La familia Kuran poseía el abolengo, poseía una reputación, poseía un buen nombre, todo lo contrario a los Kiryuu que siempre habían estado envueltos en escándalos y mala fama por sus cuestionables negocios.
Rido decidió que su hijo, Kaname, se casa...
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Un coche desconocido entró a la propiedad, recorriendo lentamente el camino hasta la puerta principal.
Había una reunión de los amigos de Kaname Kuran, Zero mantuvo su semblante frío e hizo sonar el cascabel de plata, se había disfrazado un poco de Ichiru, después de todo no tenían el cabello igual y uso maquillaje para cubrir el tatuaje de su cuello.
En unas semanas haría su aparición su verdadero yo, cortaría su cabello y dejaría al descubierto el tatuaje. Solo era para darle credibilidad a su personaje.
—¿Estás seguro de esto?– Scorp solo quería confirmar.
—Ichiru dijo que Kuran nunca lo había tocado de manera sexual. Cinco años y ese bastardo ni siquiera consumo el matrimonio.
—Eso es bueno. Ichiru merece un marido mucho mejor.
Zero asintió estando de acuerdo con eso.
Todos los presentes se quedaron callados al ver al mustio esposo de Kaname en la puerta de entrada. Kuran les había dicho que estaba enfermo y recluido en su habitación.
La expresión del castaño no reflejaba nada al ver a su esposo de pie. Aunque sin duda había algo diferente en él.
Quizá fue el rubio tras Ichiru, un tipo de pelo largo, tatuajes y apariencia de rock star con aquellos vaqueros ajustados y la chaqueta roja.
—Ven conmigo.– ordenó el Alpha Sangre Pura.
—¿Ir contigo? No. No podría permitir tal descortesía– *Ichiru tomó una copa de champaña la única bebida que Zero sabía tomaba su hermano. Luego se sentó elegantemente, mientras Scorpius se mantenía de pie muy cerca de él. —Pero, ¿qué no estaban festejando? No se detengan, por mí– bebió un sorbo.
Kaname lo tomó del brazo y lo jaló. Zero dejo sentir el poder de sus feromonas. Todos en el salón comenzaron a relajarse y a sentirse acalorados, el sonrojo en los omegas presentes, el sofoco en los Alphas.
Incluso Kaname Kuran se sintió caliente. El aroma de su esposo era embriagante para él y sin duda afrodisíaco para los Alphas allí.
—*Ichiru…
Scorpius estaba inmune gracias a la medicación que le aplicó María.
—¿Sí?– dijo dulcemente Zero.
—Tus feromonas.– le advirtió Kaname.
Yuuki ya estaba como perra en celo restregándose en uno de los Alphas del salón. Un mesero al parecer.
—Oh, es verdad.– se acercó a Kuran cerca de su oído desapareciendo el flujo de feromonas. —Creo que deberías vigilar mejor a la pequeña perrita que tanto proteges. Ya sabes… no creo que la quieras después de ser follada por el personal de servicio.
