Capitulo 10

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Kuro extendió su mano hacia delante débilmente. Ella, entendiendo que él había aceptado, sujetó su muñeca y lo jaló hacia su propio cuerpo. Sus torsos chocaron, ella entonces lo movió hacia detrás de sí misma

-En ese entonces, yo te enseñare algunas cosas sencillas... ¿por dónde te gustaría comenzar?

Kuro lo pensó algunos segundos

-Me gustaría... usar algún hechizo de búsqueda

-¿Búsqueda? como... ¿espionaje? ¿Localización?

-Sí, localización

-entonces, supongo que te regalaré esto - ella ofreció su mano. Al abrirla, se materializo un pequeño artefacto, similar a una concha marina. Entonces esta se abrió y, los líquidos que poseía dentro se aplanaron en la zona superior, mostrando un espejo

Kuro se asombró como nunca antes, ahora estaba observando su propio reflejo en la ostra, dándose cuenta de que su rostro era diferente a como lo recordaba. Se veía... mayor

-Esto fue... espectacular. ¿Cómo se llama esto?

-¿te refieres al hechizo o a la forma? - menciono ella, viéndose alegre por haberlo impresionado

-Ambas... esta piedra... tiene algo en especial

-¿El espejo? un poc-...

-No, si sé que es un espejo... pero, la cajita... ¿cómo se llama esto?

-Una... ¿una ostra?

-¡¿Esto es una ostra?!

-Bueno... si...

-¡¡ ¿Son de las que se comen?!!

-L-las normales... si... esas se comen... - ella ahora estaba escéptica, no tenía idea del porque la ostra lo impresionaba tanto

-¡¡Soy un imbécil!! ¡Me pude haber quedado más tiempo en el arroyo! y yo que me había ido para buscar comida... - se deprimió un tanto. Le gustaba la sensación de humedad del arroyo. La única razón para apartarse era buscar comida

-¿Arroyo? - ella se confundió bastante más

-Hace tiempo vivía en un bosque, cerca de un arroyo que desembocaba al mar... ese arroyo era asombroso, y yo me tenía que ir a buscar fruta... si lo hubiera sabido antes, nunca me hubiera apartado de ahí... había tantas ostras... y ahora solo me pregunto como saben

Aún le sobraban algunas dudas, pero ahora tenía claro cuál sería su próximo movimiento

-Hay un lugar similar cerca... ¿quieres ir a dar un vistazo? - ella se veía un tanto insegura con la pregunta, pero quizás él se lo agradecería.

-¿Es en serio? ¡Llévame ahí! - él se emocionó, entonces tomó su mano con fuerza para que lo guiara. Ella se impresionó y aceptó

Ambos caminaron lentamente mientras él sostenía su mano firmemente, y como ninguno de los libros que había leído trataban sobre vida cotidiana o alguna novela, no tenía idea del profundo significado de sus acciones

-La luna... esta oscureciendo rápido... pero es linda y brillante, ¿no lo crees? - tampoco sabía lo que sus palabras significaban, y ella se sonrojó un poco

-Si... también yo creo que lo es... - respondió nerviosamente. Ella si entendía lo que significaba, pero no creía que él no lo supiera

Ella apretó su mano, ya estaban cerca del lugar. Entonces aceleró un poco su paso. Kuro la siguió

-Es aquí... es un lugar lindo, pero no sé si te guste tanto como el arroyo que ya conocías... pero este también desemboca en el mar, aquí encontraras lo que buscas

-Muchas gracias... estoy seguro de que este sitio es tan cómodo como el que mencioné... voy a recostarme un rato, quizás no a dormir, solo a... descansar... - se tendió en el suelo, al lado del arroyo

-¿No buscaras las ostras?

-Lo haré después... han pasado muchas cosas en muy poco tiempo... no he reposado ni un minuto...

-Lo comprendo... ¿quieres que me recueste contigo?

-¿Q-que cosa? - él se impresionó un poco. Tenía una idea de lo que eso sería, quizás no estaba listo aun

-Recostarme... junto a ti... - ella dudó un poco lo que decía, pero sabía lo que quería - ¿Puedo?

-S-si quieres... M-me agradaría - comenzó a temblar un poco, su lengua estaba cerca de morderse a sí misma con sus palabras

-¿Estás seguro?... te oyes nervioso...

-Está bien... V-ven aquí entonces...

Ella se recostó a su lado, sintiendo la brisa húmeda del rápido arroyo. Se puso cómoda y... sintió un escalofrío al sentir sus manos juntarse otra vez, aunque solo fue un roce suave. Luego de que se separaran, ella intento acercarlas de nuevo, entonces sus manos se encontraron. Ella colocó su palma sobre la de él. Sus dedos se cruzaron. Kuro no sabía el porqué, pero era agradable... quizás demasiado

El Angel del Caos (precuela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora