04.- Determinado

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Zero vio la cama y a su hermano en ella

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Zero vio la cama y a su hermano en ella. No había despertado desde que Scorpius lo había llevado.



Se sentó a su lado, el médico le había dicho que tenía una lesión en la cabeza y que hasta que no despertará, no podrían determinar el tipo de daño.



También tenía moretones en sus brazos, algunos bastante viejos.



Zero se sentó a su lado y apretó la delicada y pálida mano.



—Hola hermanito.– suspiro. —Lamento tanto esto Ichiru, debí… yo debí asegurarme de que estabas bien… debí volver antes… Lo siento tanto, esto es culpa mía.– puso la frente contra el dorso de la mano. —Solo despierta, ¿sí? Nunca tendrás que volver a esa casa, Ichiru… pero por favor, por favor abre tus ojos para mí.



Scorpius estaba escuchando recargado del marco de la puerta.



—No quería interrumpirte, Zero.– dijo evitando mirar al peliplata. —Pero hay algo que debes ver y no te va a gustar.

Tres horas después Zero tenía una cara que le asustaba hasta a Scorpius

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Tres horas después Zero tenía una cara que le asustaba hasta a Scorpius.



—Llama a mi médico, quiero verlo cuando antes. Después quiero verlos a ti y a Yagari en el despacho.



—Zero…



—Obedece.



—Como quieras.– el rubio se encogió de hombros. No puedes tirarle de la cola al tigre y no esperar que esté te dé un zarpazo.



Yagari llegó a la oficina de Zero y el ambiente no le auguraba nada bueno. No lo esperaba después de ver la evidencia de Eita.



—Zero, estás muy enojado en este momento. No deberías…



—No, no estoy enojado. Me enoja un neumático pinchado, me enoja quedar atrapado en el fuego cruzado o que Scorpius no sé límite con los explosivos. Esas bagatelas me enojan. Pero, que hayan humillado, maltratado, encerrado, manipulado, destrozado y que tratarán como a un animal a mi hermano menor, no me enoja, Yagari. Eso hace hervir mi sangre, despierta la ira que quema mi pecho. Me hace querer destrozar a ese maldito, hueso por hueso. Quiero a Kaname Kuran de rodillas y suplicando por su muerte. Quiero verlo arrastrarse frente a Ichiru y suplicar perdón. Eso quizá aplaque lo que siento Yagari.



Cuando los Monstruos se Enamoran.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora