Capítulo 2: Te veo allí mañana.

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Tras su salida de ese mismo día, Susie y Kris se disponían a volver a sus hogares. Los días pasaban con relativa normalidad desde su odisea en el Mundo Oscuro y se habían acostumbrado a la monotonía de no tener nada nuevo que hacer. Solían aburrirse mucho para acto seguido, volver al armario de suministros para visitar a sus amigos de esas tierras. Y aunque la tentación de ir allí siempre que querían era muy fuerte, el castaño sugirió saltarse las clases única y exclusivamente cuando fuese necesario o no tuviesen nada importante que hacer. La monstruo, aunque algo decepcionada ante la iniciativa de su amigo, accedió con el único propósito de no perjudicarle y para que no le diera una mala imagen a su madre. Por alguna razón que la joven no lograba comprender, ahora se preocupaba más por tener un mejor comportamiento para no tener ningún conflicto con la madre del joven, esto por miedo a que le prohibiera a su amigo verla o interactuar con ella de cualquier forma. Aunque el miedo de perder a su único amigo por la mala imagen que ella misma había creado existía, ella nunca se lo expresó abiertamente a él y prefería ir cambiando su actitud tan agresiva con los demás lentamente. Por otro lado, el joven notaba el gran esfuerzo que ponía su amiga en mejorar su comportamiento para agradarle a su madre; esfuerzo que no pasó desapercibido y solía recurrentemente enorgullecerse de ella en silencio. Al mismo tiempo que charlaban y caminaban a paso ligero en dirección al pueblo, ambos jóvenes bromeaban sobre sus camaradas del Mundo Oscuro.

-Hombre, si Ralsei no tiene los pastelillos que me prometió la última vez, le llenaré su castillito de "alta clase" con papel de baño.- Expresó la joven en un tono burlesco al mismo tiempo que reía a carcajadas, el humano, igualmente, solo se reía mientras negaba con la cabeza la idea tan absurda de su idea. Mientras bromeaban y reían al igual que lo hacían siempre, el joven se detuvo a pensar en su amiga. Por un lado, le sorprendía la rapidez y la buena disposición con la que su amiga había cambiado su forma tan áspera de ser con los demás en el poco tiempo en el que se habían hecho amigos. Y por otro lado, también temía que el resto siguiese viéndola a como era ella antes; una conflictiva que siempre buscaba problemas y solía atemorizar al resto de su clase, incluyendo a su profesora de aula. Pero al verla a su lado, sonriendo, contando sus chistes pesados mientras la miraba con una expresión de profundo cariño, el joven tomó una bocanada de aire y lo expulsó, dejando sus preocupaciones atrás; todos merecen enmendar sus acciones con el resto y cambiar para ser mejores personas, o al menos, eso era lo que pensaba el humano.

De pronto, la joven Susie acercó a su amigo del hombro con su brazo, mientras le decía. -Oye, Kris.- El joven, un poco sorprendido por su amiga, movió a un lado su cabeza para indicar que siguiese hablando. -¿Mañana estás ocupado? Quería pedirte algo.- El joven castaño negó con la cabeza mientras se detenía y la miraba con curiosidad. La monstruo parecía algo apenada, pues sus ojos evitaban hacer contacto visual con su amigo, pero logró ingeniárselas para contarle al humano lo que pasaba. Con un pequeño sonrojo escondido por sus mechones de su pelo, ella dijo:

-¿Quieres volver allí mañana? Me refiero al Mundo Oscuro.- Kris profundizó en su pregunta en silencio, analizando los pros y contras de ir. Por un lado, era cierto que hacía un buen tiempo desde que ambos no veían al príncipe o a su comodín en forma de pica, pero por otro lado, eso significaría salir e interrumpir la clase de la Srta. Alphys, cosa que no era complicado, pero no sabía cuántas clases más podría saltarse sin llamar la atención de su propia madre, que si se llegaba a enterar, no le iría para nada bien. Sin embargo y pese a todos los conflictos que pudiese generar saltarse las clases para ir al armario de suministros, el castaño le mostró una pequeña sonrisa mientras le indicaba su respuesta con su pulgar arriba. Es decir, una vez más no hace daño, ¿o si? La felicidad y alegría de Susie no cabía en ella, y mientras jalaba el suéter de su amigo contra ella misma, soltaba unas carcajadas de emoción, las cuales, compartió con él.

Cuando por fin habían llegado al pueblo, las miradas de los monstruos que estaban afuera de sus casas en ellos no se hicieron esperar, sobre todo hacia el humano. La gente del pueblo de Hometown se asombraba debido a este nuevo par, ya que ver a la intocable y temible Susie con el castaño, andando por ahí como si nada era algo digno de sorpresa. La más sorprendida de todos, sin embargo, era la oficial Undyne, quien solía verlos caminar de vez en cuando; compartiendo risas y codeos amistosos entre ambos. Pero aunque era cierto que le sorprendía ver a este duo juntos, la oficial pez solo reía para si misma, orgullosa y contenta de que aquella joven problema estuviese cambiando debido al chico Dreemurr. Los jóvenes habían avanzado hasta llegar a una esquina, en la que se separarían para ir cada uno a sus respectivos hogares. La monstruo Susie, ya iba a darse la vuelta para dirigirse a su departamento si no fuese porque Kris extendió sus brazos para despedirse.

La púrpura lo miró por un segundo, no porque dudase en darle un abrazo; sino porque le asombraba el cariño y afecto que él parecía mostrarle siempre. Susie no era la clase de persona que regalaría abrazos a cualquiera, la gruesa capa de orgullo le impedía mostrarse suave y amable con el resto. No sabía por qué lo hacía, quizás para protegerse en caso de que alguien la dañase o tal vez creció en un entorno falto de cariño y preocupación. El caso es que ella solía abstenerse de enseñar sus sentimientos o de abrirse al resto, pero cuando el joven humano apareció, todo pareció aclararse. Sentía que con él, podía mostrarse cuan sensible pudiese ser, que él no la juzgaría ni le haría sentir mal, y eso para alguien como ella, significaba muchísimo. Ella se acercó a él, propiciándole un debido y cómodo abrazo que duró unos segundos antes de separarse. Susie le mostró una cálida sonrisa honesta que hizo sonreír de igual forma al joven.

-Te veré mañana, Kris. Más te vale no llegar tarde, ¿eh?- Él le sonrió. Cualquiera que los viese podría decir que ambos se sentían más que cómodos y felices juntos. ¿Y quién querría que ese momento terminase? Luego, ambos voltearon y se dirigieron en silencio a sus hogares, respectivamente. Había sido un día largo y ambos se sentían agotados, pero el profundo cariño que se tenían entre ellos, era más grande que cualquier caminata que diesen alrededor del pueblo. Desde que ambos se habían vuelto amigos, sentían que todo en sus vidas mejoraba. Obviamente, esto no quiere decir que todos los problemas que pasasen fuesen ignorados o no existieran; simplemente juntos, se daban la fortaleza y el apoyo que ambos necesitaban desesperadamente. Y eso, los hacía sentir más seguros y capaces.

Cuando el humano llegó a su hogar, saludó a su madre, quien estaba sentada en su amado sillón leyendo un libro. Mientras el joven se dirigía a su cuarto con una pequeña sonrisa que no fue pasada por alto por Toriel, ella rio para sí misma al mismo tiempo que repasaba las páginas del libro en sus manos. En su cuarto, lentamente guardó sus cosas y apagó las luces para entonces, quedar acostado mirando al techo y pensando en aquel día. Al principio de su amistad con Susie, creía que serían buenos amigos, pero poco a poco y sin que el joven se diese cuenta, pareció sentir algo más que admiración por su amiga. El cariño, la cercanía y la confianza que se tenían entre ambos, era envidiable para cualquier amistad de años. Pese al poco tiempo que tenían desde que se habían vuelto amigos, el castaño sentía que la conocía desde hace muchísimo más. Y esto, lo hacía sonreír por reflejo. Pronto, sus ojos le empezaron a pesar más y más al mismo tiempo que se preguntaba cuándo había sido la última vez que había podido dormirse tan rápido. Justo antes de cerrar sus cansados rubíes y quedar profundamente dormido; en su mente, pensó por última vez en ella, pensó en su sonrisa, en sus ojos y en su cabello. Pensó en las pecas en sus mejillas y en su figura, mirándolo a la distancia mientras le obsequiaba una sonrisa esperanzadora...

DELTARUNE: Light & DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora