La familia Kuran poseía el abolengo, poseía una reputación, poseía un buen nombre, todo lo contrario a los Kiryuu que siempre habían estado envueltos en escándalos y mala fama por sus cuestionables negocios.
Rido decidió que su hijo, Kaname, se casa...
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La familia Kuran poseía el abolengo, poseía una reputación, poseía un buen nombre, todo lo contrario a los Kiryuu que siempre habían estado envueltos en escándalos y mala fama por sus cuestionables negocios.
Rido decidió que su hijo, Kaname, se casaría con alguien que salvará a la familia de la quiebra del escándalo y salvará su buen nombre. Alguien de dudosa procedencia pero con el capital para salvar sus empresas.
Así concreto un matrimonio entre su hijo primogénito y un miembro de la dudosa casa de los Kiryuu.
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—Te vas a casar, ¿has entendido?– Zeiichiro Kiryuu golpeó la mejilla de su hijo mayor.
—No hay una maldita manera en el infierno en que me obligues a casarme.– Zero miró de manera fría a su padre.
—Zero, no me obligues a…
—¿A qué? Tú no tienes ningún poder sobre mí, ¿quieres retirarme tu apoyo? ¡Adelante! ¡Hazlo! Me largaré de aquí y podré ser libre.
—Tú... maldito malagradecido…
—No te debo nada. Ni a ti, ni a este apellido. Si quieres obligarme a casarme te diré una cosa. No estoy a la venta.– se giró para marcharse.
—Si sales por esa puerta, te desconoceré como mi hijo. Te irás de esta casa y no podrás volver.
—Estoy bien con eso.– Zero azotó la puerta y salió de ese lugar al que no planeaba volver.
Pero Zero olvidó que su padre estaba desesperado por poder y buen nombre. Zero no se imaginó que su padre utilizaría a su hermano enfermo y frágil para cumplir con lo que él se negó.
Zero viajo por el mundo y se perdió mucho tiempo, trabajando aquí y allá. Siendo un trotamundos.
Ichiru, por otro lado, conoció el infierno.
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