El Angel del Caos (precuela)

Capitulo 2

Él se sentó cerca del arroyo que había encontrado el día anterior, sujetando en sus brazos a uno de los conejos que seguían vivos. Este no tenía un ojo, una oreja, su cola ni dos de sus patas, pero era por mucho el que menos daño había sufrido.

Luego de presenciar su muerte, tomo una de las patas y la mordió, arrancando un pedazo de su carne. Su sabor era raro. No era bueno ni tampoco malo. Los huesos y el pelo le parecieron molestos. Al final lo escupió y decidió arrancar un pedazo del abdomen y quitarle el cabello. El sabor cambiaba un poco, pero ahora sus intestinos y costillas rotas salían por el orificio que había hecho.

Se levantó y enjuagó el mal sabor de su boca con el agua del arroyo. Vio algunos peces pequeños y renacuajos pasar por ahí. Se marchó observando como la esfera de luz estaba estática entre las ramas de los árboles, indicando el medio día.

Decidió ir en busca de alimento nuevamente, específicamente frutos y bellotas. La carne viva no le agradaba.

Así fue como se hizo su rutina. Levantarse, buscar algo que comer, defenderse de quienes lo creían débil y volver a dormir. Creyó que ese era el ciclo de la vida, pero en poco tiempo comenzó a hacer más frío y los frutos del bosque escaseaban. Salió de ese lugar en busca de donde pudiera quedarse a continuar con ese ciclo, y fue cuando vivió su primera tormenta

El agua comenzó a caer del cielo, pero no de formas suaves, como solían hacerlo con la lluvia que conocía. Cada gota causaba un nuevo estruendo para sus oídos. El cielo se veía oscuro, tanto como en las noches, aunque no era la hora a la que debía serlo. No había una luna que calmara la sensación de oscuridad. En su lugar, caían destellos de las nubes, cada uno haciendo tronar los cielos y temblar el suelo, y la aterradora idea de que alguno de esos cayera sobre él lo comenzó a abrumar

Muy a lo lejos divisó un lugar que estaba más iluminado que el resto, y corrió con todas sus fuerzas hasta ahí. Luego de unos segundos arribó al sitio. Era una cueva, donde vio dos cadáveres cerca de una fuente de luz y calor que emergía de unas ramas. Después de un tiempo, noto que más de esas fuentes de luz quedaban impregnadas a los árboles, y que estos se rompían y vaporeaban luego de esos golpes

La naturaleza lucia muy distinta desde ese momento, pero él se mantuvo en la cueva con esa fuente de calor, quedándose bastante cerca, hasta que se le ocurrió acercar su mano aún más. El calor era cada vez más intenso, incluso incomodo, y pronto se tornó doloroso. Este nuevo tipo de dolor nunca lo había sentido antes, algo que no era interno, pero que era más fácil de soportar

Rápidamente saco sus dedos de la luz, siendo difícil de creer que algo que era tan cómodo podía causar ese sufrimiento. Después de un largo rato la tormenta termino. Por suerte, justo antes de que la luz, que pareciera acabarse, se extinguiera por completo

Él vio el cambio en la madera, y creyó que algo de ramas nuevas podría mantener la luz controlada y llevársela consigo, pero su experimento fallo. Sus ramas estaban mojadas. Luego de sentirse triste un tiempo, siguió buscando un lugar para quedarse

Subió a un risco y vio unas estructuras hechas con piedras y madera. Todas tenían una forma casi rectangular y estaban rodeadas con estacas de madera, todas del mismo tamaño clavadas en el suelo. Había un arroyo cerca y del otro lado había pastizales altos, casi del mismo tamaño de las estacas. Era un paisaje que nunca había visto. Se acercó por los herbazales para saber que sucedía en ese lugar

Su estatura era bastante baja, y el pasto causaba picazón en cada parte que tocaba de su cuerpo. Al poco tiempo choco con una de las estacas, que parecía mucho más alta de cómo se veía en el risco, al igual que todo lo demás. Vio por una de las separaciones entre las estacas y noto una clase de enredadera plateada cubriéndole el paso. A través de esta vio a otro ser como los dos cadáveres que había encontrado junto a la fuente de luz y calor. Su piel era clara y su cabello castaño. Estaba pobremente vestido y jugando, y no tardó en encontrarlo fuera de su casa