🔥CAPITULO 4🔥

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SIN EDITAR

👅<<{Aleksei}>>👅

Nuestro hijo mira al médico impaciente, su mirada no abandona el rostro del hombre y este traga saliva.

Dimitri: ¿Qué más tiene su cuerpo? ¿Heridas por abuso? ¿Quemaduras? ¿Moretones?

Mi cuerpo entero se tensa implorando que no sea así.

Doctor: No revisamos la zona genital, no había una razón de procedencia para hacerlo, tampoco le vimos el cuerpo, como podrán ver tiene una bata puesta, nosotros podemos ver sólo la zona que visiblemente está lastimada, en este caso eran sus pies, pero la desviación de uno de sus dedos me llevó a realizarle placas de todo el cuerpo.

Massimiliano: Ahora la hay, hágalo.

Prefiero que lo haga, si.

Emma: No me revisara.

Giramos nuestras cabezas para ver a la niña mirándonos, sus ojos están desprovistos de cualquier tipo de emociones, vacía y eso me hace temer lo peor, solo he visto esa mirada en personas rotas, aquellas que no le temen a la muerte sino que se regodean de ella.

Doctor: No lo haré si no me lo permites.

Nosotros somos los adultos aquí.

Dimitri: Tienes que, tengo que saber que está bien.

Una sonrisa genuina surca los labios de la niña mientras mira a nuestro hijo, sus ojos brillan con intensidad, el vacío desaparece para ser llenado de cariño, raro teniendo en cuenta que lo acaba de conocer.

Emma: Me haces acordar a Erik.

Oh, la acción de nuestro hijo la hace feliz, le recuerda a su mellizo, tengo que encontrar a ese niño, nunca me perdonaría si le pasara algo estando solo en el mundo.

Massimiliano: Pequeña ¿Puedes dejar que el médico te revise?

Niega con su diminuta cabecita, misma que me encantaría romper en estos momentos, es jodidamente terca, no sé como tengo el descaro de quejarme, soy igual.

Lucien: Por favor pequeña, es solo para que sepamos que estas bien, que nada te ha pasado.

Emma: Podrían preguntarme simplemente.

Dimitri: ¿Si algo te sucedió serías capaz de decírnoslo?

Los ojos de la niña ahora están completamente grises al mirar a su hermano y una sonrisa sarcástica surca sus labios.

Emma: Probablemente no —se encoge de hombros— de todas formas no me revisara, no lo permito.

El médico se va al ver que la niña no lo quiere y ni aunque lo obliguemos nos hará caso., no entiendo para que le pagamos tanto dinero si le hará caso a una niña de metro sesenta y no a nosotros.

Dimitri: ¿Te pasó algo verdad?

Emma: Hay un sinfín de cosas que pueden entrar en esa simple palabra hermanito, deberías definir qué es ese algo exactamente —rueda los ojos al ver el enojo en el rostro de todos— soy virgen, si eso los saca de algunas dudas.

El sonrojo se extiende hasta su cuello y mira hacia otro lado avergonzada.

Aleksei: No tienes que sentir vergüenza de serlo, gracias por aclararnos que no te paso nada de lo que debíamos preocuparnos.

Deja salir una corta risa carente de humor y se acuesta bien en la cama.

Emma: Claro.

Cierra los ojos y vuelve a dormir a los pocos minutos, la misma paz con la que dormía la primera vez la envuelve y a todos nosotros mientras la miramos.

Dimitri: Volveré más tarde a ver como esta, seguiré con lo que hacía.

Se acerca al cuerpo de la niña y besa su frente antes de susurrarle algo que la hace sonreír y abrir los ojos, lo mira con una sonrisa divertida en los labios y sus ojos brillantes de emoción.

Emma: Nos vemos luego hermanito, me gustan los chocolates por cierto.

Dimitri: Pendeja.

Emma: Oh que emoción, primera pelea de hermanos, hay que conmemorarlo.

Se ríe, una sonrisa ladeada rompe la seriedad del rostro de nuestro hijo al irse, hacía mucho tiempo que no lo veía sonreír, pero lo hizo varias veces con la niña en la cama.

Massimiliano: No está bien fingir estar dormida.

Emma: No estaba fingiendo, tengo el sueño ligero.

Si es así, tengo que hacer su habitación a prueba de ruidos, ¿porqué estoy pensando en que ella vivirá con nosotros? ni siquiera dijo que se quedaría el día de hoy, ¿Podemos obligarla a quedarse? ¿Es seguro para ella estar con nosotros? es demasiado delicada y frágil como para estar en nuestras vidas, quizás esa fue la razón por la que no supimos de sus existencias, la madre debe haberlos protegido de nuestros mundos.

Estar en la mafia trae demasiadas consecuencias, una de ellas es poner en peligro a tus seres amados, ella es nuestra hija, es una heredera, ¿Dejará que la entrenemos? Es la única opción por la que me permitiría acercarme a ella.

Lucien: ¿Sabes donde podemos empezar a buscar a tu hermano?

Emma: En el centro psiquiátrico de Toscana, Italia.

Un sudor frío cae de mi espalda al mismo tiempo que mi pecho se oprime, ese lugar, en el que mi hijo del que acabo de enterarme está internado no es más que una prisión, allí no ayudan a los pacientes, los torturan de formas inhumanas, las pocas personas que salen de allí lo hacen peor de lo que entraron, son cáscaras de personas sin alma.

Algunos de ellos están en nuestras filas.

Aleksei: ¿Por qué está allí?

Emma: Estoy cansada, les molestaría irse para que pueda dormir, por favor.

Quiero decirle que no esquive la pregunta, que no hay nada de malo si Erik tiene una razón para estar allí internado, que lo sacaremos de todas formas, pero Massimiliano niega con la cabeza deteniéndome, sé que está cansada, que no nos conoce y no tiene porque confiarnos nada, solo quiero asegurarme de que esta bien, que ambos estén bien.

Salimos de la habitación cuando la vemos acomodarse en posición fetal para dormir, nos sentamos en la sala de espera luego de comprar unos cafés en la cafetería, mi teléfono no deja de sonar con llamadas de nuestro secretario avisando que las personas de la reunión de hoy ya están allí, pero nada de eso es importante cuando tienes una hija internada y un hijo desaparecido.

Lucien: No la presiones por respuestas o se querrá ir y yo no quiero que lo haga.

Massimiliano: Yo tampoco, ¿Has escuchado la cantidad de fracturas que tuvo? ¿Cómo pudo Magda permitir algo así?

Aleksei: ¿Tendrá un padrastro golpeador?

Lucien: No sé, pero ya mande al investigador, quiero saber todo lo que hicieron mis hijos estos 18 años.

Aleksei: Massimiliano, habla con tus hombres, que vayan al centro psiquiátrico y saque al niño.

Massimiliano: Ya lo hice, ¿Querrá quedarse en la casa con nosotros?

Me encantaría decir que sí, por supuesto, pero no tengo ni la más mínima idea, solo estoy seguro de una cosa, en sus sueños dejaré que alguien vuelva a golpearla.

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