Stop And Don't Look For Me

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-No- Dijiste con voz temblorosa, pues el miedo se había apoderado de tí. Querías irte con el, querías salir de todo eso, pero la idea de perder a tu hermano justo como a Harry te destruía.

Un silencio llenó la sala por un momento. -¿No qué?- preguntó tu hermano mirándote incrédulo.

-No puedo irme contigo, por favor... Tienes que irte, huye y no vuelvas- Esas palabras dolían como el infierno,  la expresión en la cara de tu hermano era de profundo dolor, como sí estuviera siendo golpeado.

-Dame una razón por la que debería dejarte, mamá. Incluso si lo haces yo no me iré sin tí, no lo haré.- Dante se mantuvo firme con su respuesta y aguanto sus sentimientos tanto como pudo manejarlo.

Sostuviste su mano con fuerza, con tanta que no pensabas en si le hacía daño. -No, tu tienes que irte, ¿no lo entiendes? Si tú mueres ya no quedará nadie más en este mundo para mí. No quiero perderte, por favor.- dijiste llena de lágrimas.

-Me sacrificaría por tí, mamá. No quiero verte sufrir, yo simplemente no puedo abandonarte.- Dijo con tristeza mientras te sostenía.

-Si él vuelve otra vez y te hace daño, ¿Qué haré? ¿Yo qué podría hacer?- Tu hermano negó con la cabeza y te acariciaba el cabello con delicadeza. -mamá no te preocupes, encontraré la forma de sacarte de aquí. Prometo que nada me pasará, pero estaré contigo todo lo que pueda.- No querías que se arriesgara por tí, pero sabías que el se quedaría de todos modos y tú tampoco podías negar sentirte reconfortada a su lado, segura.

-Está bien... Solo te pido que duermas en otro lugar, siento que mi casa no es segura para ambos. Si gustas te daré una dirección de un amigo y allí podrás quedarte sin problemas.- Él lo pensó por un momento, la idea le disgustaba y estaba a punto de negarse.

Pero cuando vió tu cara de preocupación no pudo evitar asentir y recostarse en tu pecho suspirando con pesadez.























Tu hermano te había llevado a casa después de que te dieron de alta del hospital. A regañadientes se fué de tu casa, no sin antes asegurarse de que te tomaras las medicinas que te habían recetado, estaba bastante paranoico así que buscó el hotel más cercano a tu casa para mantenerse cerca de tí.

El saber que tú hermano estaba ahí para tí traía una sensación agridulce de calma y preocupación, pero no podías dejar que supiera que estabas nerviosa y trataste de mantener tu mente fuerte frente a toda la situación.

En cuanto tu hermano se fué el silencio abrumador de tu hogar no tardó en invadir cada rincón de lo que solía ser tu espacio seguro. Un escalofrío recorrió tu espalda hasta la punta de tus pies, el piso se sentía frío bajo tus pies descalzos, podías sentir la venda de tu talón presionar con fuerza el lugar, pero al menos ya no dolía tanto.

Suspiraste con pesadez antes de tomar Valentia y empezar a caminar hacia tu habitación. La sensación de ser observada o asechada era ciertamente frustrante, pero sabías mejor que nadie que era tu cerebro que aún estaba en estado de alerta después de vivir un evento traumático. Recorriste la casa entera asegurandote de que todas las puertas y ventanas estuvieran completamente cerradas y así, solo así pudiste dejar de sentir esa presión en tu pecho que te hacía sentir insegura.

Claro, aún temias de que pudiera aparecer en cualquier momento, pero por lo menos así podrías darte cuenta de si él estaba y te daría tiempo suficiente para esconderte y pedir ayuda. Tampoco sabías cómo, pero no podías descartar la idea de que pudiera encontrar tu casa, pues como lo habías pensado antes, nada de esta situación tenía sentido y si pudo encontrar la casa de tu difunto amigo Harry, ¿qué te aseguraba que no podría encontrar la tuya?

Tu mente por fin estuvo en silencio, parecía haber dado un leve Click cuando pensaste en Harry... Es verdad, lo habías visto morir ante tus ojos, la persona que había luchado por tu vida sin siquiera conocerte, la persona que había extendido su mano solo para poder hacerte sentir segura.

Las lágrimas no tardaron en empezar a acumularse en tus mejillas y bajan con dolor por tus mejillas, mejillas que poco a poco se fueron coloreando de un tono rojizo por el llanto.

Llorando tuviste que llegar hasta tu habitación, tumbarte en tu extensa cama y mirar hacia el ventanal que había allí. Aquél ventanal que amabas observar y del que te habían privado por tanto tiempo al ser secuestrada y torturada. Llorabas por tu libertad y llorabas por la muerte.

Y finalmente después de un largo rato llorando tu cuerpo cedió al cansancio y te quedaste profundamente dormida, insegura de lo que podría pasar, pero ya era demasiado tarde para lamentarse, ahora estabas en tu momento más vulnerable....

Y él lo sabía, lo sabía porque te acechaba desde la distancia.








(Sé que está corto, espero actualizar de aquí al viernes. Gracias por todo y perdón por los errores de ortografía.)



Cold Blood (Michael Myers x Tn) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora