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" Primera impresión "

Por fin sus días volverían a ser parecidos a como lo eran antes, nuevamente podría pasar tiempo con su querido amigo.

Hace tiempo atrás se había mudado y resulta que ya no quedaba tan lejos de él, ahora estarían estudiando en la misma escuela y por fortuna en el mismo turno.

El primer día en un lugar y ambiente nuevo podía ser aterrador para algunos, el castaño de ojos bicolor no era la excepción, nunca se sabe que tipo de personas son las que te estarán acompañando en tus estudios durante los próximos años.

Con inquietud esperaba la hora del receso para no solo comer si no también para poder aliviar la tensión al estar con alguien en quien confía demasiado.

Primer día y ya habían cosas que le disgustaban, en primera; el uniforme, no solo era poco lindo sino que tenía el presentimiento de verse terrible con él puesto causándole cierta inseguridad. En segunda; sus compañeros, ¿no pueden ser más ruidosos? Ya le habían provocado un horrible dolor de cabeza en poco tiempo. En tercera; sentía no encajar, parecía ser que nadie notaba su sola presencia, nadie más que los profesores para asegurarse de tener bien la lista.

Se estaba impacientando de tanta espera y aburrida ''clase'', dos profesores habían entrado y ambos profesores habían explicado las mismas aburridas cosas, ya se había hartado. El primero estuvo "bien" para él pues explicaba como era que se manejaban las cosas ahí y la manera de evaluar, el segundo solo explicó lo que el anterior había dicho.

Finalmente la media hora que tanto ansiaba era una realidad. Salió en cuanto tuvo la oportunidad, confía en que sus cosas sigan en su lugar cuando toque regresar.

Buscaba a Aquino con la mirada tratando de localizarlo entre todo el alumnado que ha asistido siendo algo complicada aquella labor.

Estuvo rondando unos pocos minutos sin éxito alguno tristemente, ya pensaba en rendirse, solo buscaría un lugar donde sentarse y comer solo.

——¡Dani! — casi gritó una voz detrás suyo, instintivamente volteó en esa dirección encontrándose a quien buscaba junto algunos chicos más.

——Hey, Aquino, te estuve buscando — comentó con cierto cansancio.

——¿De verdad? ¡Yo también! — ambos rieron un poco. ——Deja te presento a mis amigos, Dani.

——Por favor, no me llames así...

——¿Eh? ¿Por qué? Si antes te gustaba.

——Tú lo has dicho, antes, y el porque... Prefiero no decirlo, es... complicado, dime por mi apodo, por favor — no le gustaba la razón de esa decisión.

——¿Por tu apodo? Está bien, Soarinng, hace bastante no te llamo así y no soy nadie para juzgar eso — se aclaró un poco la garganta para proseguir. ——Ese que parece emo medio chaparro se llama Natalan, ese rubio se llama Cejo, es medio serio pero te aseguro que te caerá bien y... Bueno, falta uno, todavía más bajo que Natalan — se escuchó un "¡Oye!" por parte del último mencionado. ——Ya, eh... Está comprando, se llama Duxo, ahorita viene. Y chicos, él es mi amiguito Da– Soarinng.

Los otros dos chicos saludaron al recién llegado y este por educación hizo lo mismo analizandolos rápidamente dado que no quiere llegar a confundir sus nombres. El de aparente nombre Natalan a la breve descripción que recibió sabe que es el más bajo entre ellos, además de cabello negro, presuntamente con vitíligo y heterocromia

Cejo por su parte tenía una estatura media, más alto que Natalan pero menos que Aquino, por la descripción que este último le dijo es alguien serio, algo que su semblante parece demostrar.

Soarinng intentará recordar cada detalle que lleguen a decir respecto sus gustos y así no lograr confusión alguna.

——Como ya se conocen... ¿Vamos a comer? Tengo hambre, ¿ustedes no?

Aceptaron, pues no tienen nada mejor que hacer.

Sentados solían interrogar un poco a Soarinng para conocerlo más, este se sentía algo nervioso por ser el centro de atención aún siendo pocas personas. Intentaba responder todo sin problema.

No pasado mucho se empezó a acercar un chico que parecía estar algo molesto, aunque quien quite y así sea su cara solamente.

——Que buenos amigos son, eh — comentó sarcásticamente una vez estuvo cerca.

Soarinng volteó algo temeroso viendo a un chico de cabello oscuro algo desordenado, piel clara, ojos de un peculiar color... ¿lila? Un raro pero curioso hecho.

——Tú fuiste quien dijo que nos fuéramos — murmuró Cejo tranquilamente.

——¡Exacto! No sé porque te enojas.

——Es que no lo estoy.

Tras decir eso aquél jóven pasó su mirada hacia Natalan en busca de una defensa suya.

——A mí ni me mires, pendejo, bien sabes que salí después — ¿estaba indignado? Por supuesto que lo estaba. ——La neta, Aquino tiene razón — añadió.

——Gracias por finalmente darme la razón — respondió en tono engreído.

——Retiro lo dicho.

——Ah no, eso no.

——Cierra el hocico mejor.

——¿Y por qué no lo haces tú mejor, mierda?

Eso desembocó una discusión.

¿Cómo es que se toleran? Quien sabe.

Mientras Cejo disfrutaba ver la pelea de Natalan y Aquino, quienes tenían pésimos argumentos; esos peculiares ojos se posaron sobre el "nuevo", notando esa mirada de dos colores que reflejaba confusión y un poco de temor.
No se movió y solo se limitó a observarlo, como si lo estuviera examinando, algo que hacía aumentar los nervios de Soarinng, sin contar que tenía el ceño fruncido ligeramente.

Soarinng tragó en seco a la par que la distancia entre ellos dos se iba reduciendo.

El contacto visual nunca ha sido de su agrado, ahora que siente que lo están fulminando con eso mismo todavía menos.

——Así que, ¿eres el amiguito de Aquinin? — habló por fin.

Por más que quisiera decir algo no podía, sentía que cualquier palabra estaba atorada en su garganta sin la posibilidad de salir de ahí. Ante eso solo asintió provocándole gracia al contrario.

Quitó los mechones que comenzaban a obstaculizar su visión para volver a tomar la palabra. ——Soy Duxo, ¿y tú?

Un silencio fue lo que obtuvo.

——Es muy grosero de tu parte, ¿sabes?

La distancia que mantenían había disminuido nuevamente.

——Soarinng — susurró.

——¿Así te llamas? ¿Soarinng? — enarcó una ceja mostrado lo que sentía. ——Vaya que... Raro.

——¡Ya dense un beso! — interrumpió socorronamente.

No bastó más para darse cuenta de la cercanía física que ambos tenían.

——¡Aay! No digas mamadas, Natalan.

——¡Pues no es mi culpa que pareciera eso!

Y otra discusión empezaba...

Para Soarinng todo eso era extraño, el ambiente era nuevo, y esa primera interacción con Duxo ni hablar, no entiende el porqué las palabras no salían mientras que con los demás si pudo, quizás sea porque Aquino lo presentó a los demás menos con él, no lo sabe.

Observa como siguen casi gritándose, puede que esa sea parte de su nueva rutina, a no ser que solo ese día alguien haya amanecido de malas.

Una casualidad -DuxarinngDonde viven las historias. Descúbrelo ahora