Capítulo 9: Tiempo al tiempo.

51 6 5
                                    

No es fácil dirigir un reino. O al menos, eso era lo que pasaba por la mente del –ahora– rey Lancer. Tomar siestas mientras su consejero Ralsei se ocupaba de todas sus labores era extremadamente agotador.

Los jóvenes, Kris y Susie habían vuelto para echarle una mano a su amigo cabra mientras él se encargaba de la administración entera del reino, como si su cargo de "secretario" fuese más un adorno que un título real.

Kris ordenaba un fajo de documentos mientras Susie se apoyaba la cabeza en una mano, claramente entusiasmada por hacer tal trabajo y para nada frustrada con aquella tarea solicitada.

–Si me hubieran dicho que veníamos acá para hacer el papeleo de Ralsei, nos hubiéramos quedado arriba, – se quejó ella en un tono de burla mientras se rascaba la cabeza.

El humano soltó una diminuta risa antes de seguir ordenando con una tranquilidad increíble para ser una actividad poco entretenida.

–No seas así, al menos yo estoy haciendo algo, – murmuró entre dientes mientras volteaba a verla con una mueca de burla. –Además, eres libre de irte. Yo no te estoy deteniendo.–

–¿Qué quieres decirme?–

–Digo, – se detuvo un momento mientras se sentaba en el escritorio que estaba a su lado. –Que si tú quieres irte por tu cuenta, yo no te detendría–.

En respuesta al pasotismo total de su amigo, la monstruo se encaminó hasta quedar frente a él, mirándole con una pequeña sonrisa a la vez que se apoyaba en los bordes del escritorio, bastante cerca de donde estaba él.

–Tienes razón, – empezó ella antes de ladear su cabeza juguetonamente–. Pero, ¿cuál sería la gracia de hacer eso?–

Esa actitud sacudió internamente al humano, quien pudo sentir como su estómago y pecho se apretaban ligeramente dentro de sí. Aún sentado, se inclinaba un poco más cerca de ella, siguiéndole ese pequeño juego que parecían estar teniendo ambos.

–No lo sé, – tarareó pensativo, mientras continuaba–. ¿No eres tú la que se queja del trabajo que nos dieron?– 

–No me refería a eso. ¿Por qué me iría de aquí sola sin ti?– preguntó mientras sentía como sus manos temblaban apoyadas en el escritorio. Su voz salió más silenciosa de lo que ella hubiese querido.

Incapaz de detenerse pero tampoco quejándose por eso, Kris sonrió con nervios en su ser. Quería aparentar serenidad y calma. Pero por dentro, sentía cómo si su corazón estuviese golpeando con fuerza su pecho, queriendo salir de allí casi desesperadamente.

–Eres peligrosamente oportunista..., – respondió en un suspiro entrecortado.

–Pero no escucho ninguna queja al respecto, Dreemurr, – rio ella mientras se acercaba aventuradamente a su rostro–. ¿O es que quieres que me detenga?– sus ojos se encontraron entre los mechones de cabellos que los cubrían.

Su voz, su actitud, la posición en la que se encontraban; todo se sentía en el lugar que debía y aún con esas, Kris sintió su pecho apretarse continuamente. Sus latidos retumbaban en sus tímpanos a la vez que dirigía su mano a las mejillas de su amiga, encajando perfectamente en su cara.

–No me tientes,– comentó con una sonrisa en su rostro–.

Susie sintió como si su respiración se atrapó momentáneamente en su garganta.

–¿Por qué no?–

Una pausa de unos momentos hasta que él respondió.

–Ni yo mismo sé qué haré si me sigues presionando así .–

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 23 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DELTARUNE: Light & DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora