La hermana perfecta

Cap 8

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Las flores crecían por las calles del bello pueblo, adornando las casas y repartiendo un suave perfume embriagador que mantenía a los pobladores tranquilos, muchos admiraban la belleza de los pétalos que caían como lluvia en algunas ocasiones y en otras solamente veían a los ramos que crecían por arte del don mágico de Mirabel en silencio.

Para ellos era magnífico, una obra de arte apreciar a la joven moverse y dar paso a bellas creaciones que robarían el aliento y serían entregadas como muestra de amor o cariño en algún momento, era un espectáculo digno de belleza, más nadie se detenía a mirar las espinas que muchas flores ocultaban con sus pétalos, nadie miraba el dolor detrás de los ojos avellana de la perfección glamurosa, no captaban ni las señales, dónde ella pedía a gritos ser liberada del estante de muñeca frágil que solo sirve como decoración, nadie notaba eso, más bien, no querían notarlo.

El baile ocurría en algunas calles mientras que en otras las personas continuaban con sus tareas y Mirabel algunas veces observaba sus alrededores, notando la diferencia entre su familia y otras e ignorandolas a la vez,  creyendo que se debía a que su familia era mejor que las otras, su familia tenía un don, su familia era mágica, ellos no tenían problemas, o eso ansiaba pensar.

Sus pasos le guiaban de manera elegante por las calles, su vestido ondeaba a su alrededor, dándole un toque de cuento de hadas y ganando suspiros de admiración, era un día normal, hasta que la voz chillona que deseaba no escuchar durante un tiempo le llamo.

Mirabel: Camilo

Murmuró el nombre del hombre que se paraba frente a ella con algo de rencor al recordar la última conversación que tuvieron, el joven llevaba entre sus brazos a un pequeño bebé y ella solo pudo observar a la criatura indefensa con algo de admiración, permitiéndose ignorar la mirada verdosa que se posaba sobre su persona.

Camilo: La última vez que hablamos no terminamos bien, yo, bueno

El cambia forma tomo el inicio de la palabra, buscando el perdón de su crudo amor imposible de forma desesperada, deseando obtener una niña recompensa por su esfuerzo, aunque ya sabía de antemano que no obtendría nada.

Mirabel: Camilo, dejemos el tema

La respuesta dada lo desconcertó, su rostro expresivo lo demostró de manera inmediata, era una de las cosas en las cuales ambos se diferenciaban, Camilo se expresaba más libremente que Mirabel, ella mantendría su cara de Poker mientras él daría una faceta sobre sus emociones casi de inmediato.

Camilo: Yo en verdad deseo que aclaremos todo Mirabel, por favor, yo sé que si tan solo me dieras la oportunidad

Trato de continuar con el tema al notar como la contraria buscaba una manera de huir, más no pudo continuar por el hombre que llegó hasta ellos.
Mirabel tuvo que evitar mirar fijamente al recién llegado para contrarrestar el sonrojo que crecía en sus mejillas y el brillo que aparecía en su mirada, no hizo un gran trabajo, pues el ceño de su primo se frunció casi de inmediato al notar aquella reacción e inevitablemente su atención se postro en quien conocía como el hermano mayor de David, un chivo traidor que había escapado del pueblo en busca de aventuras hace un tiempo, pero apesar de su mala mirada recibió una sonrisa avergonzada del otro como respuesta

Carlos: Joven Camilo, es un gusto verle, disculpe, no hemos podido hablar claramente entre nosotros y mucho menos presentarnos, soy Carlos, el prometido de Mirabel, disculpe si interrumpí en algo importante