.

—Sólo estamos empezando chico —, respondió este. —Vamos a esperar un poco.

Taehyung inclinó la cabeza hacia atrás para poder mirar a Oso. —Pero no quiero que me vea llorar. No es viril.

Hizo una pausa y miró fijamente a Taehyung.

—Pensará que soy un cobarde—, continuó Taehyung, como si él no estuviera sentado allí mismo.

—Niño. —Oso rio. —Por la forma en que te mira, estoy bastante seguro de que es la última cosa que piensa de ti.

—¿Sí? —Los nublados ojos color miel de Taehyung, se movieron hacia él. —¿No crees que soy un cobarde?

Negó con la cabeza, con una sensación de pesar, que lo helaba por dentro. Necesitaba dejar de pensar en lo adorable que era Taehyung. El hombre no era para él. —Creo que vas a lamentar haber hablado de ese modo, una vez que estés sobrio.

WINDY SPRING VIIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora