Love Again I Yoonseok

13. Arrepentimientos

Yoongi aprendió a manejar a los quince años y fue diligente con una tarea tan importante. Manejar para él no fue difícil, no requería más que concentración y disciplina, y hacerlo le traía una especie de paz.

En ese momento, luego de ver a Youngjae alejarse, Yoongi necesitó manejar. Lo supo cuando dio media vuelta en aquel estacionamiento y subió a su auto. Lo supo cuando arrancó y el ruido del motor vibró por su cuerpo.

A pesar de que al inicio se incorporó a la carretera sin rumbo fijo, en cuanto los recuerdos llegaron, se dirigió a un lugar que había estado en su mente en las últimas semanas. Se trataba de un pequeño restaurante de comida coreana cerca de la escuela donde estudió. Si bien habían pasado ya quince años desde que no pisaba el barrio, todo parecía igual.

Algunos estudiantes caminaban bromeando entre sí, algunas chicas se tomaban fotos y otros simplemente se dirigían solitarios hacia alguna parte. Cuando Yoongi estacionó el auto, no dudó en bajar y dirigirse a la tienda. Estaba exactamente igual a como la recordaba. Un logotipo y eslogan tradicionales adornaban la entrada del lugar. El aroma familiar le trajo recuerdos casi olvidados de él con su hermano almorzando juntos, y tan pronto como tomó asiento en el mismo sitio que solía ocupar con su hermano, una señora mayor se le acercó con mirada amable a pedir su orden. Yoongi no tuvo que vacilar en su pedido, ordenó lo mismo que había pedido siempre de joven.

Miró la hora en su teléfono, no era tarde y tampoco temprano. No estaba incumpliendo su promesa solo aplazándola. O eso se decía mientras un extraño sentimiento se instalaba en sus entrañas. La discusión anterior con Youngjae era la razón por la que estaba tomando una decisión tan precipitada, aunque no se trató de cobardía o miedo. Fue todo lo contrario.

La incertidumbre siempre hizo a Yoongi retroceder, en esta ocasión no fue diferente. Y su visita a un lugar conmemorativo para la relación con su hermano no era coincidencia. ¿Cómo haría frente a sus hijos y a Hoseok si no era capaz de ir y recordar los buenos tiempos con su hermano? ¿De qué manera le haría saber a Hoseok que estaba arrepentido?

La misma mujer que tomó su orden llegó a interrumpir sus pensamientos dejando los platillos con paciencia. Yoongi le ofreció una sonrisa agradecida.

-Es usted de la compañía Min, ¿no es así? - dijo la anciana dejando un tazón con kimchi.

-¿Eh?

-Disculpe que sea tan entrometida, pero no pude evitar reconocerlo.

-No se preocupe, está bien.

-Es una pena el accidente que le pasó a su hermano. Recuerdo que después de su graduación él llegó aquí y pidió un gran menú para él solo.

-¿Cómo... cómo recuerda eso?- preguntó Yoongi aturdido.

-Casi nunca olvido un rostro y un menú tan específico como el que acaba de pedir. Por favor, disculpe mi intromisión. Que disfrute su comida.

La anciana se alejó a paso lento y Yoongi la vio irse sin poder decir nada. De pronto, mirar la comida, olerla y después saborearla, le hizo darse cuenta de que no era necesaria la sobrecarga de pensamientos. La nostalgia se abrió paso y Yoongi comenzó a llorar agriando algunos bocados. Sin embargo, no sintió vergüenza.

Una comida en circunstancias normales no resolvería sus grandes problemas, pero sí funcionaba para hacerle entender que lo que debía solucionar estaba a unos cuantos kilómetros de distancia y no en los recuerdos del pasado. Un pasado doloroso y que no podía cambiar. Se preguntó si su hermano sintió lo mismo aquella ocasión después de su graduación. Y supuso que nunca lo sabría.

Cuando terminó y pagó la comida, le agradeció a la anciana y ella solo lo invitó a que regresara de nuevo. Yoongi le aseguró que así lo haría. De nuevo en su auto, jugueteó con las llaves en su mano, esas ganas de volver a manejar lo invadieron, aunque no con la misma intensidad. Antes de encender el auto, tomó su teléfono. Había dos mensajes, pero rápidamente se dirigió a llamar a su secretaria.