-No puedo creer que este aquí
Soltó un bufido viendo alrededor del lugar, había mucha gente vestida con trajes de anime o con accesorios de sus personajes favoritos. La idea de pisar otra vez un lugar así hizo que entrara en pánico.
-Venga, vamos- Rub tomo su mano jalándolo, haciendo que su pecho se abriera dejando pasar el aire
-¿Porque te gusta este lugar?
-Porque hay cositas guapas, además que conozco a gente genial
Sam rio al ver cómo el chico daba saltitos como niño pequeño, le daba mucha ternura. Rubén llevaba solo una bandana de Naruto en la frente, según el casi nunca hacia cosplay más que maquillaje o accesorios pequeños
Caminaron por varios stands, vieron varias cosas e incluso Rubén se encontró con amigos que conocía. Samuel se sentía incómodo, tanto que ni si quiera hablaba, pero solo con ver al castaño sonreír, se le pasaba inmediatamente.
Luego de la segunda vuelta por varios stands, el chico comenzó a comprar mangas y figuras de colección. Ver cómo elegía entre varias cosas o hacia puchero por no poder pagarlas le daba ternura a Sam, le daba recuerdos de su antigua época.
-¿Qué pasa?- Rub ladeo la cabeza frente a él
-¿Que?
-Estas sonriendo- ahí se dio cuenta de la sonrisa de su rostro
-Oh, es que me vino un bonito recuerdo de mi niñez
-¡¿Enserio?!- el castaño pegó un salto emocionado tomando su brazos- ¡Eso es genial!
-¿Porque es genial?
-Porque significa que un lugar rodeado de otakus te dio un bonito recuerdo- Sam negó con la cabeza sin dejar de sonreír- Eh, es un avance para mí
-Venga, vamos a seguir viendo esos muñecos tuyos
-¡Figuras coleccionables!
El pelinegro rio empujando al chico para que camine, le encantaba molestar a Rubén, era divertido verlo fruncir el ceño de vez en cuando considerando que siempre estaba sonriendo.
Estuvieron varias horas en la convención, tanto que por un momento a Samuel se le perdió Rubius y lo encontró en el centro del lugar mirando a todos lados. No pudo evitar soltarle la broma de que se le hacía costumbre perderse en esos sitios, ganándose una mueca de burla del chico.
-Bueno, ahora si vamos a buscar algo para comer- Sam se dio la vuelta para ver a Rub pero una bolsa se entrometió en su cometido- ¿Qué es eso?
-Un regalo
-No es mi cumpleaños- el castaño puso los ojos en blanco
-Solo tómalo- tomo la bolsa abriéndola- Son dos figuras coleccionables
-¿Porque las compraste? Pudiste gastar el dinero en otras para ti
-Porque me dijiste que Death Note fue el único anime que viste en tu vida y que de niño te gustaba Dragon Ball así que...te quise regalar algo de eso
Saco de la caja dos figuritas, una de Light Yagami y otra de Vegeta. Parecían caras y los detalles eran muy estéticos, cómo le gustaban a Samuel cuando se dedicaba a coleccionar esas cosas
-Si no te gusta puedes tirarlo, o en todo caso el de Vegeta se lo puedes regalar a Vegetta, seguro que le encantará y te ahorrarás un regalo para un compañero de trabajo- Rubius soltó una risa nerviosa que paro al ver serio a Sam- ¿No te gusto?
-No, es solo...- soltó un suspiro- ¿Cómo lo recordaste?
-Ya te dije que soy bueno escuchando y recordando cosas de las personas que me caen bien- le dio una sonrisa dulce- Si no te gustan está bien, no me enojare ni me sentiré mal...-Sam soltó una risa leve- ¿Qué?
-Eres increíble Rubén Doblas- se acercó dejando un beso en su mejilla antes de centrar su mirada en sus ojos- Gracias- se alejó de él- Venga, te invito a comer comida japonesa, será mi agradecimiento
Sam comenzó a caminar hacia su coche mientras Rubius no podía salir de su shock. Su cara estaba hecha un tomate y su corazón latía demasiado rápido para su gusto, pero aun así siguió a Sam con mucho esfuerzo
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-Se ven lindas ahí
Sam puso los ojos en blanco dejando la taza de café frente a él y sentándose en la silla de delante. Luzu tenía una sonrisa burlona que trataba de ocultar
-Cierra la boca
-Solo digo que recuerdo muy bien que dijiste que no volverías a ir a una de esas cosas
-También dije que no volvería a hablar con personas otakus, pero tuviste que organizarme una cita con Rubén
-Eh, no me culpes, sino a Willy- volvió a poner los ojos en blanco por segunda vez- ¿Cómo fue volver?
-Me sentía nervioso, casi entro en pánico, pero ver a Rubén tan feliz...me calmo de cierta manera
-Vaya, eso es... interesante
-No comiences- Luzu soltó una carcajada
-Está bien, está bien- levanto las manos en señal de calma- Igual...deberías hacer algo
-¿De qué hablas?
-Deberías contarle la verdad a Rubén, al menos decirle la razón por lo que dejaste todo
-No tiene por qué saber
-Si tiene, no es justo que busque ayudarte a que dejes de odiar a los otakus cuando está claro que no pasará
-Primero- levanto un dedo- No odio a los otakus y segundo...- un segundo dedo se levantó- Rubén no tiene que saberlo
-Venga Sam, se ha ganado tu confianza
-No puedo contarle mi pasado, es complicado y... trágico
-Y él ha demostrado que no te juzga, además de apoyarte en todo
-Aun no es momento Luzu, no quiero que se asuste o que me tenga pena
-Rubén no es así
-Tal vez si lo es cuando se lo cuente- se encogió de hombros- Solo déjame un tiempo más, no puedo contarle aún mi pasado
-Bueno, entonces cuéntale el secreto de Vegetta
-¿Para qué?
-Porque escucha nuestro programa y cree que tú eres otra persona
-Es marketing del programa
-Es solo porque odias que la gente te hable en la calle
-Prefiero seguir anónimo- Luzu fue el que puso los ojos en blanco está vez
-Rubén no es peligroso, puedes contarle
-¿Y si al final se lo dice a alguien más?
-No puedes vivir con miedo de que pasara, solo puedes confiar y Rubius es una persona por la cual confiar
-No sé...
-Solo piénsalo Sam, él se merece saber, aunque sea un poco
El pelinegro suspiro jugando con su taza entre sus manos. Era cierto que tal vez debía contarle una verdad a Rubén, el chico le había demostrado cariño, que de verdad le importaba su amistad, por lo que lo mejor sería que le cuente, aunque sea el secreto de su identidad en la radio. Al menos hasta que por fin tuviera valor para contarle lo demás.
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||Maldito y sensual otaku|| 💮
FanfictionUna cosas está clara, Sam odia a los otakus, pero que pasaría si su mejor amigo Luzu le organiza una cita a ciega con justo lo que más odia. Rubén Doblas esta harto de estar soltero, por lo que sin pensarlo acepta esa cita a ciegas que le organizo W...