Capítulo 8

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Por segunda vez en la semana notó que su amigo estaba hundido entre sus brazos, puso los ojos en blanco antes de caminar hacia allí, dándole una sonrisa de disculpa a una clienta que estaba esperando antes de darle su orden y golpear de pasó a Rubén

-¡Oye! ¡Eso dolió!

-Llevas veinticinco minutos en esa posición y parece que no te das cuenta que hay gente esperando sus pedidos

-Bueno, lo siento, es que estoy preocupado

-¿Y ahora qué hiciste?- Mangel comenzó a preparar los cafés que le pedían

-En realidad nada, fue lo que casi hice- Rubius saco varios envases para el café

-¿Y eso es...

-Casi me besó con Samuel

-¿Y eso es malo?- Mangel entrego otro pedido recibiendo un nuevo ticket sin mirar

-¡Claro que sí! ¿Sabes lo incómodo que sería si llegaba a pasar? - cerro una caja con pie de frambuesa- Gracias por su compra, vuelva pronto

-Si casi pasa es porque los dos lo querían ¿no? - Mangel entrego un café simple con una sonrisa antes de mirar a su amigo con cara seria- ¿Quien se acercó primero?

-Él

-¿Y quién se alejó?

-Él- hizo berrinche- Pero seguro fue porque yo fui el que me acerqué demasiado ¡Es que de verdad quería besarlo!

-Aunque digas que no, ese chico te gusta, y deberías decirle o entraras en un ataque de ansiedad constante

-No quiero perder todo mi avance con Samuel por mis ganas de besarlo, llevamos una bonita amistad

-Dejo de ser amistad desde que tuviste ganas de besarlo- Mangel río apoyándose en la barra- Solo hazlo, tal vez incluso te acepta el beso y terminan enrollándose

-No lo creo, te repito que no le gusta la gente como yo

-A mitad de la población no le gusta la gente diferente a lo común, les da miedo porque no cumple los estándares que la sociedad ha pactado, pero no por eso debemos ocultarnos y negarnos a hacer cosas que los otros si hacen

-¿Dices que me la juegue?

-Digo que no estaría mal que intentes, tal vez terminas por fin con novio y así no tenemos que soportarte lloriqueando en los rincones

-¡Oye!- Mangel río

-Venga, atiende al cliente, yo tengo que regresar a atender mesas

Rubius suspiro antes de ver cómo un chico castaño se acercaba a la barra para pedir, lo recibió con una sonrisa antes de tomar el ticket que le ofrecía

-Lindo lugar

-Gracias- Rubius comenzó a hacer el pedido

-Nunca lo había visto, un amigo me lo recomendó por sus postres, dicen que son los mejores

-Me siento halagado considerando que yo los hago

-Ahora todo cobra sentido- Rubius lo miro sin entender- Son ricos porque los prepara alguien tan lindo como tú

-Woah, de cero a cien- un sonrojo se apoderó de su rostro- Gracias por el cumplido

-Solo admiro lo bonito de la vida- soltó una risa nerviosa antes de darle su pedido

-Disfrútalo....

-Frank, me llamo Frank- le dio una sonrisa

-Rubén, aunque también me dicen Rubius

-Un placer Rubius, espero verte otra vez

Le guiño el ojo antes de salir de la cafetería, el chico frunció el ceño sin entender lo que había pasado, siempre le coqueteaban descaradamente, pero está vez lo había sentido extrañado. Tal vez era por el hecho de que aún estaba nervioso por lo de Samuel, si tal vez era eso.

||Maldito y sensual otaku|| 💮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora