Zero sacudió su cabello y pólvora y hollín se desprendieron de las hembras plateadas.
—¿¡Eres idiota!?– le gritó a Scorpius que apagaba un inicio de fuego en su chaqueta. —Casi quedamos atrapados en el fuego.
—Ok, ok, me fallaron las matemáticas.– dijo el rubio encogiéndose de hombros.
Corrieron unas calles para alcanzar el auto que habían dejado aparcado en un estacionamiento público.
—¿Qué a pasado con Eita? Ella estaba programada para esta misión.– dijo el rubio.
—Yagari la utilizo para algo más.
Scorpius frunció el ceño, Yagari era un perro viejo y los de su tipo no cambian sus planes sin una razón de peso y nunca usa a Zero si puede evitarlo.
Está misión era una mierda, pero eran indispensables dos para su ejecución. Entonces, si Yagari había apostado a la preciosa joya de la corona, era porque la misión que le encargó a Eita, era algo demasiado importante. O bien algo que Zero no podía hacer ——lo que era ridículo en muchos sentidos—— más bien Scorp apostaría a que era algo de lo que Zero no podía saber.
Interesante.
—¿Qué le estás ocultando a Zero?
Yagari bufo y maldijo.
—No sé de qué estás hablando.– no levantó la mirada.
—De acuerdo, lo discutiré con él, entonces.– Scorpius se giró y camino lentamente hacia la puerta.
—Es sobre su hermano. Las cosas no están bien y si Zero lo sabe, hará una estupidez antes de usar la cabeza.
—¡Lo sabía!– Scorpius se dejó caer sobre la silla desparramándose en ella colgando una pierna del reposabrazos.
—¿Qué tan malo es? Del 1 al 19.
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Cuando los Monstruos se Enamoran.©
FanfictionLa familia Kuran poseía el abolengo, poseía una reputación, poseía un buen nombre, todo lo contrario a los Kiryuu que siempre habían estado envueltos en escándalos y mala fama por sus cuestionables negocios. Rido decidió que su hijo, Kaname, se casa...