Capitulo 10

67 4 0
                                    

4 meses antes de...

Sokjin estaba dormido; inconsciente, en realidad. Dijeron que era algo normal, su cuerpo y mente estaban agotados y esa era la única manera de descansar.

Namjoon no podía creer que todo eso hubiera pasado. Se sentía tan culpable y las palabras de Sokjin "es tu culpa" no dejaban de retumbar en su cabeza.

Estaba sentado a menos de un metro de distancia de su cama. Se cubrió la cara con ambas manos, como si esa acción tuviese el poder de ocultar su vergüenza. Se sentía fatal. Alguien abrió la puerta y él se puso de pie a la defensiva, encontrando a una enfermera empujando un carrito lleno de medicamentos y un recipiente con agua.

—Señor Kim. —saludó con algo de miedo, sabía la reputación del moreno— Le daré un rápido baño de esponja y le pondré sus...—intentó explicar con miedo en sus palabras.

Interrumpiendo—Yo lo haré. Creí haber dejado en claro que yo me encargaría de él.

—Solo déjeme cambiar su suero y después me retiraré. —dijo la señorita. Sabía que Namjoon disparaba sin parpadear, o eso le dijeron los guardias.

Namjoon lo meditó. —Tienes dos minutos; o saldrás en piezas.

La mujer palideció—No tardaré.

—No, no lo harás. —dijo el moreno con seguridad inhumana. Sus ojeras y pómulos marcados, lo hacían lucir como un loco.

Y quizás sì había perdido la cordura después de todo.

La mujer se movió hasta donde estaba Sokjin, tomándole el brazo y quitando la cánula. Tardó menos de treinta segundos y después se retiró. Cuando la puerta fue cerrada, Namjoon acercó el carrito a un lado de la cama. Movió las sábanas y retiro la ropa de Sokjin.

Era como tener a un muñeco de tamaño real. Su cuerpo era simplemente perfecto, tonificado y delgado. La textura de toda su piel era de durazno, tenía tonos rosas en los codos y las rodillas, era simplemente deleitate mirarlo, era como un ángel.

En cuanto Sokjin estuvo desnudo, humedeció una franela y comenzó limpiando su cara, su cuello su pecho, sus brazos, su entrepierna... Y cuando llego ahí, sus ojos se llenaron de lágrimas. No pudo contenerlo más y tapó su cara. Sí, era su culpa que Sokjin estuviera en ese estado. Si tan solo lo hubiera cuidado mejor, nada habría pasado.


El interior de Sokjin había sido desgarrado. Y al pasar del tiempo, sus brazos comenzaron a tornarse de pequeños colores violetas. No pudo seguir mirándolo en ese estado. Verlo lastimado lo destruía y no entendía el porqué.

Es decir, jamás nadie le había causado tal angustia, ni siquiera cuando vio a sus mejores aliados lastimados, ni siquiera cuando penso qué había perdido a Suga.

Pasó la franela humedecida con agua caliente entre sus glúteos con rapidez, quería terminar de limpiarlo cuanto antes.

La máquina encargada de medir su pulso cardíaco comenzó a sonar con desespero.

—Por favor, no... —susurró Sokjin, mientras se movía entre las sábanas.

Namjoon se alejó de inmediato, como si fuese portador de algún virus mortal y Sokjin estuviera condenado.

Síndrome de Estocolmo «Namjin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora